La petición busca corregir la exclusión inicial de este desastre, el mayor en la historia de la provincia con casi 11.000 hectáreas calcinadas, y así facilitar el acceso a ayudas estatales para las decenas de ganaderos damnificados
La herida dejada por el mayor incendio forestal en la historia de la provincia de Salamanca sigue abierta. El presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, ha remitido este mismo lunes una carta formal al Ministerio del Interior solicitando la inclusión del área afectada por el devastador incendio de Cipérez en la declaración de zona catastrófica, un paso fundamental para que los ganaderos damnificados puedan acceder a las ayudas estatales.
El fuego, que se desató el 15 de agosto pasado ha dejado una cicatriz imborrable en el paisaje y en la economía de una quincena de localidades. Con cerca de 11.000 hectáreas calcinadas, las llamas arrasaron pastos, infraestructuras y explotaciones ganaderas en los términos municipales de Cipérez, Villar de Peralonso, Peralejos de Arriba, Espadaña, Puertas, Tremedal y Villaseco de los Reyes. La magnitud del desastre, calificado por el propio Iglesias como el más grave que ha sufrido la provincia, ha puesto en una situación límite a un sector que es el pilar económico y social de esta comarca salmantina.
La iniciativa del presidente de la Diputación surge tras constatar que este desastre ecológico y económico no había sido incluido en las primeras listas de zonas gravemente afectadas por emergencias de protección civil. Iglesias ha expresado su confianza en que esta omisión sea subsanada a la mayor brevedad posible, enmarcando su petición en un tono de colaboración institucional.
"Hoy acabo de mandar una carta al ministro del interior, precisamente para que incluyan el mayor incendio que hemos tenido en la provincia de Salamanca, el incendio llamado de Cipérez, pero que ha afectado a otros muchos municipios con más de 10.500 hectáreas", ha explicado el presidente. En su misiva, subraya la necesidad imperante de que la zona "se incluya como zona catastrófica y tengan derecho a esas ayudas estatales".
La esperanza de Iglesias es que la ausencia en el listado inicial se deba a un descuido administrativo y no a una decisión deliberada. "Yo espero, así lo digo en la carta, que haya sido simplemente un error", ha manifestado, añadiendo que la solicitud se ha realizado "de manera respetuosa". Esta declaración busca facilitar una respuesta positiva y ágil por parte del Gobierno de España, evitando la confrontación política y centrando el foco en la necesidad de los afectados.
Para entender la urgencia de esta petición, es crucial comprender la dimensión de la catástrofe. El incendio no solo ha quemado miles de hectáreas de terreno, sino que ha destruido el medio de vida de muchas familias. Pastos que alimentaban al ganado, naves, cercados y maquinaria agrícola han quedado reducidos a cenizas, dejando a los ganaderos en una situación de extrema vulnerabilidad.
Iglesias ha sido contundente al recordar la gravedad de los hechos: "Creo que es oportuno recordar que es el incendio más importante que hemos tenido en la provincia Salamanca jamás y que ha causado importantes pérdidas en el sector ganadero y a algunos ganaderos de esa zona". La declaración de zona catastrófica no es un mero trámite burocrático; es la llave que abre la puerta a un paquete de medidas vitales para la supervivencia de estas explotaciones.
Entre las ayudas que se podrían activar se encuentran subvenciones directas por los daños sufridos, exenciones en las cuotas de la Seguridad Social, líneas de crédito preferenciales con bajos intereses y beneficios fiscales. Estas medidas son consideradas imprescindibles para que los ganaderos puedan reconstruir sus infraestructuras, reponer el alimento para sus animales y, en definitiva, reiniciar su actividad productiva.
La petición de la Diputación de Salamanca da voz a los alcaldes y vecinos de los municipios afectados y cuya identidad y economía están intrínsecamente ligadas al campo. La recuperación de este entorno natural y productivo es una prioridad absoluta, no solo para los directamente afectados, sino para el conjunto de la provincia, que ve en este desastre una amenaza a la sostenibilidad del mundo rural.