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SOCIEDAD
Actualizado 21/07/2025 18:20:47
Vanesa Martins

Sergio Molero, coordinador de la Asociación Juvenil PRODESI, repasa los más de 35 años de historia de la entidad en Salamanca, destacando su evolución hasta ser un referente del voluntariado

La Asociación Juvenil PRODESI nació en el año 1989 fruto de la inquietud de un grupo de jóvenes de Salamanca que querían hacer algo útil por su entorno. La motivación era tan sencilla como poderosa: “Implicarse activamente en la mejora de su barrio y crear espacios de participación para otros chicos y chicas como ellos”, explica Sergio Molero, coordinador actual del proyecto. Con esa idea clara de educar en valores y fomentar la convivencia, comenzaron a organizar actividades culturales y deportivas.

Los inicios fueron humildes. “No contábamos con grandes recursos, así que todo se organizaba gracias a la implicación de jóvenes voluntarios, a favores de gente cercana y a actividades que organizábamos durante el año para recaudar fondos: rifas, mercadillos, actuaciones…”, recuerda Sergio. La infraestructura era básica, pero el ambiente, inmejorable.

Con el tiempo, el proyecto ha evolucionado enormemente. “Ahora hay una programación más estructurada, monitores con formación, protocolos de seguridad y actividades más diversas”, detalla. Sin embargo, insiste en que la esencia permanece intacta: “El espíritu sigue siendo el mismo: crear espacios donde niños, niñas y jóvenes puedan crecer, convivir y disfrutar en un entorno seguro, educativo y lleno de valores”.

La propuesta para 2025: una aventura Pokémon para crecer en valores

La joya de la corona de su programación anual es el campamento de verano. Para este 2025, PRODESI ha preparado una experiencia de 10 días que promete ser inolvidable. “El campamento de este año estará ambientado en el mundo de Pokémon, con una tematización especial que recorre todo el programa: desde las pruebas y gymkhanas hasta las veladas nocturnas y los juegos de grupo”, avanza el coordinador.

El objetivo de esta inmersión temática es claro: “Transformar cada día en una aventura distinta, haciendo que la experiencia sea aún más mágica y motivadora”. A través de juegos cooperativos, talleres y actividades en la naturaleza, se trabajan de forma transversal valores como la amistad, la autonomía, el respeto, la solidaridad y la participación activa.

Un proyecto para todos: la inclusión como pilar fundamental

Aunque sus campamentos se dirigen principalmente a un rango de edad de entre 7 y 17 años, la filosofía de PRODESI es de puertas abiertas. “Trabajamos para que cada campamento sea un espacio inclusivo, en el que cada participante se sienta acogido, respetado y parte del grupo”, subraya Molero.

Este compromiso se materializa en una colaboración constante con diversas entidades sociales. “Colaboramos habitualmente con CEAS, con centros de protección a la infancia, y también con familias con hijos e hijas con necesidades educativas especiales (NEE)”, explica. “Nos adaptamos a las realidades de cada menor, buscando siempre que puedan disfrutar del campamento con normalidad y seguridad. Hacemos lo posible para que nadie se quede fuera”.

Sacar adelante un proyecto de esta magnitud, basado en el voluntariado, implica enfrentarse a importantes retos. Sergio Molero identifica dos como los más significativos:

  • Sostener el compromiso voluntario: “Nuestro proyecto no se sostiene con intervenciones puntuales, sino con una programación anual estructurada que requiere constancia y responsabilidad. Que jóvenes que estudian o trabajan decidan dedicar su tiempo libre a esto y mantener esa implicación sin perder la motivación es todo un desafío”.
  • Conectar con los adolescentes: “A partir de los 13-14 años es muy común que aparezcan otros intereses y que se alejen de este tipo de actividades. Intentamos ofrecerles propuestas atractivas y mayor protagonismo, pero conseguir que sigan sintiendo que PRODESI es su sitio no siempre es fácil. Requiere creatividad, flexibilidad y mucha cercanía”.

El esfuerzo invisible: "Hay muchas horas detrás"

La parte más dura es el trabajo que no se ve. “Hay muchas horas detrás: reuniones, preparación de materiales, ensayos, planificación…”, enumera. En su rol de coordinador, a eso se suma “organizar al equipo, gestionar documentación, mantener contacto con las familias, tramitar seguros, informes, permisos…”. Un desafío logístico que compagina con su vida profesional y personal. “Aun así —concluye—, todo esfuerzo merece la pena cuando ves lo que conseguimos juntos: crear experiencias que dejan huella”.

Un motor social para Salamanca reconocido por la ciudad

El trabajo de PRODESI no ha pasado desapercibido. A lo largo de su trayectoria, han contado con el apoyo de instituciones como la Junta de Castilla y León y la Diputación de Salamanca. “El Ayuntamiento de Salamanca ha sido un apoyo clave”, reconoce, agradeciendo los premios en concursos juveniles que les han permitido financiar actividades abiertas a cientos de jóvenes.

Su implicación es también local, colaborando con asociaciones del barrio y formando parte activa del Consejo Social del Rollo. Mirando al futuro, su próximo objetivo es “avanzar hacia el reconocimiento oficial como entidad de voluntariado por parte de la Junta de Castilla y León, un paso que nos permitiría reforzar nuestro compromiso”.

Sergio Molero concluye con una reflexión que es, a su vez, una reivindicación. “Espacios como los campamentos o las asociaciones juveniles son mucho más que entretenimiento: son herramientas de primer nivel. A través del juego, la convivencia y el grupo, los niños y jóvenes aprenden, crecen y se construyen como personas”.

Por ello, lanza un llamamiento a las administraciones, las familias y la sociedad en general para que valoren y apoyen estas iniciativas. “Invertir en educación no formal es apostar por una sociedad más sana, más comprometida y humana. Y, como siempre decimos en PRODESI: si esto sigue adelante, es porque hay mucha gente que cree en ello”.

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