El cambio incluye una nueva oferta que fusiona pinchos elaborados y tapas tradicionales con comidas, además de una significativa ampliación de horarios para la temporada de verano.
En un panorama gastronómico en constante evolución, donde las demandas de los comensales se transforman y la versatilidad se convierte en la clave del éxito, el Restaurante de la Santa ha decidido dar un paso estratégico. El establecimiento se ha embarcado en una profunda reinvención para adaptarse a los nuevos tiempos, fusionando la alta cocina con la cultura del tapeo en un formato que promete dinamizar su oferta y atraer a un público más amplio. Su gerente, Juan Antonio Pascual Pastor, ha desvelado los detalles de esta nueva y emocionante etapa.
La transformación se articula en torno a un concepto central que está ganando cada vez más adeptos en el sector hostelero: el gastrobar. Se trata de un modelo híbrido que busca derribar las barreras entre la formalidad de un restaurante y la atmósfera relajada de un bar. Pascual Pastor lo ha explicado con claridad: "Vamos a ser un restaurante gastrobar, vamos a abrir nuestra barra, vamos a dar tapas elaboradas y pinchos del día, pero no vamoos a dejar de lado las comidas".
El corazón de esta nueva propuesta reside en una oferta culinaria que equilibra con maestría la innovación y el respeto por las raíces. La idea es ofrecer bocados de alta calidad, perfectos tanto para un aperitivo rápido como para una cena informal a base de tapas.
"Tostas, montaditos y tapas elaboradas, la jeta, que es muy tradicional aquí, gildas y y croquetas, todo casero, todo hecho en casa", ha detallado el gerente. Esta afirmación subraya dos pilares fundamentales del nuevo proyecto. Por un lado, la apuesta por creaciones sofisticadas como las tostas y montaditos, que permiten una gran creatividad. Por otro, el profundo respeto por el recetario local, destacando productos tan emblemáticos en Salamanca como la jeta. La mención a las clásicas gildas y a las imprescindibles croquetas, con el matiz de que todo será "casero, hecho en casa", funciona como un sello de garantía y una declaración de intenciones contra la estandarización industrial.
Este giro estratégico no supone una renuncia a su identidad como restaurante, sino una expansión de sus posibilidades. El objetivo es crear un espacio polivalente donde cualquier cliente encuentre su lugar, sin importar la hora o el motivo de su visita. Se trata de una democratización del buen comer, adaptada a un estilo de vida más flexible y espontáneo.
Juan Antonio Pascual Pastor lo ha resumido de forma elocuente: "abrimos el abanico de todo. Sigue siendo restaurante, pero más entre restaurante y Gastrobar, puede venir a tapear en cualquier momento". Esta flexibilidad es, quizás, la mayor fortaleza del nuevo De la Santa. El cliente ya no tendrá que elegir entre una comida completa con reserva o un pincho rápido en una barra abarrotada; aquí podrá tener lo mejor de ambos mundos. Se podrá disfrutar de una comida de negocios, una cena familiar, un vermú con amigos o un picoteo improvisado, todo bajo el mismo techo y con el mismo estándar de calidad.
Para dar soporte a esta nueva filosofía de apertura y flexibilidad, el restaurante también ha ajustado sus horarios, especialmente de cara a la temporada estival. La intención es acompasar el ritmo del establecimiento al de sus clientes, ofreciendo servicio de manera casi ininterrumpida.
"Vamos a abrir todos los días ahora en verano, de 8 a una y media de la noche, fin de semana hasta las dos y media", ha confirmado Pascual Pastor. Esta ampliación horaria, que cubre desde el desayuno hasta bien entrada la madrugada durante los fines de semana, posiciona al Restaurante de la Santa como un punto de referencia gastronómico a cualquier hora del día.