OPINIóN
Actualizado 03/10/2025 07:58:25
Ángel González Quesada

“Estamos despiertos. Sabemos. Como astros soberbios, caídos, / sentimos la boca glacial de la muerte tocar nuestra boca”.

JOSÉ HIERRO, 'Con las piedras, con el viento', 1950

Escribo estas líneas en la mañana del jueves, 2 de octubre de 2025, y crece la inquietud por lo que sucederá en las aguas internacionales próximas a las costas de Palestina, donde fuerzas militares israelíes interceptan, acosan, obstaculizan y detienen a los cientos de voluntarios que han navegado hasta allí a fin de intentar establecer un corredor humanitario y entregar alimentos y medicinas al pueblo de Gaza.

Además de las manifestaciones masivas (boicot a la Vuelta Ciclista a España, concentraciones y marchas en multitud de ciudades de todo el mundo o declaraciones institucionales -pocas- de condena y rechazo al genocidio que se comete contra el pueblo palestino en colegios, institutos y entidades de diverso tipo), es de destacar, envidiar, apreciar y valorar en su justa medida, que es enorme, el valor, el arrojo, la entereza y el coraje, además de la expresión directa de sus principios humanitarios, solidarios y éticos de quienes, en esos pequeños barcos, han puesto, y todavía, su propia vida en peligro, haciendo frente a la barbarie israelí y a la indiferencia de las cancillerías y los palacios del mundo, en una demostración de la pervivencia, aún afortunadamente, de los focos de entereza y talla humana que, de algún modo, están salvándonos a todos del cada día mayor pozo de indignidad en que la indiferencia amenaza hundirnos.

Hay declaraciones y posturas políticas, en este nuestro país, que avergüenzan a cualquier sensibilidad, cuando son incapaces de condenar el inclemente y brutal genocidio en Palestina, como la rastrera actitud de los partidos políticos de la derecha y la ultraderecha, fundidos en la ruin ignominia del desprecio al sufrimiento. Y hay también pequeños gestos de protesta contra el crimen, que tienen el valor de un mundo, porque se realizan en los ámbitos y los escasos medios que desde las vidas cotidianas apenas influyen en el estado de cosas en Gaza, pero que dejan el poso del abrazo solidario y son, con seguridad, apreciadas por cualquier sensibilidad humana.

Sé que un artículo como este no alterará un adarme una situación que mata y asfixia personas y pensamientos, y que dinamita la confianza en la fraternidad humana, pero contribuirá al menos, eso pretende, a un mínimo homenaje, tributo y recuerdo a cada acción de protesta, por pequeña que sea, y sobre todo a cada uno de los voluntarios que hoy luchan directamente, en las aguas frente a las costas de Palestina, contra la sevicia y el crimen, y que con su valor y su entereza están enviando un mensaje claro, rotundo y directo, y que debía avergonzarles hasta el tuétano, tanto a esos partidos políticos incapaces de enfrentarse y cómplices del genocidio, como, sobre todo, a los palmeros, coleguitas, amiguetes y votantes de esos mismos partidos, que con sus votos y sus indiferencias han elevado, y siguen elevando a las tarimas del poder a dictadores, ignorantes, fascistas e incapaces, que son los principales apoyos y acólitos del monstruo israelí.

Frente al crimen y la crueldad, frente a la ruindad y la sangre, frente al genocidio, el silencio no es ni podrá ser nunca una opción. Callarse es nutrir las armas del desprecio. La neutralidad no existe frente a la imposición y el poder de la fuerza. La justicia se encuentra también en la conciencia del otro. El grito puede ser tanto escudo como arma de defensa. Estamos despiertos. Gritemos, para sabernos vivos.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Para sabernos vivos