OPINIóN
Actualizado 07/10/2025 18:51:37
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El recuerdo más impactante fue la protesta que organizamos por carecer de calefacción en el instituto y soportar un frío gélido en sus aulas

Como un duro mazazo me ha llegado la noticia del fallecimiento de María Dolores de Luis Esteban, mi vieja compañera de estudios del Instituto Fray Diego Tadeo González. Este en su sede originaria de la calle Sánchez Arjona.

Y es que el tiempo no se detiene y los años, muchos ya, no pasan en balde. Por eso, mi recuerdo se funde con los años cincuenta del siglo pasado, en que íbamos al instituto y allí compartíamos horas de clase y de asueto llenos de ilusiones y temores y, si duro es escribir sobre la muerte de un familiar o un compañero de trabajo, también lo es hacerlo sobre quien vivió contigo los años de estudio y juventud.

Yo elegí “letras” como Mari Loli, Mari Eli Delgado, Vicenta Martín y Jesús Galache, estos dos últimos también ya fallecidos, y formábamos el grupito de los cinco de letras a partir de quinto de bachillerato. Con nuestros profes de latín y griego Manuel Palomar y Cándida Velayos, en una relación más estrecha y constante que con el resto de compañeros.

Recuerdo también que en sexto hicimos un viaje de estudios antes de terminar el bachillerato con el preuniversitario y viajamos a Mérida, Sevilla y Huelva y fruto de aquel viaje en el que teníamos de responsable al profesor de francés Don Enrique Bejarano, de imborrable recuerdo, escribí una crónica del mismo que publicó nuestra Voz de Miróbriga. Fue mi bautismo periodístico y en él, mis compañeros, entre los que destacaba Mari Loli, lo pasamos en grande.

Pero, sin duda, el recuerdo más impactante fue la protesta que organizamos por carecer de calefacción en el instituto y soportar un frío gélido en sus aulas. Así, bajo el lema “Huelga o calefacción”, nos convocamos en una jornada sin entrar en clase y marchar en manifestación hasta la Plaza Mayor coreando el citado slogan. Y es que la líder de la revuelta fue Mari Loli, que organizó y dirigió aquel movimiento con gran decisión y eficacia. Todos la apoyamos, pero ella fue nuestra heroína. A resultas de aquello, nuestro director del instituto, que era Don Alejandro Cuesta, tomó buena nota y poco después llegó la calefacción a tan gélido centro educativo. Fue una época difícil, por estar en la era franquista, pero que no nos arredró a ninguno.

Mari Loli, además de muy atractiva, era inteligente y magnífica estudiante y todos la respetábamos y admirábamos. Hubiera sido sin dudarlo una excelente universitaria si hubiera querido. Luego la vida nos separó a todos y nos guió por diversos caminos, pero aquellos años del insti fueron imborrables, como sigue siendo el recuerdo de Mari Loli de Luis Esteban. Con mi pésame a sus seres queridos, entre los que destaco a su hermano y buen amigo José Manuel de Luis, con el que, además, comparto el honroso título de Hijo Predilecto de Ciudad Rodrigo. Descanse en Paz nuestra querida amiga y compañera.

Miguel Cid Cebrián

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