OPINIóN
Actualizado 31/10/2025 07:55:56
Ángel González Quesada

La displicencia, cuando no el desprecio directo o la más detestable condescendencia, perviven hoy todavía en muchas de las formas, modos y maneras con que en España muchas instituciones, personajes y personajillos, cargos públicos y responsables privados, concertados o colocados, hablan de Latinoamérica en general, de algunos países del continente americano en particular y, sobre todo, de los ciudadanos de esos países, en una mezquina celebración continuada de una tan ridícula como caduca e ignorante postura de superioridad dominadora que se arrastra desde los oscuros tiempos de la “Conquista”.

La recuperada (y ficticia, porque no debiera existir) polémica iniciada con la impresentable contestación española a la petición mexicana de un pronunciamiento oficial de disculpa de nuestro país por las atrocidades, crímenes y abusos cometidos por los españoles durante los años (y siglos) posteriores a 1492, se ve en estas semanas salpicada por una reedición de la ya fastidiosa defensa del imperialismo español en América que, en pleno siglo XXI, es incapaz de entender el cambio de usos y costumbres, de actitudes, relaciones y modos de cooperación y colaboración entre países, ni tampoco de comprender y asumir institucional y personalmente una realidad, la de la vileza del comportamiento de los españoles con los habitantes de unas tierras de las que fueron, además, despojados por la fuerza.

El más cutre y paleto nacionalismo español, que pierde todo su valor cuando se quiere asentar en los abyectos comportamientos de los arribistas españoles al “Nuevo Mundo”, se ve hoy abonado, apoyado y jaleado por ideologías no solo de la extrema derecha política, sino por mentalidades, instituciones y cierta forma de intelectualidad, que intoxican con la manipulación interesada de la historia, mediante publicaciones, congresos, informaciones y bulos de distinto tipo que más que reescribir la historia subrayan la historia franquista de una grandeza inexistente y siguen mintiendo una antigua gloria hecha de estandartes, apoyándose en una llamada “Leyenda Negra”, burda coartada inventada hace siglos para servir de argumento justificador de su contrario.

No solo los ataques periodísticos e institucionales que está recibiendo la presidenta de México por reiterar la petición de disculpas al estado español alimentan esas hordas de “neoconquistadores”, sino que las vicisitudes políticas, sociales, económicas o electorales de cualquier país latinoamericano (véanse los ejemplos recientes en Ecuador, Perú, Venezuela, Cuba, Bolivia y otros) son tratados periodísticamente en España con un detestable deje de superioridad y, mucho peor, desprecio y condescendencia hacia gentes, países, lugares, situaciones, soberanías, decisiones y dirigentes, además de existir un creciente racismo, xenofobia patriotera y marginación hacia cualquier latinoamericano que viva en este país.

Hace más de doscientos años, los países de América Latina alcanzaron, no sin graves y sangrientos enfrentamientos, la independencia y la libertad que los españoles les habían robado durante siglos, convirtiéndose además los americanos en dueños de su tierra, en únicos fiadores de su destino y legitimadores de su propia historia, en la que falta aún, y no solo en México, la disculpa oficial del Estado español que incluya el reconocimiento de la injusticia con ellos y, ya en ese camino, aunque no solicitado sí apuntado en estas líneas, la desaparición, por lo menos a nivel oficial, de ciertos adjetivos, ciertas leyendas, ciertas estatuas y no pocos pedestales.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Ciertos pedestales