El mercado está maduro para que los profesionales más ambiciosos den el salto. El camino del emprendimiento en seguros ya no tiene por qué ser una batalla en solitario
El mercado de los seguros, tradicionalmente percibido como un bastión de estabilidad y modelos de negocio predecibles, está viviendo una transformación silenciosa pero profunda. Durante décadas, la figura del agente de seguros, vinculado a una sola compañía, fue el pilar de la industria. Sin embargo, en la era de la digitalización y el empoderamiento del cliente, un nuevo perfil profesional emerge con fuerza: el del mediador independiente.
Esta evolución no es casual. El profesional de hoy ya no se conforma con una comisión fija y un catálogo de productos limitado. Aspira a más: a tener control sobre su cartera de clientes, a diversificar su oferta y a construir una marca personal. Pero, ¿cómo se da este salto sin caer en los riesgos de un emprendimiento en solitario? La clave está en comprender los nuevos modelos de negocio que combinan la autonomía del empresario con el sólido respaldo de una gran estructura.
El agente de seguros de toda la vida es un experto en los productos de una sola aseguradora. Este modelo, si bien ha sido la base del sector, tiene ventajas y desventajas muy claras.
Ventajas: El agente vinculado se beneficia de un fuerte apoyo inicial por parte de la compañía. Recibe formación sobre sus productos, un manual de ventas predefinido y un sistema de comisiones estructurado. Para quienes buscan un camino sin grandes incertidumbres, este modelo ofrece un entorno de trabajo seguro.
Limitaciones: La principal desventaja es la falta de independencia. El agente no puede ofrecer productos de la competencia, lo que limita su capacidad para ofrecer la mejor solución a su cliente. Sus comisiones y su crecimiento están atados a las políticas de una única empresa. Además, la cartera de clientes, aunque la gestione, a menudo pertenece legalmente a la compañía, lo que restringe su libertad a largo plazo.
En un mundo donde los clientes son cada vez más exigentes y comparan entre múltiples opciones antes de decidir, este modelo puede quedarse corto.
El deseo de ofrecer un servicio más completo, justo y objetivo empuja a muchos agentes a independizarse. El profesional se convierte en corredor de seguros, una figura clave que actúa como intermediario independiente entre el cliente y las aseguradoras. Sin embargo, esta transición, aunque gratificante, no está exenta de retos.
Para emprender como corredor, es necesario:
Estos obstáculos son los que, a menudo, detienen a profesionales talentosos. La buena noticia es que ya no es un camino de "todo o nada".
El futuro de la mediación de seguros reside en un modelo de negocio que combina la independencia del emprendedor con los recursos de una gran correduría. Para evitar los desafíos de la independencia total y aprovechar las ventajas de una estructura sólida, la mejor opción es unirse a una correduría franquiciada. Este modelo te permite ser el dueño de tu negocio, pero con un socio estratégico que te brinda todo lo que necesitas para competir y crecer.
A través de un acuerdo de colaboración o de una franquicia, el mediador accede a un ecosistema de éxito probado:
Esta solución es el puente perfecto entre la mediación tradicional y el emprendimiento en solitario. Permite al profesional concentrarse en lo que mejor sabe hacer: asesorar a sus clientes, generar confianza y cerrar ventas, mientras la estructura de la correduría se encarga del resto.
El mercado está maduro para que los profesionales más ambiciosos den el salto. El camino del emprendimiento en seguros ya no tiene por qué ser una batalla en solitario. Un modelo híbrido de colaboración no solo reduce el riesgo, sino que acelera el crecimiento y garantiza que el mediador pueda ofrecer un servicio de excelencia, sin limitaciones.
Al elegir el camino de la independencia, eliges el control de tu destino profesional. La clave está en no hacerlo solo.