Recojo mi ejemplar del periódico mensual de papel SalamancaAL DÍA, nº 119, del mes de octubre de 2025. Me llaman la atención las dos primeras páginas en las que se hace una enjundiosa entrevista a José María Rodríguez, Secretario General de Caritas diocesana en Salamanca, resumida en el titular: “La soledad, la salud mental y la falta de vivienda son los nuevos rostros de la pobreza en Salamanca”.
A la pobreza le pasa lo que a todas las dimensiones sociales: el mal innova continuamente, de modo que cada vez es más difícil encontrar salidas viables a los problemas que nos deshumanizan a todos y más virulentamente a los pobres.
El Secretario General de Caritas subraya que el verdadero “problemón” es la vivienda, porque la crisis habitacional ha creado en Salamanca una tormenta perfecta, pues ya no es solo el aumento de los precios de compra o alquiler, sino la escasez, la falta de oferta de vivienda, de modo que, insiste, “muchas familias tienen que compartir piso con otras familias o con otras personas solas”, llegándose en no pocos casos –imagino- al hacinamiento.
¿Quién puede intervenir para solucionar este problemón de la vivienda? La iniciativa pública y la iniciativa privada y, en medio Caritas, Cruz Roja y otras instituciones y oenegés, que se reinventan a medida que lo hace la pobreza. Una de las iniciativas que me llamó la atención en la entrevista es que Caritas gestiona un pequeño parque de viviendas cedidas, ya sea en régimen de comodato o con alquiler social. El comodato es un préstamo de uso de una vivienda sin contraprestación económica por un periodo de tiempo fijado por contrato que otorga el uso de la vivienda, no la propiedad. El beneficiario debe asumir los gastos de funcionamiento. En fin, es conveniente ser abogado para entender bien todo esto, que es un pequeño alivio de este problemón de la vivienda.
Este problemón de la vivienda no se da solamente en España, sino en todo Occidente. Leí en XLSemanal, suplemento dominical de ABC, una reflexión de Danny Dorling, profesor de Geografía Humana en Oxford: “El derecho de acceso a una vivienda propia ha desaparecido para la mayor parte de los menores de 30 años en Occidente”. ¿Por qué? “Hay que remontarse a 2012, todavía con las ruinas humeantes de la crisis financiera. Mientras seis millones de familias estadounidenses perdían sus casas por ejecución hipotecaria, fondos de inversión como Blackstone las compraban por lotes. Urbanizaciones enteras de una tacada”. “Fondos como Goldman Sachs y Cerberus compraron 50.000 viviendas al Sareb (el “banco malo” español). Hoy el conjunto de megatenedores acumula 300.000 viviendas.
¿Qué se puede hacer? Difícil está la cosa. En 2008 circulaban por el mundo unos cuarenta billones de dólares. Hoy son 123 billones. La inmensa mayoría de esa liquidez monetaria la han captado estos gigantescos fondos, que compran vivienda de gran calidad en España y en todo Occidente y eso provoca un aumento desaforado de los precios de la vivienda y uno de los problemas sociales más importantes de este siglo XXI.
Antonio Matilla