El joven salmantino, de 22 años, ofreció un discurso sincero y cercano tras el concurso de playbacks, destacando el arraigo, las tradiciones y el espíritu festivo del municipio
La plaza de Galinduste acogió en la medianoche del viernes al sábado el pregón de fiestas a cargo de Ismael Martín, joven torero salmantino de 22 años, que ofreció un discurso cargado de emoción, cercanía y gratitud hacia el pueblo y sus gentes. El acto se celebró justo al finalizar el tradicional concurso de playbacks y congregó a numerosos vecinos y visitantes.
El diestro comenzó reconociendo que “nunca me había puesto tan nervioso encima de un escenario sin una muleta en la mano” y que sentía “el mismo nudo en el estómago que cuando estoy a punto de hacer el paseíllo”. Con estas palabras, quiso transmitir el respeto y la responsabilidad con la que afrontaba el encargo recibido. “Solo se tiene miedo a las cosas que se quieren”, añadió.
Durante su intervención, Martín elogió el carácter acogedor de Galinduste, “un pueblo con personalidad, con ganas de pasarlo bien, pero también de celebrar y de agradecer”. Subrayó la importancia de mantener vivas las costumbres y tradiciones, y describió las fiestas como “verdad pura”, porque en ellas “se junta lo que somos, lo que hemos sido y lo que queremos seguir siendo”.
También tuvo palabras para los distintos colectivos del municipio: los mayores, “por enseñarnos con su ejemplo lo que cuesta levantar un pueblo”; los jóvenes, “que debéis ser ejemplo de respeto y saber estar”; las peñas, “que no solo se visten igual, sino que laten igual”; y quienes hacen posible las fiestas, recordando además a los que ya no están pero siguen presentes “en cada rincón, en cada brindis y en cada sonrisa”.
Con un tono cálido, invitó a todos a “soltar el móvil, levantar la mirada, abrazar más, brindar mejor y disfrutar como si no hubiera mañana”. El pregón finalizó con una ovación del público tras su cierre vibrante: “¡Viva Galinduste! ¡Vivan vuestras fiestas! Y, cómo no… ¡Que viva la Tauromaquia!”
El discurso de Ismael Martín dejó huella entre los asistentes, que celebraron con entusiasmo una noche marcada por la emoción, el orgullo charro y el sentimiento de comunidad.