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La IA está transformando rápidamente no solo la vida de los especialistas en marketing, redactores publicitarios y expertos en SEO, sino también el ámbito educativo. Hace algunos años, los estudiantes recurrían con frecuencia a los motores de búsqueda y a las bibliotecas digitales. Hoy en día, disponen de una herramienta capaz de redactar en cuestión de minutos todo lo que necesitan, prácticamente sin su intervención.
Estos algoritmos abren nuevos horizontes para la enseñanza. Sin embargo, en la práctica, muchos estudiantes comienzan a jugar con la honestidad académica. Por ello, la identificación de textos creados por IA comienza a desempeñar un papel importante en escuelas y universidades.
La honestidad académica se considera la base del sistema educativo. Cada estudiante debe demostrar por sí mismo sus habilidades, destrezas y conocimientos. Cuando los alumnos utilizan la generación de IA para realizar sus trabajos, es importante utilizar un detector de IA, que es capaz de detectar los patrones de IA y preservar la honestidad académica. Al utilizar la IA, se puede encontrar con:
El uso de la IA no siempre puede considerarse una infracción clara. En algunos casos, incluso puede ser útil. Por ejemplo, cuando se necesita pensar en una idea, comenzar una frase o revisar la gramática. Pero la IA no puede sustituir por completo al estudiante y sus conocimientos durante la redacción de un trabajo, ya que esto pone en peligro la equidad y la honestidad.
La IA tiene un doble impacto en el proceso educativo. Por un lado, permite a los estudiantes formular ideas más rápidamente, buscar información e incluso desarrollar su creatividad al escribir prompts. Sin embargo, por otro lado, existe la tentación de delegar completamente el proceso de redacción de un trabajo o la resolución de un problema a la máquina.
Muchos profesores señalan que detectan el uso de la IA gracias a su perfección. Estos trabajos tienen una estructura lógica, son gramaticalmente impecables, pero no reflejan la individualidad del estudiante. El uso frecuente de la IA hace que el estudiante deje de desarrollar el pensamiento crítico y que el proceso educativo se convierta en una mera formalidad.
Además, el uso masivo de la IA puede provocar una devaluación de los trabajos. Los ensayos y los trabajos de curso pueden generarse mediante algoritmos en un par de minutos, y la propia forma de control perdería entonces su sentido. Por ello, las instituciones educativas tratan de encontrar nuevos enfoques para evaluar el trabajo. Prestan más atención a los exámenes orales, las tareas prácticas en la institución o las actividades de proyecto. Es decir, eligen un formato en el que los estudiantes puedan demostrar sus conocimientos, en lugar de simplemente copiar de la IA.
Preservar la integridad académica es un honor para las universidades y las escuelas. Por eso, cada vez más recurren a innovaciones tecnológicas que pueden ayudar a detectar textos generados por IA. Para ello, existen varios métodos de verificación:
La mejor manera de distinguir un texto generado de uno humano es por su formato y estado. Si el texto es excesivamente fluido, gramaticalmente correcto, pero al mismo tiempo está lleno de plantillas y clichés, es un signo de generación. Además, en estos textos no hay ideas originales ni detalles que revelen la experiencia personal del estudiante, y el contenido en sí mismo será demasiado universal.
Incluso en estas condiciones, las escuelas y universidades han respondido a tiempo a la IA. Ahora se ven obligadas a adaptarse a las nuevas condiciones, mientras que la IA se desarrolla rápidamente. Por lo tanto, en la mayoría de las instituciones educativas se han introducido las siguientes normas:
Es más, incluso en algunos países se está intentando regular a nivel legislativo el uso de algoritmos generativos en la educación. El objetivo principal de todas estas medidas no es prohibir por completo el uso de estas tecnologías. Los estudiantes deben abordar sus trabajos de forma responsable y utilizar exclusivamente sus propios conocimientos.
En Internet se pueden encontrar muchas herramientas que pueden proteger la honestidad de los trabajos académicos. Entre ellas destaca especialmente Smodin, que ofrece una serie de herramientas para verificar y detectar contenido generado. Uno de sus detectores analiza el texto según múltiples parámetros y puede señalar los momentos que le parecen generados.
Sin embargo, además de los detectores, la iniciativa de las propias universidades también desempeña un papel importante. La mejor solución sería crear códigos de honestidad académica e introducir nuevas formas de control del conocimiento. Esto ayudaría a los estudiantes a mostrar iniciativa por sí mismos, a adquirir y compartir experiencias personales. También es importante introducir seminarios para profesores y estudiantes en los que se debatan cuestiones relacionadas con la honestidad en el uso de la IA.