SOCIEDAD
Actualizado 26/06/2025 11:23:30
Vanesa Martins

Desde la ONCE en Salamanca, Esther Pérez explica la actualidad y todos los recursos que ofrecen

Con casi 840 afiliados, la Organización Nacional de Ciegos Españoles en Salamanca ofrece un vital entramado de servicios tecnológicos, rehabilitadores y sociales, enfocados en la calidad de vida y la sensibilización, como explica su directora, Esther Pérez.

En Salamanca, se erige como un pilar fundamental de apoyo para personas con ceguera o deficiencia visual grave, ofreciendo un camino personalizado hacia la autonomía.

Esther Pérez, directora provincial de la ONCE, subraya que la intervención se adapta a cada individuo: “Elegimos solo lo que nos interesa, porque claro, no todo el mundo tiene las mismas necesidades”, explica.

Desde el primer contacto, una trabajadora social diseña un programa de atención personal, complementado si es preciso con apoyo psicológico. La tecnología juega un papel crucial, con el tiflotecnólogo enseñando a usar herramientas como lectores de pantalla (Yaos, VoiceOver) o aplicaciones innovadoras como Synapi (descripción de imágenes por IA) y BeMyEyes (asistencia por videollamada de voluntarios). “Son geniales”, afirma Pérez, destacando su impacto diario.

Paralelamente, el técnico de rehabilitación se enfoca en la autonomía física, desde el manejo del bastón hasta adaptaciones domésticas. Este apoyo se extiende al aprendizaje de recorridos, buscando “tener la mayor autonomía posible”. La animación soc i o c u l t u r a l combate la soledad, especialmente en afiliados m a y o r e s , con actividades como cine, gimnasia o tertulias. El voluntariado es otra pieza clave, con una enriquecedora dualidad: la ONCE recibe ayuda externa y promueve que sus propios afiliados sean voluntarios, fomentando el empoderamiento y la comprensión mutua.

La ONCE en Salamanca atiende a casi 840 afiliados, un 40% de ellos fuera de la capital. Entre los casos más complejos se encuentran las personas con sordoceguera. Aunque muchos conservan algún resto visual o auditivo, existen situaciones extremas. Pérez menciona a Ángel como “el caso más extremo que tenemos”, una persona que “nos necesita en su día a día”.

La comunicación con personas sordociegas sin restos sensoriales puede realizarse mediante el dactilológico en la palma. Un detalle a menudo desconocido es su bastón distintivo, blanco con franjas rojas. “No se sabe”, lamenta Pérez, subrayando cómo esta invisibilidad dificulta el apoyo ciudadano.

Esther Pérez enfatiza el poder de la divulgación: “Es súper importante que haya gente que lo visibilice. Porque sensibilizar es informar. Si no estás informado, no te paras a pensarlo”. La ONCE realiza una activa labor en colegios, invitando a los más pequeños a conocer estas realidades para que “lo van a contar por ahí”.

Educar desde la infancia es vital, “porque es parte de la diversidad humana, no todo el mundo ve igual y todo el mundo oye igual”, sentencia Pérez. La sordoceguera, al ser “tan minoritario”, a veces “se nos pasa por alto incluso a los ciegos”, admite, de ahí la necesidad de mediadores y atención constante.

En definitiva, la ONCE en Salamanca teje una red de servicios, tecnología y calor humano que busca derribar barreras, construyendo puentes hacia una vida más autónoma e inclusiva, un esfuerzo que requiere la conciencia de toda la sociedad.

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