Javier Iglesias ha enviado una carta al ministro Marlaska para que se rectifique la exclusión del mayor fuego de la historia de la provincia, que calcinó más de 10.500 hectáreas y afectó a ocho municipios.
El presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, ha movido ficha ante el Gobierno de España para defender los intereses de los afectados por el devastador incendio de Cipérez. A través de una carta formal remitida al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, Iglesias ha solicitado explicaciones urgentes sobre la exclusión de este desastre medioambiental de la declaración de zonas gravemente afectadas por una emergencia de protección civil, comúnmente conocida como zona catastrófica.
La petición busca corregir una decisión que ha causado sorpresa e indignación en la provincia, ya que el fuego de Cipérez está considerado el mayor registrado en la historia de Salamanca. El presidente provincial confía en que la exclusión se deba a un "error administrativo o técnico" que pueda ser subsanado de forma inmediata.
En el escrito dirigido al Ministerio del Interior, Javier Iglesias subraya la necesidad de revisar los criterios aplicados para que los vecinos y profesionales damnificados puedan acceder a las ayudas estatales que contempla la declaración. El objetivo es que los cuantiosos daños sufridos no queden sin compensación.
El presidente de la Diputación ha sido contundente al respecto, defendiendo la urgencia de la medida para las familias afectadas:
"El incendio de Cipérez es una tragedia para toda la provincia de Salamanca, y las familias que han visto arrasadas sus explotaciones agrícolas y ganaderas no pueden quedar desamparadas", ha declarado Javier Iglesias.
La magnitud del incendio justifica, según la Diputación, su inclusión prioritaria en cualquier paquete de ayudas. El fuego no solo arrasó más de 10.500 hectáreas de terreno, sino que también provocó un gravísimo impacto medioambiental y pérdidas económicas incalculables para agricultores y ganaderos de la zona.
El desastre se originó en el término municipal de Cipérez y su virulencia provocó que se extendiera rápidamente a otros siete municipios colindantes, dejando un paisaje desolador a su paso.