En el Museo “Ángel de la Torre”, un acto muy emotivo recuerda la necesidad de alzar la voz contra la barbarie que sufre Palestina
En el Museo “Ángel de la Torre”, un acto muy emotivo recuerda la necesidad de alzar la voz contra la barbarie que sufre Palestina. El antiguo molino de la luz se ha convertido, como tantos rincones de este pueblo que apuesta por la cultura y el compromiso, en un espacio abierto que acoge entre sus paredes de piedra y el recuerdo de la tarea del tipógrafo. Y es ahí, entre las máquinas de hacer libros, donde se presenta un libro que alza la voz contra el genocidio.
Y no puede tener mejor escenario. Morille y sus dos alberges de peregrinos, ha acogido en el 2024 a mil cien personas que se han quedado en este rincón privilegiado que luce un paisaje de exquisitas casas rurales, un cementerio de arte, piezas escultóricas y una residencia de arte que da vida y valor a sus calles. Su tienda y su bar son un hervidero de actividad y no solo en este verano ardiente que se refresca en todos los rincones de la provincia con gente, no, Morille es un ejemplo de vida diaria y lo muestra en la asistencia a un acto en el que el pueblo es protagonista y lee los poemas de los autores palestinos. Una lectura sentida y dolorosa.
Para el alcalde Manuel Ambrosio Sánchez, este libro es una tarea colaborativa que casa muy bien con el espacio del Museo de la Imprenta. Un libro de título valiente y un acto necesario porque, en sus palabras, faltan actos como este. Hemos asumido, afirma, un léxico de la barbarie y se precisa acción individual, gubernamental para nombrarla, y por supuesto, a esta obligación moral para denominar este genocidio, se adhiere el ayuntamiento de Morille en su deseo de justicia internacional. Palabras a las que siguen las de Ferchu de Castro, artífice, junto a la poeta y profesora de la USAL, Ángeles Pérez López de la coordinación de este libro. Para Ferchu, el objetivo de esta publicación es la necesidad de decir “Basta ya”, citando a la también poeta Montserrat Villar quien afirma que la poesía es belleza y resistencia.
Una belleza que convierte en música y emoción una parte significativa del coro Pilar de la Sota. Marce a la voz, Paz en la percusión y Mónica en la exquisita flauta travesera, ponen música sentida y emocionada a una lectura dolorida. Al relato histórico del nacimiento del estado de Israel explicado muy claramente por Honorio Cardoso, le siguen las palabras de la poeta Ángeles Pérez López que nos recuerda, precisamente con palabras de una filósofa de origen judío, Hannah Arent, el peligro de la banalidad del mal, y el deseo, tras el acto de una lectura conjunta de poemas en el 2024 en muchas provincias españolas contra la intervención en Gaza, de convertir aquella lectura de poesía, aquel acto teatral, musical, en un libro. Un libro con una importante carga artística de pintores e ilustradores, maquetado de forma muy original por Carmen Borrego, que ahora se presenta y cuya venta íntegra será destinada a los niños y mujeres de la franja, un libro de portada dolorosa, de palabras que “nos arden en la boca” y que escuchamos sobrecogidos de nuevo.
Porque, recuerda la poeta, un año y unos meses después de aquella lectura en la Biblioteca Torrente Ballester, un espacio también hospitalario y solidario, todo sigue igual o peor, y vuelven a resonar los versos de los autores palestinos leídos por las gentes de Morille en su Morille, los versos de Chema García, Ajo Diz, Luis Ramos, venido de su Zamora de San Juan a engrandecer este acto, y Agustín B. Sequeros, versos de poetas de ese lado del dolor que se dejan oír entre los muros de piedra que tanto han visto y que ahora custodian el empeño de un pueblo decidido a no olvidar el pasado y a vivir el presente con deseo de futuro. Un espacio de palabra que ha sido música, solidaridad, poesía y denuncia. Y tras la hermosa cristalera, la tarde ardiente de un junio que parece agosto, las encinas que se extienden más allá de las eras y el descanso del sábado en tiempo de siega. “Nos falta calle” ha afirmado el poeta zamorano Luis Ramos… pero nos sobra en Morille campo y fuerza. Ahí, en la hermosa casa de la imprenta.