OPINIóN
Actualizado 09/11/2025 08:45:17
Carlos Javier Salgado Fuentes

Ante la destrucción del castillo de la Torre Mocha cabe preguntarse: ¿De haberse acometido la puesta en valor que solicitó UPL en Cortes para este castillo se podría haber evitado esta catástrofe patrimonial?

Esta semana nuestra provincia ha recibido una tristísima noticia. Un yacimiento declarado Bien de Interés Cultural era arrasado y destruido: el castillo de la Torre Mocha, en Naharros del Río (municipio de Pelabravo), cuyos muros que desde hace ocho siglos flanqueaban la orilla sur del Tormes han desaparecido del paisaje para siempre.

Tras este atentado al patrimonio subyace, teóricamente, el desconocimiento alegado por el propietario de la finca en que se ubicaba, que llevó maquinaria pesada para arrasar con los muros del castillo en unas obras realizadas sin permiso y, por tanto, ilegales, tal y como señalaba la propia alcaldesa de Pelabravo, sorprendida por la destrucción del yacimiento, el único Bien de Interés Cultural que albergaba el municipio.

Alegaba el destructor de este monumento que desconocía que los muros eran parte de un castillo ni que fuese un yacimiento que estaba protegido. Y he aquí donde cabe preguntarse también si la administración ha hecho sus deberes, y especialmente la Junta por aquello de poseer más recursos y competencias en materia patrimonial.

Y es que a la Junta le afecta directamente la obligación de cumplir con el artículo 2.d) de la Ley 7/2024, de Patrimonio Cultural de Castilla y León, que encomienda a los poderes públicos fomentar “la educación en materia de patrimonio cultural y la gestión sostenible del mismo, basada en la participación de la ciudadanía, de los propietarios y agentes sociales”, pero también el artículo 17.2, que señala que los Bienes de Interés Cultural “gozarán de la máxima protección y tutela” por parte de la administración.

Y en este caso, parece claro que en esa educación en materia de patrimonio con los propietarios del artículo 2.d) ha fallado estrepitosamente la Junta, o de lo contrario el propietario de los terrenos en que se ubicaba la Torre Mocha no habría alegado que desconocía que era un castillo. Y por ende, la protección y tutela que se debe brindar a los BIC tampoco se ha dado por parte de la Junta en el caso de este castillo destruido.

Pero es más, es que precisamente por lo poco conocido que era el castillo de la Torre Mocha de Naharros del Río, desde Unión del Pueblo Leonés se registró en marzo de 2024 en las Cortes autonómicas una enmienda para actuar sobre este monumento, de cara a garantizar su conservación y ponerlo en valor. Propuesta que se rechazó por el voto en contra de PP y VOX y la abstención del PSOE.

Y ante esto cabe preguntarse: ¿De haberse acometido aquella puesta en valor que solicitó UPL en Cortes para el castillo de la Torre Mocha, con la oportuna señalización, se hubiese podido evitar esta catástrofe? Cuanto menos, el desconocimiento alegado por el propietario para destruirlo hubiese sido un imposible, pues se habría contactado con él para intervenir en el bien, y estando señalizado hubiese quedado más que clara su protección. Pero desgraciadamente hoy tenemos que lamentarnos porque se haya destruido este castillo medieval.

Y es que el castillo de la Torre Mocha de Naharros del Río era un castillo construido a caballo entre los siglos XII y XIII por los reyes de León como parte del anillo defensivo leonés más cercano a la ciudad de Salamanca, para protegerla ante posibles ataques castellanos que pudiesen traspasar las líneas de fortificaciones leonesas de las comarcas de Cantalapiedra, La Armuña, Peñaranda y Alba.

Este castillo era testigo de unos tiempos de guerras afortunadamente pasados, en los que Alfonso IX de León tuvo que reforzar el sistema defensivo del reino tras el ataque de Castilla a las comarcas de Peñaranda y Alba en 1196, en que los castellanos arrasaron y saquearon buena parte de las localidades de estas comarcas, hasta el punto de que este rey de León tuvo que impulsar una nueva repoblación de Alba de Tormes, que resultó gravemente afectada por el ataque castellano.

De esa parte de nuestra historia nos hablaba el castillo de la Torre Mocha de Naharros del Río. De cuando nuestras comarcas más llanas y cerealistas tuvieron que armarse hasta los dientes para evitar ataques y saqueos. De cómo La Armuña y las Tierras de Cantalapiedra, Peñaranda y Alba, con sus torres y castillos de defensa de la frontera leonesa actuaban como tabla de salvación para la ciudad de Salamanca.

Hoy todo eso, en el caso de la Torre Mocha de Naharros, ha desaparecido en un atentado brutal contra nuestra patrimonio histórico, al destruir el propietario del terreno en que se asentaba el yacimiento los restos del castillo, retirando sus muros con maquinaria pesada para usarlos para cegar una laguna de su propiedad. De un plumazo, un monumento con más de 800 años de historia era eliminado.

Personalmente, recuerdo la primera vez que lo visité, y la ilusión que tenía de poder ver un monumento medieval prácticamente desconocido junto a una idílica ribera del Tormes. Me parecía casi un milagro que sus muros siguiesen en pie tras ocho siglos. Tras haber aguantado la dura embestida del Tormes en la riada de San Policarpo de 1626, que se llevó por delante el viejo pueblo de Naharros del Río (que se reedificó un kilómetro más al sur), del que ya solo quedaban los muros del viejo castillo.

Con la destrucción del castillo de la Torre Mocha se ha acabado también con el legado que quedaba del viejo Naharros que se llevó por delante aquella brutal riada del Tormes de hace cuatro siglos. Qué frágil es nuestro patrimonio si no se cuida, y cómo duele solo pensar que ha desaparecido y que nunca podremos volver a visitar esta vieja fortaleza. Me quedo con el recuerdo de aquella ilusión por verlo que ahora se me fue con su destrucción. Qué barbaridad y qué pena.

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