La intervención, realizada por las expertas Carmen Diego Espinel y Carmina Fernández Bermejo, ha consistido en un minucioso proceso de limpieza de la porcelana y el bronce dorado, devolviendo el esplendor a las piezas.
Los valiosos candelabros decorativos que flanquean el sepulcro de Santa Teresa de Jesús, en Alba de Tormes, lucen de nuevo en su emplazamiento original tras un cuidado proceso de restauración. Se trata de dos piezas únicas de porcelana de Meissen del siglo XVIII, con figuras de cisnes y monturas de bronce sobredorado, que han recuperado su brillo y detalle.
Las obras, de estilo rococó y con una altura aproximada de 55 centímetros, están ubicadas en los muros laterales del transparente, dentro del arco de mármol blanco que acoge el sepulcro de la santa. La figura de un cisne de porcelana, con sutiles detalles azules y verdes en su base, constituye el elemento central de cada una de las luminarias, combinada con un elegante soporte de bronce.
La temática del cisne es un motivo recurrente en la historia de la porcelana y alcanzó gran popularidad gracias a la manufactura de Meissen. Estas piezas se inspiran en el célebre “servicio del cisne”, diseñado en el siglo XVIII por el maestro modelador Johann Joachim Kändler, una de las obras cumbre de la porcelana europea.
La intervención ha sido llevada a cabo por las restauradoras Carmen Diego Espinel y Carmina Fernández Bermejo, quienes han devuelto a estas joyas del patrimonio salmantino su estado óptimo de conservación durante este mes de octubre.
El tratamiento de conservación ha sido un proceso delicado y metódico, enfocado en respetar la integridad de los materiales originales. Las expertas han seguido un protocolo riguroso para garantizar la correcta preservación de las piezas:
La Manufactura de Porcelana de Meissen, situada en la localidad alemana del mismo nombre, ostenta el título de ser la primera y más antigua de Europa. Fundada en 1710 por orden del elector de Sajonia, Augusto el Fuerte, su creación fue el resultado de años de investigación para desvelar el secreto de la porcelana de pasta dura, hasta entonces importada con gran coste desde China.
Su icónico logotipo de dos espadas cruzadas, establecido en 1722, es la marca registrada más antigua de Europa y un símbolo mundial de calidad y artesanía. A día de hoy, cada pieza se sigue produciendo a mano en su única sede, basándose en un patrimonio inigualable de más de 700.000 moldes y 10.000 recetas de colores históricos.
Inicialmente, la fábrica se estableció en el castillo de Albrechtsburg, pero en 1860 se trasladó a su ubicación actual en Triebischtal. La llegada del pintor Johann Gregor Höroldt en 1720 fue un punto de inflexión, ya que introdujo una amplia gama de colores esmaltados que definieron el estilo decorativo de la manufactura y de toda la porcelana europea posterior.
Propiedad inicial del rey de Sajonia, la empresa pasó a manos del Estado en 1830. Tras la Segunda Guerra Mundial, gran parte de su equipamiento fue confiscado por la Unión Soviética como botín de guerra. Sin embargo, la pericia de sus artesanos permitió reanudar la producción en 1946 utilizando métodos tradicionales.
Con la reunificación de Alemania en 1990, la propiedad de la manufactura regresó al estado federado de Sajonia, que sigue siendo su único propietario. En la actualidad, emplea a más de 400 personas y continúa siendo un referente mundial en la producción de porcelana de alto valor artístico, muy codiciada por museos y coleccionistas de todo el mundo.