" Lo que más le indigna a un manipulador es, encontrarse a una persona cuya inteligencia supere su astucia"
(William Mercay)
"Para la persona manipuladora, todo el mundo es traidor, si no hace lo que ella quiere"
Vivimos en una sociedad altamente manipulable, donde la información se difunde a gran velocidad y muchas veces sin filtros, facilitando la influencia de medios, líderes de opinión y algoritmos sobre nuestras decisiones, creencias y comportamientos.
La constante exposición a mensajes diseñados para captar atención o provocar reacciones emocionales debilita el pensamiento crítico, lo que hace que las personas sean más susceptibles a la desinformación, la presión social y las tendencias impuestas. En este contexto, la conciencia, la educación y el análisis reflexivo se vuelven herramientas esenciales para resistir la manipulación y actuar con autonomía.
Claudia Nicolasa, psicóloga y experta en comportamiento humano, charla precisamente sobre este asunto con otros colegas, “La manipulación es un tema que está en auge”, admite la psicóloga; “porque se ha generado una corriente de victimismo. Manipulación ha habido toda la vida; la diferencia es que hoy en día tenemos un portal maravilloso para la manipulación como son los medios de comunicación o las redes sociales”.
Una manipulación que puede venir del exterior, sí; pero no siempre. “Hay que romper esa idea de que el manipulador es el otro y que hay que eliminar y neutralizarlo, como si fuese un vampiro malvado. Todos podemos ser manipuladores. Algunos siendo conscientes de ello y de forma deliberada, actúan con una maldad vengativa, con el fin de lograr que la vida del otro sea una autentica desgracia, una humillación hasta llegar a lo más deplorable, y esto, suele acabar en muchos casos en la tragedia que se nos anuncia cada día, lo cual resulta lamentable, más aún si en los casos de manipulación vienen precedidos de separaciones, conyugales, aislamiento de menores, con intervención de tribunales de justicia, que en muchos casos tampoco logran vislumbrar, de tener la sensibilidad y conocimiento con el fin de elaborar medidas justas, que puedan dar equilibrio, a ese desasosiego encarnizado que muchas ocasiones se producen, y que todo empezó con una manipulación.
“La manipulación es algo intrínseco en las relaciones humanas. Cuando hay una relación, una interacción, hay una influencia. Cuando pasa de ser un intercambio sano y genuino, a modificar en cómo me beneficio, hay una manipulación. Si un ser querido tuyo tiene una conducta que a ti te hace cambiar de parecer o hacer algo que no querías hacer; puede ser manipulación”.
Es en estos casos cuando se corre el riesgo no solo de ser manipulado, sino de transmitir este tipo de aprendizajes a tu entorno, incluidos los más pequeños. “Si tú la refuerzas, la haces caso, estás alimentando esa manipulación y sí, puedes convertir a tu hijo pequeño en un manipulador gris (inconsciente)”, explica.
La psicóloga afirma que sí hay personas que nacen ‘malas’, mientras que otros tienen la capacidad de aprender los ‘beneficios’ de la manipulación desde muy pequeños.
“Hay personas que nacen malas de nacimiento, eso que se llama psicopatía primaria, que desde pequeños ya se puede identificar esta falta de empatía, insensibilidad a los castigos, esta falta de culpa, de remordimiento, no empatizan emocionalmente con otros… Pero si eres un niño pequeño y te das cuenta que fingiendo que estás malo tus padres se quedan contigo en casa, cambian de parecer o hacen lo que tú quieres, es manipulación”. Cuestión esta se va acrecentando, por los éxitos que el púber vaya logrando explica esta psicóloga.
“Es importante identificar quién manipula, pero también quién contribuye a eso. Si tienes una madre con mucho miedo a la soledad y que cada vez que tú haces un plan y te vas de casa te dice que le dejas sola y anulas tus planes, te está forzando su manipulación y te está anulando, además de que cada vez sobrepasará más límites”. En alguna ocasión he esbozado esto junto a mi psicóloga, y lo cierto es que llegamos a la conclusión, de que estos casos de dan con demasiada frecuencia, en estos momentos delirantes, de desencuentro familiares, y que no es fácil reconducirlos, aun con terapias aplicadas… Hay niños y jóvenes, que son los que imponen sus demandas y gobiernan los hogares. – tremendo: pues sí.
Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías