OPINIóN
Actualizado 03/11/2025 07:57:34
Jesús Garrote

No es fácil encontrar una líder positiva en la asamblea de la Casa Escuela Santiago Uno y menos uno masculino. Intentamos construir porvenires posibles con la infancia protegida.

Siempre han sido muy importantes jóvenes que saliendo de situaciones difíciles buscan el bien de los demás y sueñan con cambiar el mundo empezando con los que tienen alrededor y a los que quieren.

Ese corazón bueno y rebelde está contaminado con maltratos y abandono en la infancia que dificulta la resiliencia y la libertad amorosa. A pesar de todo eso están consiguiendo grandes hitos. Pero las mayores dificultades que tenemos en la escuela son los líderes negativos.

En una escuela con profesores acomodados, anodinos y miedosos, el liderazgo se fragua en las redes y ni siquiera en los patios. Me parece fácil mantener la pasión si se cree que la educación puede transformar el mundo.

Hacen falta héroes desinteresados y no egoístas. Debe liderar alguien humilde que pueda ponerse en la piel de las demás personas, que sea consciente de sus limitaciones y no las oculte. Sobretodo debe creer en el equipo, en la tribu, en el pueblo o en la nación. Debe admirar los talentos, los roles y la diversidad de quienes le rodean.

Acabo de leer el Círculo de los días de Ken Follet que rememora la época de la construcción de Stonehenge en el neolítico al sur de Inglaterra. Enraiza la historia de líderes masculinos y femeninos como la sacerdotisa Joia o el manos diestras Self que cambian el devenir de un pueblo alrededor de símbolos, mitos y cuentos.

Pero más reciente, los bulos o los relatos pueden hacer que Einstein y Oppenheimer lideraran el proyecto de la bomba atómica. Después del holocausto nazi ahora unos pocos judíos exterminan un pueblo.

¿ Dónde queda la construcción de héroes y no de monstruos en nuestras escuelas ?. Se ha demonizado Disney, el Evangelio, el Corán y la Torá. Tanto egoísmo y desigualdad ha limitado las grandes emociones por una causa. Creo en las hazañas con un fin de salvación, no con retos exclusivamente personales para sentirse el mejor en algo o superior a los demás.

Creo en el bonito término de la interdependencia que acuñó Gandhi en 1929. Las personas sin la interrelación con la sociedad no pueden notar su unicidad con el universo, ni suprimir su egoísmo.

Encontraremos nuevos líderes buenos, en el arte, la ciencia, la política y la calle.

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