PROVINCIA
Actualizado 24/07/2025 09:58:27
Redacción

Impulsado por la Asociación de Vecinos y Amigos, el evento ofrece tres días de música, reencuentros y cultura popular, con un cartel que mezcla lo rural con lo actual, lo festivo con lo emocional

Entre montañas suaves y encinas centenarias, abrazado por el cauce del Tormes, se alza Puente del Congosto, un pueblo donde cada rincón guarda memoria. Con su castillo vigilante, sus Calles empedradas y su puente medieval que le da nombre, esta localidad salmantina es mucho más que un paisaje: es un lugar con alma. El verano aquí no es solo una estación, es una forma de volver, de encontrarse, de celebrar lo que se fue y lo que aún permanece. Así lo entiende su alcalde, Felipe Antón, quien habla del pueblo con profundo respeto, consciente de que cada actividad o iniciativa cultural es también una manera de resistir al olvido y apostar por el futuro.

CHAPUFEST: tres días que suenan a pueblo vivo

Mañana viernes 25 y al 27 de julio, Puente del Congosto vuelve a vibrar con la tercera edición de un festival nacido desde la iniciativa vecinal y que, en palabras del alcalde, “es un factor más a sumar para la promoción del pueblo”. Impulsado por la Asociación de Vecinos y Amigos, el evento ofrece tres días de música, reencuentros y cultura popular, con un cartel que mezcla lo rural con lo actual, lo festivo con lo emocional.

Más allá de los escenarios, el CHAPUFEST es una declaración de intenciones: demuestra que los pequeños pueblos también pueden generar grandes momentos. Con el respaldo del Ayuntamiento, que apoya la organización junto a otras actividades comunitarias, este festival se consolida como símbolo de participación y vida. En tiempos en que muchos municipios luchan por no desaparecer, el CHAPUFEST representa, como afirma el alcalde, “una difícil pero valiosa tarea de seguir adelante”.

Donde el agua y la piedra cuentan la historia

El Tormes no es solo un río: es el alma líquida de Puente del Congosto. A su paso crea rincones mágicos como La Playa, una piscina natural con aguas tranquilas, rodeada de árboles, pozas y merenderos. Espacios como La Bardera o El Nido permiten pasar el día en plena naturaleza. Más allá, el río se encajona entre rocas, formando las famosas “marmitas de gigante” y rápidos que ofrecen un espectáculo de gran belleza.

Pero si el agua da vida, la piedra cuenta la historia. El Castillo de los Dávila, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y el puente medieval son testigos de un pasado noble, defensivo y comunitario. El casco antiguo, que se despliega desde el castillo hasta la Calle Mayor, invita a pasear sin prisa, a descubrir rincones que respiran historia. El Museo de la Trashumancia, único en la provincia, es el broche final para comprender el papel del pueblo como cruce de caminos, cultura y ganado.

Un verano que se construye entre todos

Las fiestas patronales, del 14 al 18 de agosto, son solo el epicentro de un verano intenso. Desde julio, Puente del Congosto se llena de actividades para todos: verbenas, copla, jazz, cine al aire libre, charlas, exposiciones, visitas guiadas... El mérito no es solo institucional: el tejido asociativo —vecinos, hermandades, mujeres, mayores— hace posible una programación rica y compartida.

“Cada colectivo aporta lo suyo”, destaca el alcalde, orgulloso de esa colaboración que mantiene vivo al pueblo. Las fiestas no son solo ocio: son identidad, raíces, emoción.

Y es que Puente del Congosto no necesita inventarse: le basta con mostrar lo que es. Un lugar donde la tradición impulsa, y el verano no se pasa: se vive.

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