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Actualizado 16/07/2025 11:34:05
Toni Sánchez

La Salamanca no católica es un mosaico vibrante, diverso y en constante transformación. Un reflejo de una sociedad cada vez más plural, donde conviven iglesias históricas con comunidades emergentes, unidas por la fe en Cristo pero separadas por un sinfín de matices que desafían cualquier simplificación

Al buscar “comunidades evangélicas en Salamanca” en internet, emerge un listado heterogéneo que dibuja un mapa religioso mucho más complejo y fragmentado de lo que el término sugiere. Lejos de ser un bloque monolítico, el universo de las confesiones cristianas no católicas en la ciudad es una amalgama de grupos con orígenes, teologías y estructuras muy dispares.

Una realidad en constante ebullición, impulsada en gran medida por los flujos migratorios, y donde en la mayoría de los casos las comunidades aparecen y desaparecen de una manera muy rápida, según han explicado a SALAMANCArtv AL DÍA fuentes expertas en el diálogo interconfesional.

¿Quién es quién en el universo 'evangélico' de Salamanca?

En un sentido estricto, la denominación Iglesia Evangélica en Salamanca corresponde principalmente a una confesión concreta, la Asamblea de Hermanos. Sin embargo, bajo el paraguas popular de “evangélico” se agrupan realidades muy distintas. Según los datos recopilados, este es el panorama de las principales comunidades con presencia estable en la ciudad:

Asamblea de Hermanos: Son los que se autodenominan formalmente como Iglesia Evangélica. Cuentan con una comunidad principal en el Paseo de la Estación y una segunda en la calle Volta.

Iglesia Bautista: Tienen su lugar de culto en Santa Marta de Tormes y, aunque son una denominación histórica, mantienen su independencia.

Iglesia Adventista del Séptimo Día: Se identifican por guardar el sábado como día de descanso. Su templo se encuentra en la zona del Paseo del Rollo, en la calle Doctor Gómez Ulla.

Iglesia Anglicana: Parte de la Comunión Anglicana, la Diócesis católica les ha cedido el uso del histórico templo de Santo Tomás Cantuariense para sus celebraciones.

Iglesias Pentecostales: Constituyen el grupo más numeroso y diverso. Incluyen comunidades como la Iglesia Evangélica de Filadelfia, con fuerte presencia en la etnia gitana, y otras muchas de origen latinoamericano como el Centro Cristiano de Jesús o el Movimiento Misionero Mundial.

Iglesia Ortodoxa: Aunque no son evangélicos, forman parte del mapa cristiano no católico. Principalmente rumanos y ucranianos, utilizan la iglesia del convento de las Úrsulas, cedida por la Diócesis.

La inmigración como motor de un paisaje religioso en constante cambio

Uno de los factores clave que ha reconfigurado este panorama ha sido la inmigración, especialmente la proveniente de América Latina. Este fenómeno ha impulsado la proliferación de numerosas iglesias, a menudo de corte pentecostal, que funcionan como células independientes y muy ligadas a un líder carismático. “Si viene un pastor que es líder de Honduras, de Bolivia o de Perú, por ejemplo, en el bajo de un edificio se monta su iglesia y crea la comunidad”, detallan las fuentes consultadas.

Esta dinámica ha generado una gran atomización. Muchas de estas comunidades no pertenecen a federaciones más amplias como la FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España) y su existencia es a menudo efímera. A menudo, el nexo de unión de estas “células” es la nacionalidad de sus miembros, creando espacios de culto para personas procedentes del mismo país.

Un abismo de matices: las profundas diferencias teológicas y estructurales

Las diferencias entre estas confesiones son profundas y abarcan desde la teología hasta la estructura organizativa. Cada uno se considera único e incide en una serie de matices. Por ejemplo, los adventistas del séptimo día marcan su identidad en la observancia del sábado como día de descanso, en contraposición al domingo mayoritario en el cristianismo.

Otras diferencias notables se encuentran en el número de sacramentos: mientras la Iglesia Católica reconoce siete, la mayoría de las confesiones evangélicas solo consideran dos: el bautismo y la Santa Cena. A diferencia de las iglesias protestantes históricas como la luterana o la calvinista, que no tienen presencia organizada en Salamanca, muchas de las nuevas comunidades son de corte pentecostal, caracterizadas a menudo por una postura conservadora.

El diálogo ecuménico: puentes frágiles y una indiferencia mayoritaria

La relación entre las distintas confesiones cristianas en Salamanca tiene su principal punto de encuentro en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra cada año del 18 al 25 de enero. A esta iniciativa suelen responder positivamente los ortodoxos, los anglicanos y la mencionada Asamblea de Hermanos.

Sin embargo, la respuesta de otras comunidades, como los baptistas o la mayoría de grupos pentecostales, ha sido históricamente de indiferencia. A pesar de ello, existen puntos de confluencia. La oración y la espiritualidad son un terreno común, como se manifiesta en la vigilia de Pentecostés. Asimismo, las causas sociales rompen barreras: “Lo que rompe las fronteras interconfesionales es la solidaridad con los grupos que sufren más. En el tema de oración por la paz confluimos fácilmente”.

Grupos en la periferia del cristianismo: Testigos de Jehová y Mormones

El mapa religioso salmantino se completa con grupos que, aunque utilizan la Biblia, no son considerados cristianos por las confesiones mayoritarias debido a diferencias doctrinales fundamentales. Es el caso de los Testigos de Jehová y los Mormones (Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), ambos con presencia en la ciudad.

Los Testigos de Jehová, conocidos por su revista ‘Atalaya’, se caracterizan por una “interpretación muy literalista” de las escrituras, su creacionismo y sus posturas sobre temas como las transfusiones de sangre, que generan enormes conflictos éticos en el ámbito sanitario. “Se aprenden de memoria una serie de versículos que son los que van a repetir continuamente”, explican las fuentes, señalando la dificultad de un diálogo teológico profundo con ellos.

En definitiva, la Salamanca no católica es un mosaico vibrante, diverso y en constante transformación. Un reflejo de una sociedad cada vez más plural, donde conviven iglesias históricas con comunidades emergentes, unidas por la fe en Cristo pero separadas por un sinfín de matices que desafían cualquier simplificación.

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