UGT, CSIF y CC OO han iniciado un ciclo de movilizaciones para exigir una subida salarial y mejoras laborales. Denuncian que las negociaciones están bloqueadas desde 2022 y que sus sueldos rozan el salario mínimo interprofesional.
Los sindicatos con representación en la Diputación de Salamanca, UGT Servicios Públicos, CSIF y CC OO, han iniciado una campaña de movilizaciones para exigir un salario digno y un empleo de calidad para los trabajadores de la institución provincial. La primera de estas concentraciones ha tenido lugar este miércoles, 12 de noviembre, de forma simultánea a las puertas de la sede principal en la calle Felipe Espino y frente a la Residencia Asistida Provincial.
La protesta, que aglutina a cerca de 500 trabajadores de los grupos profesionales más bajos, busca visibilizar una situación que califican de insostenible. Se sienten abandonados por una institución que, según denuncian, prioriza a los altos cargos mientras olvida a quienes trabajan directamente con las personas en servicios esenciales como las residencias.
Pedro María Cruz Muñoz, secretario local de la sección sindical de UGT y celador en la Diputación, ha sido una de las voces de la protesta. Ha explicado que la principal reivindicación es una actualización salarial justa y la evaluación de los puestos de trabajo para los grupos inferiores, que han quedado excluidos de las últimas mejoras. "Parece que no le importamos a esta diputación, tales como residencias y demás que nos tienen completamente vendidos, y no nos apoyan en nada", ha lamentado.
El malestar de la plantilla se remonta a julio del año 2022. En esa fecha, según ha relatado Cruz Muñoz, se aprobó una importante subida salarial para los grupos altos de la institución. A los trabajadores de categorías inferiores se les prometió que serían los siguientes en ver mejoradas sus condiciones, pero esa promesa nunca se ha materializado.
Desde entonces, las negociaciones han permanecido paralizadas. "Se reivindica, se reivindica, pero no se consigue nada", ha afirmado el representante de UGT. Los trabajadores denuncian una estrategia de dilación por parte de la Diputación. "Todo sí son buenas palabras, todo es de sí, sí, vamos a negociar, pero no se llega nunca a nada. Siempre es alargar la situación", ha añadido.
La situación económica es uno de los puntos más críticos de la denuncia. Muchos de estos empleados públicos se encuentran con nóminas cercanas al salario mínimo, una circunstancia que consideran inaceptable. "Con los salarios que tenemos hoy en día, pues ya está dicho que no se puede ni comer realmente", ha sentenciado Cruz Muñoz.
La frustración es palpable entre los afectados, que no entienden la brecha salarial existente dentro de la propia administración. "Me parece mentira que seamos funcionarios, que haya gente que trabaja, que se deja, por hablar mal, la vida y que no tengamos ninguna recompensación, solamente la tienen los de Palacio Vasalina y los grupos altos", ha criticado duramente, subrayando que el resto de la plantilla parece no interesar a la dirección, a pesar de trabajar directamente con personas, algo que considera "lo más importante de esta vida".
Más allá del salario, las reivindicaciones incluyen mejoras en las condiciones laborales, especialmente en las residencias. Los sindicatos exigen más personal para poder ofrecer un servicio de calidad, ya que actualmente las ratios de trabajadores son "justa, justa, justa, justa" y en ocasiones no se llegan a cubrir los cupos mínimos necesarios.
Esta precariedad, según los sindicatos, es la causa directa de que la Diputación tenga problemas para encontrar personal. Las condiciones son tan poco atractivas que los profesionales prefieren buscar empleo en otras administraciones como Sacyl. "Todo el mundo se va al Sacyl, y está demostrado que en el Sacyl se cobra más que aquí", ha explicado Cruz Muñoz. La diferencia es notable: "un celador, como en mi caso, cobra 100 euros más que yo después de 20 años" trabajando en la Diputación.
Ante esta falta de avances, los trabajadores han decidido que ya solo les queda la vía de la protesta para ser escuchados. Las movilizaciones continuarán hasta que la Diputación de Salamanca atienda sus demandas y negocie una solución real para los cerca de 500 empleados que se sienten olvidados.
Fotos de David Sañudo