Para este otoño el Ayuntamiento de Salamanca ha preparado y aprobado un Plan de mejoras de las orillas del Río Tormes, cuya ejecución posiblemente se inicie en las próximas semanas.
Por su parte y dentro de la actividad propia de sus objetivos, el Comité antinuclear y ecologista de Salamanca, ha realizado una lectura crítica del Plan municipal citado, desde un punto de vista obviamente más técnico y exigente con sus criterios ecologistas, a la hora de intentar mejorar y limpiar las orillas del río salmantino.
Estas líneas que siguen, están escritas desde la perspectiva de un grupo informal de ciudadanos particulares, no vinculados a las dos instituciones citadas, sino desde su experiencia diaria en contacto con el Tormes y sus riberas y desde su ausencia de preparación técnica en medio ambiente. Es pues, un punto de vista sobre la situación actual de las orillas y el cauce del Tormes a su paso por Salamanca capital, más emocional y estético que técnico. Pero creemos que completa los dos puntos de vista citados al comienzo, menos espontáneos y más técnicos; su valor se lo confiere el hecho de que gran parte de este grupo de ciudadanos vivimos hace tiempo a las orillas del Tormes, recreándonos y también preocupándonos de algunos aspectos que creemos no convendría dejar de contemplar en el Plan Municipal.
Para exponer nuestro punto de vista nos valemos de seis ejemplos, más llamativos, que son como primeras impresiones de un observador atento a varios detalles o problemas actuales, sobre cómo se han modificado espontáneamente las orillas de nuestro río en los últimos cinco años aproximadamente.
Seis fotos señalan los puntos comentados, no porque existan solo esos seis puntos, sino como ejemplos de otros similares.
1) La primera observación (FOTO 1ª) es cómo la acción del tiempo sin apenas intervención alguna, ha creado una barrera de masa arbórea que separa las aguas del río de la vista del paseante, sobre todo en la orilla derecha del río. Poco puede apreciar la belleza de sus aguas y sus corrientes el paseante actual.
2) La misma imposibilidad de contemplar sus aguas le ocurre a los ribereños habitantes de sus orillas, sobre todo en primavera y verano cuando los árboles tienen sus hojas; desde sus ventanas pueden observar los grupos arbóreos, pero no, desgraciadamente, apenas pueden ver el Tormes ( FOTO 2ª).
3) En medio del cauce del río la masa vegetal avanza sin impedimentos, ocupando el espacio de sus aguas más y más (FOTO 3ª)
4) Algunos árboles próximos al puente Enrique Esteban están ya alcanzando la carretera y en breve podrían interferir con el tráfico rodado (FOTO 4ª)
5) En el rincón llamado popularmente El Picón, la maleza ha ocultado totalmente el agua del río ( FOTO 5ª)
6) Un árbol caído sobre el cauce, al lado del Puente Enrique Estevan, ha formado agua estancada, que, a pesar de alguna limpieza esporádica, está llena de restos vegetales y de basura arrojada por transeúntes.
Estos pocos detalles creemos que ilustran la tarea pendiente de saneamiento y embellecimiento del río Tormes, sobre todo a lo largo de su paso por nuestra Capital.