Viene del latín respectus, que significa “mirada hacia atrás” o “consideración”.
Siempre lo consideré un mínimo a cumplir en cualquier tipo de relación. Entendiendo la relación como una de las funciones de la vida junto a la nutrición y la reproducción.
En la relación profesor alumno siempre pienso que el profesor se lo tiene que ganar con su autoridad moral que depende de cómo da las clases pero sobretodo de cómo es con los alumnos.
En las relaciones de pareja tiene que ser algo natural y obligatorio . Es un concepto que puede no significar lo mismo para uno que para el otro, las percepciones se salen de la lógica. Permitir que cada uno pueda ser él mismo sin miedo.
En la relación padres e hijos tiene que haber respeto mutuo. Pero la figura de los padres tiene que representar una autoridad educativa adaptada a las edades. No todas las palabras tienen el mismo valor, ni la misma responsabilidad. Las hijas e hijos tiranos son fruto de un déficit de educación.
La credibilidad la refuerza la historia de vida, la historia de las civilizaciones.
Falta respeto en la aceptación de los diferentes. Es difícil entender el racismo, el machismo, la aporofobia, la homofobia o la gordofobia… Proviene de la falta de relación interseccional, si no escuchamos los factores de desigualdad que sufren algunos colectivos nos convertimos en personas intolerantes.
Hay personas que se creen con más derechos, superiores en mérito para una vida digna.
Analizando la actualidad desde la provincia de Zamora con los interminables incendios se percibe también una falta de respeto por los ecosistemas y el futuro del planeta que dejamos a las siguientes generaciones. Descuidos en el campo o intencionados, son la mayor parte provocados por los humanos. Incluso bomberos forestales para tener trabajo, agricultores o ganaderos desesperados.
La solución no es una. Políticamente tendríamos que crear una sociedad más confiada. No es lo que está pasando, toman decisiones responsables egoístas, con fines partidistas de beneficio propio. Somos una democracia que no cree en sus representantes.
El respeto es un silencio que habla y un gesto que abraza sin tocar.
Donde hay respeto el poder se arrodilla ante la dignidad. La dignidad recuerda que ninguna vida puede ser medida ni poseída.