Hasta sus votantes saben ya el peligro que Tramp supone para el mundo entero. Sobra pues entrar en detalles. Ya se encarga él de presumir de su odio a las democracias, a los derechos humanos y a la paz.
La catadura moral de Netanyahu también es del dominio público. El viernes, en Gaza, la cifra alcanzaba los setenta y siete mil asesinatos, y mientras una fila de mujeres y niños esperaba una ración de alimentos en la puerta de una clínica manejada por una ONG un bombardeo le arrancó la vida a diez niños palestinos y cinco mujeres.
Y las cifras de muertos, heridos y torturados crecen, y crecen los daños de toda índole, y crece la indiferencia de las grandes potencias, y crece el número de indiferentes, y crece el incondicional apoyo de Trump a un criminal de guerra que en un gesto de gratitud ha solicitado para él el Premio Nobel de la Paz.
Me he quedado sin palabras para seguir escribiendo.