SOCIEDAD
Actualizado 18/08/2025 23:58:48
Toni Sánchez

Juana María Barrado, psicóloga del GRIPDE en Salamanca, explica la labor de intervención psicológica en grandes emergencias como los incendios de Castilla y León. Este equipo de casi un centenar de profesionales ofrece 'primeros auxilios psicológicos' a evacuados y equipos de extinción con el objetivo principal de normalizar sus emociones y evitar que la catástrofe se convierta en un trauma.


Hay uniformes que no se ganan con una oposición, sino con una vocación inquebrantable. Para Juana María Barrado Galeano, psicóloga de emergencias en Salamanca, ese uniforme es un chaleco naranja. "Te puedo jurar que fue el chaleco que más me ha reconfortado ganarme", confiesa a este medio en medio de días caóticos y frenéticos que la llevan de un lado a otro de Castilla y León en el apoyo psicológico a los afectados por los incendios. Este distintivo la identifica como miembro del GRIPDE (Grupo de Intervención Psicológica en Desastres y Emergencias), un equipo de profesionales del Colegio de Psicología de Castilla y León que colabora estrechamente con la Junta, Protección Civil y el 112 para estar allí donde el alma se quiebra: en el epicentro de la catástrofe.

Llegar a portar ese chaleco no es un camino sencillo. Requiere superar una serie de formaciones especializadas y mantener un reciclaje constante. Sin embargo, el requisito fundamental no es académico, sino personal. "No puedes pensar que entras aquí por dinero", advierte Juana María. El trabajo es intenso y emocionalmente demandante, cubriendo desde desapariciones y suicidios hasta los devastadores incendios que asolan en estos días la comunidad. Es una llamada interna, una convicción profunda: "El que quiere ser psicólogo de emergencias lo vive, sí, lo siente y sabe que tiene que estar allí".

La llegada al caos: primeros auxilios para el alma

Cuando se declara un gran incendio y las familias son evacuadas, el trabajo del GRIPDE comienza. Tras ser activados por el 112, su primera acción al llegar al lugar es presentarse ante las autoridades. Aunque colaboran en tareas logísticas si es necesario, su labor está claramente definida. "Nuestra labor es puramente psicológica porque somos los que estamos capacitados para ello", subraya.

El primer paso es evaluar la situación y asegurarse de que las necesidades básicas de los desplazados estén cubiertas. En un entorno con mucha gente mayor, comprobar que han podido coger sus medicinas es crucial, por ejemplo. A partir de ahí, despliegan su principal herramienta: los primeros auxilios psicológicos, una intervención directa para mitigar el impacto emocional de la crisis.

La meta fundamental de su trabajo se resume en un propósito que Juana María recalca con vehemencia: "Lo que perseguimos es que la situación no se les convierta en un trauma de por vida". Para lograrlo, despliegan estrategias psicológicas diseñadas para la intervención en crisis, buscando normalizar las abrumadoras emociones que afloran en los afectados.

Prevenir el trauma: la batalla contra las heridas invisibles con estrategias psicológicas

"Te encuentras con emociones como rabia, impotencia, tristeza y en muchos casos culpa", explica. Muchos vecinos se atormentan con la misma idea: "¿Por qué me he ido del pueblo? Si yo soy el que conozco el terreno y puedo apagar los incendios". La labor del psicólogo es hacerles ver que la evacuación es la mejor opción posible, validando sus sentimientos como una respuesta normal ante una pérdida total del control de sus vidas.

Juana María Barrado insiste en diferenciar su trabajo de una consulta convencional. "Hacemos intervención. Quiero recalcar que no es una terapia como tal", añade. Utilizan sus conocimientos para gestionar las emociones en el aquí y el ahora. Si detectan que alguien requerirá ayuda a largo plazo, le recomiendan buscar apoyo posterior, pero su misión se circunscribe a la emergencia.

Cuidar a los que cuidan: el apoyo a los equipos de intervención

La atención del GRIPDE no se limita a los evacuados. También se extiende a los profesionales en primera línea: bomberos, policías, guardias civiles y sanitarios. Recuerda un caso en un incendio en Zamora, cuando unos guardias civiles encontraron el cuerpo sin vida de una víctima. En aquel momento, fue necesario aplicar una técnica específica: "Hubo que reunirlos a todos, que expresaran todo lo que habían sentido en ese momento, como un círculo de volcar emociones". Un proceso fundamental para que quienes cuidan de la sociedad también puedan procesar el horror.

Con cerca de un centenar de psicólogos en toda Castilla y León, el GRIPDE se organiza en turnos para garantizar una presencia continua, 24 horas al día si es necesario. Un trabajo extenuante, a menudo invisible, pero esencial para reconstruir no solo las casas y los paisajes, sino también la fortaleza emocional de las personas cuando todo a su alrededor se ha convertido en cenizas.

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