La Comisión Popular de Festejos, formada este año por los quintos del 82, repartió más de 200 kilos de carne de toro guisada de manera gratuita, acompañada de cerveza o agua, entre los asistentes.
Moraleja vivió este lunes un día vibrante, cargado de actividades y marcado por el espíritu festivo que caracteriza sus celebraciones patronales en honor a San Buenaventura. Aunque se trataba del penúltimo día de fiestas, lejos de decaer el ánimo, la localidad cacereña mostró una energía contagiosa que llenó sus calles de vida y comunidad.
Tras los actos religiosos matutinos y el penúltimo encierro urbano, uno de los momentos más esperados llegó con el reparto popular de carne de toro guisada, una tradición profundamente arraigada en la identidad festiva moralejana. La Comisión Popular de Festejos —este año integrada por los nacidos en 1982— asumió con entusiasmo la tarea de preparar y distribuir más de 200 kilogramos de este suculento plato, cocinado según las recetas tradicionales de la zona y ofrecido de forma dádiva a vecinos y visitantes.
Más de medio millar de personas se congregaron en torno al punto de reparto, donde aguardaron en una fila ágil pero nutrida, para recoger su ración de carne acompañada de pan, cerveza o agua. Este gesto, sencillo pero cargado de simbolismo, no solo sacia el apetito, sino que refuerza la cohesión social y el espíritu de hospitalidad que caracteriza a Moraleja. Es, además, una forma de mantener vivas las costumbres populares y de consolidar los lazos entre generaciones, visitantes y locales.
La jornada, sin embargo, no se limitó al banquete. En las inmediaciones de la iglesia, un inmenso parque acuático también auspiciado por los nacidos en año del mundial de fútbol de España instalado por la empresa ubicada en La Moheda de Gata, DivertiXalima, que ofrecía a los más pequeños una alternativa lúdica y refrescante. Inmensos hinchables, toboganes y juegos de agua permitieron que niños y niñas disfrutaran del calor veraniego con diversión y risas, antes y después de probar también su porción del sabroso guiso.
Esta combinación de tradición, gastronomía y entretenimiento familiar sirvió de preludio perfecto para el cierre de las fiestas patronales. Una jornada que deja huella por su carácter integrador y festivo, y que sin duda contribuye a preservar el legado cultural de Moraleja con un sabor, literalmente, inolvidable.