OPINIóN
Actualizado 27/09/2025 11:03:09
Francisco Aguadero

El mundo de los drones nos trae una de las grandes transformaciones tecnológicas del siglo XXI por su incidencia y amenazas en la vida de las personas. Máxime en su utilización como arma de guerra. Aspecto en el cual aquí queremos centrarnos, sin olvidarnos de sus consecuencias sociales a través de la tecnología, la política y los conflictos violentos.

Sin pretender abarcar el ancho mundo de los drones, pero sí con la intención de centrar el tema y poder explicarme mejor, podemos convenir en que un dron es un vehículo aéreo no tripulado de tamaño pequeño o mediano, que tiene la particularidad de poder conducirse de forma autónoma y remota, manteniendo un nivel de vuelo controlado y sostenido, en cualquiera de las múltiples misiones o usos en los que se quiera emplear.

Tecnológicamente, el sistema de los drones combina la robótica con la aeronáutica y con la inteligencia artificial en los más avanzados. La propulsión o movimiento de un dron puede dársela un motor de reacción, explosión o eléctrico. Desde el punto de vista de comunicación y telecomunicaciones, los drones están altamente equipados con modernos sistemas de localización GPS, control de radares e infrarrojos, así como cámaras de alta resolución y precisión.

El funcionamiento de un dron no difiere mucho del de otros medios de transporte aéreo como un helicóptero o un avión, aunque en este caso no va tripulado. Pero, como aquellos, se enciende el motor, se pone en marcha y las hélices giran para posibilitar el vuelo. Luego, el piloto va dirigiendo el vuelo desde tierra con los mandos del control remoto. Al igual que los aviones, hay drones que tienen la opción de fijar un rumbo determinado de manera automática. El recorrido es registrado por una cámara cuya imagen puede ver desde su mando el piloto.

Con estas características y capacidades, los vehículos aéreos no tripulados, como son los drones, pueden desempeñar múltiples usos, que van desde fines recreativos y producciones audiovisuales, pasando por usos comerciales, inspecciones de infraestructuras y obras, aplicaciones agrícolas, control de tráfico, vigilancias, observaciones y mediciones climatológicas, extinción de incendios, usos militares de defensa o ataque, entre otros.

En los últimos años, los drones con fines domésticos, recreativos o comerciales, han servido para registrar atractivos turísticos, ofrecer vistas panorámicas o producir contenido audiovisual para la emisión y con destino a la opinión pública. En Estados Unidos ya es posible el servicio de entrega a domicilio de paquetes de hasta 2,3 kg operado por un dron en tan solo 30 minutos después en haber hecho una compra por internet.

Los drones son esencialmente tecnología y, como tal, se puede utilizar para producir el bien o para el mal, todo depende del uso que de ella haga el ser humano, como acabamos de ver. Dado el uso que de los drones se está haciendo en la guerra, cabe preguntarnos ¿Qué es un dron en términos militares? Para el estamento militar, los vehículos aéreos no tripulados, los drones, se elevan estratégicamente sobre el campo de batalla para misiones de reconocimiento, vigilancia, entrenamiento, pruebas, protección de fuerzas, apoyo de combate, guerra electrónica y ataques de precisión.

Esta diversidad de posibles misiones sitúa a los drones como parte central del diseño operativo y la estrategia. Con lo cual, todo parece indicar que los drones serán el arma decisiva en la guerra del siglo XXI, que bien podríamos llamar “guerra de drones”.

Ahora bien, la tecnología de los drones no es nueva, Estados Unidos viene empleando desde hace años aviones de combate no tripulados (drones) en su lucha contra Al Qaeda y otros grupos en Afganistán, Irak, Pakistán, Yemen y otros, sin que nos hayamos planteados qué factores sociales o políticos inducen este nuevo modo de combatir, ni qué dilemas morales conlleva. Volodímir Zelenski, presiente de Ucrania, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU ha señalado que “las armas deciden quién sobrevive”, palabras que invitan a una sería reflexión.

Los drones ya empiezan a utilizarse de forma indiscriminada. El sábado 20 de septiembre, varios niños participaban en una fiesta de cumpleaños en Puerto Príncipe, capital de Haití, cuando unos drones mataron a ocho de ellos. Los drones habrían sido lanzados por la policía mientras el jefe de una banda criminal, Albert Stevenson, celebraba su cumpleaños repartiendo regalos a los más pequeños. Un caso más que viene a poner de manifiesto la alarma de Unicef por la desprotección de los niños ante esta forma de violencia llevada a cabo por las bandas criminales.

Por otro lado, el 9 de septiembre, en una intervención militar, Rusia lanzó más de 400 drones contra Ucrania, 19 de los cuales entraron en el espacio aéreo polaco. Fue la primera vez en la historia de la OTAN en que se derribaron aparatos enemigos en un país miembro de la organización. Operación que ha inducido a las autoridades de la Unión Europea a diseñar un “muro de drones” para blindar sus cielos frente a las aeronaves no tripuladas que el inquilino del Kremlin, Putin, ha convertido en parte fundamental de su estrategia militar de ofensiva y defensa.

La nueva iniciativa del muro de drones, anunciada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pretende establecer en el flanco oriental de Europa una barrera compuesta por drones de reconocimiento, tecnología antiaeronaves no tripuladas, sensores, vigilancia satelital e inteligencia artificial, que constituya una red de alerta temprana, a la vez que un arma disuasoria en todo aquel flanco. Veremos en qué acaba.

Por otra parte, toda tecnología requiere de una regulación que la haga viable y provechosa. La normativa española de drones está determinada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) encargada de regular el uso de drones, aplicando los Reglamentos Europeos RE 2019/947 y RD 2019/945 y sucesivos. Contemplando, entre otros aspectos, el que todo dron debe llevar una placa identificativa y que no está permitido grabar a personas, ni divulgar imágenes de estas, sin una previa autorización por la persona en cuestión. En cuanto a quién puede pilotar un dron, actualmente se exige la Licencia Oficial de Piloto de Drones solo para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS). De otro lado, se eliminó la distinción entre vuelos por motivos laborales o profesionales de los vuelos por ocio y diversión. Siendo la única exigencia el Seguro de Responsabilidad Civil para ambos tipos de vuelo de drones.

Confiemos en el buen uso de esta tecnología y ojalá no hubiera guerras en las qué utilizarla.

Les dejo con Alan Walker Rise of the Drones:

https://www.youtube.com/watch?v=HJv3YLA4duY

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 26 de septiembre de 2025

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