El obispo centra su homilía en la responsabilidad de preservar la herencia teresiana para las futuras generaciones
En el marco solemne de la Basílica de la Anunciación, y con motivo de la festividad de Santa Teresa de Jesús, el obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, ha ofrecido una profunda reflexión sobre el legado, el presente y el futuro de la fe teresiana en Alba de Tormes. Su homilía se ha centrado en la responsabilidad compartida de preservar una herencia espiritual que trasciende los siglos, un mensaje de unidad y compromiso dirigido a toda la comunidad albense.
El obispo ha comenzado su intervención situando la relación entre la villa ducal y la Orden del Carmelo en una larga línea histórica. Ha recordado que la generación actual no es la primera en vivir este vínculo, ni será la última. Con una mirada retrospectiva, ha rendido homenaje a "tantos religiosos frailes que han vivido en esta villa, tantas hermanas, carmelitas descalzas, que han entregado su vida aquí en estos muros". Este reconocimiento se ha extendido a sacerdotes diocesanos y a otras congregaciones, subrayando la idea de haber recibido un testigo de gran valor.
En este sentido, monseñor Retana ha definido el legado teresiano como un bien precioso que exige una custodia activa y consciente. "Hemos acogido un tesoro del cual somos custodios, y tenemos que saber cuidarlo", ha afirmado con rotundidad. Ha insistido en que este deber adquiere un "grado de compromiso todavía mayor" al realizarse en nombre de Santa Teresa, recordando que los momentos de celebración actual son el fruto de una historia construida sobre "nombres propios de personas, hombres y mujeres, consagrados, consagradas, laicos, que han propiciado que lleguemos a este momento".
Tras honrar el pasado, el obispo ha dirigido su segunda mirada al presente, un tiempo que ha calificado de "mucho agradecimiento". Ha hecho referencia a los recientes trabajos de estudio y tratamiento de las reliquias y el cuerpo de la santa, situando estos actos en un plano superior al de los posibles errores humanos. Para Retana, lo fundamental ha sido la vivencia de la fe que estos acontecimientos han propiciado.
"Lo prioritario es la experiencia de evangelización, de entrega, de hacer presente a Jesucristo por medio del mensaje y de la vida de la santa", ha destacado. En su análisis del presente, también ha tenido palabras de especial reconocimiento para aquellos que sostienen la vida de fe y la convivencia en la villa de forma cotidiana, como el párroco y las comunidades locales. Con humildad, ha señalado la diferencia entre quienes participan en actos puntuales y quienes trabajan día a día. "Algunos aparecemos solo en los momentos puntuales, pero los que estáis todos los días sois los que merecéis llevar este tipo de reconocimientos", ha aseverado.
La tercera y última mirada de su homilía se ha proyectado hacia el futuro, un horizonte que ha descrito como "arriesgado" pero lleno de responsabilidad. El obispo ha planteado el presente como una plataforma de lanzamiento para las generaciones venideras, un tiempo para sembrar valores y experiencias que perduren. "El momento presente es la preparación del camino de los que vienen por detrás, a los que tenemos que dejarle también una vida cargada de valores, de virtudes, de experiencias", ha explicado.
Vivir "en clave teresiana" en Alba de Tormes, según Retana, va más allá de los reconocimientos y las medallas. Supone un compromiso activo con la comunidad. Ha hecho un llamamiento a dejar de lado la simbología para centrarse en lo esencial, en el trato humano y en la colaboración. Su mensaje final ha sido una clara invitación a la acción comunitaria y a la preservación de los valores fundamentales que representa la santa.
"Seamos capaces de seguir manteniendo ese clima de fraternidad, de trabajo en común, de apostar por nuestros familiares, vecinos, amigos, visitantes, peregrinos y, sobre todo, por la presencia viva en Alba de Tormes, de la madre Teresa de Jesús", ha concluido el obispo.