Presentado por el alcalde Domiciano Morales, Montero ofreció un emotivo discurso repasando sus vivencias en el pueblo y cómo sus valores inspiraron su pionero trabajo en el tratamiento del dolor crónico.
La emoción y el recuerdo de tiempos pasados impregnaron El Cubo de Don Sancho este sábado, 21 de junio, con la proclamación de sus fiestas del Corpus. Un acto que tuvo como protagonista al hijo del pueblo Federico Montero Cuadrado, quien ofreció un pregón cargado de vivencias personales y gratitud, tres días después del tradicional chupinazo.
El encargado de presentar al pregonero fue el alcalde de la localidad, Domiciano Morales. En su intervención, Morales agradeció la asistencia de todos los presentes, incluyendo a los alcaldes de pueblos cercanos como Cipérez, Buenamadre, Pelayo, Peralejos de Abajo, Boada, Martín de Yeltes y Retortillo. "Creo que es bueno que estemos en contacto, compartimos ilusiones, problemas, etc… Tenemos que luchar por una causa común unidos", afirmó el primer edil.
Morales recordó que este es el segundo año consecutivo que la proclamación se celebra el sábado de Corpus, sucediendo a la presentadora y periodista Esther Vaquero. Sobre Montero, destacó que, aunque "no tan mediático", es "igualmente muy famoso y de reconocido prestigio en su profesión a nivel nacional e internacional".
El alcalde esbozó la impresionante trayectoria de Montero: Diplomado y Graduado en Fisioterapia por la Universidad de Salamanca, y creador y coordinador de la Unidad de Estrategias de Afrontamiento Activo para el tratamiento del dolor crónico en Atención Primaria de Sacyl. "Federico Montero, junto con Miguel Ángel Galán (fallecido hace cuatro años), han sido los impulsores de un proyecto pionero en el ámbito nacional", explicó Morales, añadiendo que esta unidad en Valladolid es la primera, con planes de extenderla a otras provincias y comunidades.
De hecho, sanitarios de Madrid, Cataluña, Extremadura o Cantabria acudirán a formarse bajo su dirección. "Creo que el próximo año estará implantado en Salamanca", adelantó el alcalde. Más allá de su currículum, Morales resaltó de Fede "su categoría humana. Su sencillez, su carácter afable y su disposición siempre para ayudar a quien lo necesite", y cómo "presume de El Cubo de Don Sancho esté donde esté".
Tras recibir un caluroso aplauso, Federico Montero tomó la palabra, confesando su sorpresa y orgullo por la invitación, especialmente tras el listón dejado por Esther Vaquero. "Siento que hay muchas personas que lo merecen más", admitió con humildad, antes de embarcarse en un emotivo recorrido por sus recuerdos.
Montero compartió cómo muchos de los valores de su innovadora unidad –la solidaridad, la humanización, el trabajo en equipo, la educación– "nacieron aquí, en El Cubo de Don Sancho". Rememoró su infancia, "sentado junto a la chimenea, acompañado de mis padres, mis hermanas y mis abuelos, Esperanza y Celedonio", y un barrio "lleno de vida".
Un capítulo especial dedicó a sus maestros de escuela (Dori, Doña Pili, Don Antonio, Don Alejandro) y a Don Marcelino Legido, "un verdadero guía espiritual y humano". No faltaron anécdotas de su paso por el instituto en Vitigudino, sus años universitarios en Salamanca, y las inolvidables vivencias con sus Quintos del 2000, cuyo 25 aniversario celebrarán este verano.
A lo largo de su intervención, 'Fede el de Rosa Lía y Fede', como se le conoce cariñosamente, transmitió su profundo arraigo y el orgullo de llevar el nombre de El Cubo "por bandera esté donde esté", reconociendo que incluso sus pacientes y alumnos saben de su origen salmantino.
Finalizada su intervención, el alcalde Domiciano Morales hizo entrega a Federico Montero de una placa conmemorativa, obra del artista local Víctor Picado, como recuerdo de este especial momento, que fue sellado con los aplausos del público.
La jornada festiva continuó con una concurrida degustación de patatas con carne para unas 500 personas, para la que se emplearon 70 kilos de ternera y 80 kilos de este tubérculo, todo ello regado con sangría.
Para la tarde de este sábado, el programa incluye una clase práctica de alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca en la plaza de tientas de Rollanejo. La noche estará amenizada por la verbena a cargo de la orquesta Seven.
Mañana domingo, último día de las fiestas, los más pequeños podrán disfrutar de actividades infantiles. Y como broche a las celebraciones, no faltará la tradicional paella popular.
Queridos vecinos/as, compañeros, visitantes, y amigos, como diría alguno: "Me llena de orgullo y satisfacción ser el pregonero de estas fiestas". Soy Federico Montero Cuadrado, en el Cubo: Fede el de Rosa lía y Fede, aunque últimamente aquí en este pueblo empiezo a ser más conocido como el tío de Marina, Sabina y/o Sofía... Toda la vida he sido "Fede hijo" o "Fede el del Cubo".
Cuando la corporación municipal me propuso dar el pregón, la verdad es que me sorprendió mucho. No me veía yo metido en estos "berenjenales", pero también sentí un gran orgullo y responsabilidad, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de quienes me han precedido, como mi amiga Esther Vaquero, que el año pasado lo hizo de maravilla. Confieso que me pregunté: "¿Y por qué yo?” Siento que hay muchas personas que lo merecen más. Pero me respondieron que siempre he estado dispuesto a echar una mano -y parece que conozco bien las espaldas, tobillos y hombros de muchos vecinos- y que ahora, además, en lo profesional, me dedico a hablar y trabajar con algo tan innovador como el tratamiento del dolor crónico. Me dijeron también que siempre llevo al Cubo de Don Sancho por bandera... y eso sí que es verdad.
Cuando empecé a escribir este pregón, lo primero que hice fue preguntarle a la inteligencia artificial: “¿Quién es Federico Montero Cuadrado?" Y su respuesta me sorprendió incluso a mí. Me describía como doctor en Fisioterapia, investigador y un profesional clave en la transformación del abordaje del dolor crónico en España, junto con Miguel Ángel Galán (QEPD). Juntos creamos las Unidades de Afrontamiento Activo, centradas en un enfoque innovador, humano y solidario. Muchos vecinos quizá no saben bien en qué consiste nuestro trabajo, y quienes me conocen de hace menos tiempo saben que siempre presumo de pueblo, pero no lo que he vivido aquí. Por eso, en este pregón quiero compartir parte de esa historia, porque muchos de los valores de estas unidades –la solidaridad, la humanización, el trabajo en equipo, la educación, la innovación- nacieron aquí, en El Cubo de Don Sancho.
Tuve la suerte de nacer en una familia humilde de este querido pueblo, El Cubo de Don Sancho. Mis primeros recuerdos de la infancia están ligados al calor del hogar, literalmente: sentado junto a la chimenea, acompañado de mis padres, mis hermanas y mis abuelos, Esperanza y Celedonio. Las fotos de cuando era pequeño seguro que muchos las conocéis. En las exposiciones que organizó Juan Bosco en el Castillo hace algunos años, pudisteis ver a mi hermana María Ángeles y a mí... Éramos dos niños bien rollizos, con mofletes enormes y -al menos en mi caso- con unos rizos rubios y largos que hacían que más de uno pensara que era una niña. Recuerdo con cariño cómo era mi barrio en aquellos años: lleno de vida, de vecinos, de niños, de juventud. Recuerdo como mi barrio muy animado y estaba lleno de vecinos, de niños, de jóvenes (Mi tía Clemen y Nacho, con Manuel Ángel y Nacho, no se habían casado, Poli, Horacio y muchos de sus hijos: Maxi, Javi, Nacho, Alfonso, José Ángel todavía no se habían casado, Cristina y Mino, la señora Isabel Juan Tomás, Quico y Daría, Mary y Delfín... un Barrio muy animado y muy cerca de la plaza. También entre los primeros recuerdos están los juegos con los vecinos más cercanos Roberto, Chelo, Talmay, Javi, Juan Luis, etc. Los fines de semana Paco y Dorita, con José Ignacio y Lorena...
Una de las cosas que más nos enseñaron mis padres es la importancia de la familia y de los amigos. Siempre recuerdo a mi casa estar llena de gente los vecinos, pero también otros amigos que frecuentemente pasaban por casa (Teodoro Pastor, mi tía María, la Tía Paula la de Honorio, Eladio, la señora Joaquina, Elisa, María Agustina, Flory, César, Jesús Sevilla, Presenta, lnven .. ) y la familia (mis tíos, los primos/as de mis padres…) Muchos de ellos ya no están físicamente pero sus recuerdos y enseñanzas siguen entre nosotros. Nunca se me olvidarán sus chascarrillos, sus consejos y refranes. Recuerdo uno, frecuentemente, que me dio la señora Isabel, "a ti hijo que en la vida mejor que te digan mal rayo te parta que pobrecito" al principio no lo entendía, e incluso me sentaba mal cuando me lo decía, con los años lo fui comprendiendo. También el dicho “Que te hace temer el no tener”.
Recuerdo también las matanzas como otra gran fiesta familiar donde nos reuníamos toda la familia y amigos a comer y a cenar. También nos invitaban a las hogueras nocturnas que se hacían con motivo de las matanzas y en la que todos aportábamos algo. Eran tiempos difíciles en los que no había muchos recursos pero éramos muy felices con poco. Ahora tengo la suerte de tener unos compañeros de trabajo en la unidad, que más que compañeros son amigos e incluso somos como una gran familia y más nos vale, pues trabajamos con personas que lo están pasando muy mal y entre todos nos tenemos que ayudar. Hoy tengo la suerte de estar acompañado de varios compañeros de ellos.
En la unidad también realizamos mucha labor de educación y docente. Comencé mi educación en 1985, ya ha llovido, en 1º de parvulitos aquí en las escuelas viejas que había de la plaza. Con mis compañeros de curso de toda la vida: Mónica, María José, Vanesa, Mari Luz, Ricardo y Pedro Juan... La señorita Dori, nuestra primera profesora, que justo vino ese año de Gerona, no lo tuvo nada fácil, venir de una ciudad a un pueblo pequeño de la castilla profunda. Como anécdota comentaros que nos mandó pintar una silla y una mesa, y el pequeño de Basi pintó una mesa de 3 patas y ella le dijo "Ricardo las mesas tienen 4 patas", y éste le contestó: "esto es una mesa para matarte a ti marrana... ", no le explicó que las mesas matanceras tienen 3 patas... Mucha paciencia tuvo con nosotros Dori. Unos meses después de haber comenzado, apareció un suizo que no sabía castellano y Doña Dori consultó con mi madre para ver que tal veía si me sentaba a mi "solo con Miguel y así el niño fuera adaptándose mejor", total que me tocó estar medio curso con él, los dos solos y los demás en la mesa todos juntos. Hasta que se fue apaciguando, un niño muy movido y que nos dejó a casi todos piteras. A mitad de curso nos cambiamos a las escuelas nuevas a las afueras del pueblo. Me acuerdo perfectamente que cada uno de nosotros llevamos nuestra silla andando hasta el colegio nuevo (hoy habríamos salido en los periódicos por explotación infantil) y en los tractores de los vecinos llevaban las mesas y armarios, otra muestra de solidaridad, en el Cubo siempre hay personas dispuestas a ayudar.
En el colegio tuvimos la suerte de tener 5 grandes maestros (Dori la anteriormente comentado. En 1 y 2º nos daba clases Doña Pili, 3º y 4º Don Antonio, 5º-6º Don Alejandro y Mari Carmen que estuvo poco tiempo aquí. Siempre estábamos dos cursos a la vez, nosotros éramos los 8 del 81 y un año coincidíamos con el curso de Roberto, Sevi, Raúl, Almudena, Sole y Luci y al siguiente coincidíamos con Teodoro y sus 6 chicas ... Tuvimos muchísima suerte de tener a estos MAESTROS con mayúsculas, maestros que no solo se encargaban de enseñarnos contenidos, nos enseñaron a trabajar en equipo, a pensar y a desarrollarnos como personas, entre otras muchas cosas. Podría decir muchísimas cosas buenas de ellos, pero me alargaría muchísimo el discurso. De Doña Pili siempre me acuerdo de una frase que le suelo decir a mis hijos "El tiempo es oro y el que lo pierde es bobo". También nos decía con frecuencia ‘‘En el Cubo o todos o ninguno". Don Antonio nos enseñó a ser muy disciplinados, nos creó esa necesidad de querer saber más y realizaba una formación pragmática (nos llevaba a la calle a medir parcelas para medir las superficies, a medir la altura del Castillo...). De Don Alejandro guardamos también un grandísimo recuerdo, una de las personas que más me ayudo a aprender a reflexionar y razonar. Gracias a él conseguimos un premio que nos llevaron a Tenerife, él solo se fue con 15 de nosotros. Para todos fue nuestra primera experiencia en montar en avión y estar fuera de casa una semana. Un gran viaje que nunca olvidaremos. En el colegio del Cubo, muchos días, aunque tocara el timbre, no salíamos del cole hasta que se acabara la lección o si hacía falta hacer horas extras, pues los maestros las hacían .. También destacar que Alejandro nos llamaba a los chicos de mi curso “Los miembros de la eterna pregunta" a lo mejor estaban aquí los orígenes de mi posterior labor investigadora...
Otro maestro, en este caso espiritual fue Don Marcelino Legido. Fui monaguillo con él desde los 3 hasta los 15 años... Creo que a veces no hemos sabido valorar o no hemos sido conscientes de la gran labor que realizó en nuestro pueblo. Una persona que me ha marcado y creo que también ha marcado a muchos de los jóvenes de este pueblo: solo hay que ver sacerdotes, misioneros, movimientos culturales, la solidaridad de las personas de este pueblo, etc. También destacar su labor con los más débiles, ejemplo "la Frater": Onofre, Balta, Tina, la muda, etc. En los últimos años, la ciencia ha demostrado que la falta de desarrollo de la dimensión existencial y espiritual del ser humano puede estar relacionada con la aparición y el mantenimiento del dolor crónico.
Y es precisamente en este terreno donde nos ayudan mucho los aprendizajes vividos en este pueblo. Las enseñanzas de Don Marcelino, un verdadero guía espiritual y humano, siguen presentes en nuestro día a día. Nos enseñó a pensar, a reflexionar, a meditar, a cultivar la ética, la moral, la justicia social, la solidaridad y el trabajo en equipo. Nos mostró que, con muy poco, se podía hacer mucho. También nuestros maestros del colegio contribuyeron a sembrar esas semillas. Y, por supuesto, todo aquello que se aprendía en la escuela, encontraba un reflejo y un refuerzo en nuestras casas, en nuestras familias. Esos valores -que nacieron aquí, en nuestras aulas, en nuestras iglesias y en nuestros hogares- forman también la base de las Unidades de Estrategias de Afrontamiento: un enfoque del tratamiento del dolor que no solo se basa en lo físico, sino en la persona en su conjunto.
Cuando pienso en mi infancia, los recuerdos que me vienen a la mente no son solo imágenes, sino sensaciones profundas: sonidos, olores, costumbres y emociones que tienen un nombre propio y un lugar en mi alma: El Cubo de Don Sancho. Aquí crecí, aquí aprendí a mirar el mundo y a vivirlo con intensidad, con alegría, con comunidad. Recuerdo las tardes al salir del colegio: la ilusión de llegar a casa, coger el bocadillo y salir corriendo al parque o al frontón. No hacía falta mucho más para ser feliz. La plaza se llenaba de niños todas las noches, antes de la cena, y jugábamos sin descanso: al rescate, a la cadeneta, al pico zorro zaina, al escondite... No importaba el frío, la lluvia ni los truenos. El pueblo estaba vivo, lleno de risas, de carreras, de voces que formaban la banda sonora de nuestra infancia. Hoy, en mi trabajo, aplicamos algo que llamamos gamificación, una técnica que incorpora el juego en los tratamientos terapéuticos. ¿Y sabéis qué? Muchos de esos juegos que ahora usamos para ayudar a otras personas los aprendí aquí, en estas calles, con vosotros. El Cubo ha sido, sin saberlo, una escuela de vida. También resuenan en mi memoria los sonidos únicos que marcaban el ritmo del pueblo: Evangelista dando los pregones a pie, Jesús con su Citroën pitando mientras recogía la basura, los pitidos del camión de El de Villavieja vendiendo fruta, la inconfundible voz del señor que "compraba oro y plata"... Eran sonidos que anunciaban movimiento, actividad, vida.
Y cómo no hablar de la solidaridad que siempre ha caracterizado a este pueblo. Aquí, cuando alguien necesitaba ayuda, no hacía falta pedirla. Si había que ir a matar el marrano, asistir a una vaca en parto, o participar en las peonadas para arreglar las calles, allí estaba todo el mundo, sin mirar el reloj. Si había un incendio, los vecinos ya estaban con los cubos de agua mucho antes de que llegaran los bomberos -si es que llegaban. Aquí crecimos con las puertas abiertas de las casas, ofreciendo lo mejor de nosotros a los demás. Esa vocación de servicio, ese compromiso con el bien común, fue algo que mamé desde pequeño, desde casa, desde este pueblo. Y hoy, en la Unidad de Afrontamiento, trato de devolver lo que un día me fue dado: cuidar de los demás como aquí se me enseñó. Por eso, cuando regreso al Cubo de Don Sancho, no solo vuelvo a un lugar, sino a una forma de ser, a una manera de entender la vida. Esta fiesta no es solo celebración, es un reencuentro con nuestras raíces, con lo que somos y con lo que queremos seguir siendo.
Dicen que las unidades de afrontamiento han sido pioneras y que ha costado mucha lucha y trabajo contra intereses económicos que no querían cambiar la situación de tratamiento de las personas dolor crónico. El Cubo de Don Sancho también ha sido pionero en muchas cosas: de los primeros pueblos en tener piscinas en la comarca, consultorios, en el primer pueblo en tener una ganadería propia.. También ha tenido varias luchas: por tener aquí el colegio y que no estuvieran los niños en un colegio concentrado en el pueblo de al lado, para que las tierras de la fundación las pudiera trabajar el pueblo, ahora más reciente con la construcción y apertura de la residencia... Entre todos somos más fuertes.
Hemos vivido situaciones familiares y vivimos situaciones diarias difíciles, una de las herramientas que utilizamos es el humor. Creo que en mi caso me lo contagiaron en la pila bautismal, mi tío Manel. Creo que desde pequeño siempre he tenido y he desarrollado bastante humor: recuerdo las excursiones del colegio con los hermanos Martín agarrando el micrófono y contando chistes, o las imitaciones que hacía en las sesiones finales de curso ("Cruz y Raya", Ángel Garó" "El señor Barragán"...) Situaciones difíciles hemos tenido y tendremos, pero el humor es un buen antídoto, y en la unidad está muy presente.
Una vez que acabé el Colegio, junto con mis compañeros de curso, comenzamos el instituto en Vitigudino, íbamos todas las mañanas desde aquí en la furgoneta de José el taxista, que al final se convirtió en nuestro confidente. En el Instituto tuvimos que espabilar, pues no era fácil. Allí conocimos nuevos amigos, muchos de ellos todavía mantenemos una amistad estrecha, y tuvimos la suerte de tener a grandes personas como profesores. Los alumnos del Cubo dejaban el listón alto en Instituto Ramos del Manzano, tanto por resultados académicos como por la fama, de simpáticos y ligones... El Javi el de Teodorina nos dejó el trabajo hecho, había ido a Vitigudino unos años antes y fue al primero que nombraron el Míster Instituto y subió la fama de los del Cubo... En los últimos cursos del instituto comenzamos a salir de fiesta, recuerdo que nos pusimos de acuerdo Ricardo y yo para convencer a nuestros padres, con la famosa frase "si somos hombres para meter alpacas somos hombres para salir". Salíamos con mucha ilusión y con la supervisión y apoyo de Moralo, Rubén, Raúl, Fran, Vale y toda la compañía... Imaginaros a Ricardo y a mí con 16-17 años saliendo con estos hombres, fue una cuestión de supervivencia... En COU nos llegó la edad del pavo y menos mal que el curso pasó pronto... Los 8 compañeros que comenzamos el instituto lo acabamos, éramos un gran equipo, que tuvimos la suerte de compartir grandes experiencias y llegar juntos al objetivo.
Después vino la Universidad y ya me tuve que ir a vivir a Salamanca junto a mis hermanas, que he de reconocer que me trataban como un marqués. Soy uno más de los muchos jóvenes de esta comarca, El Campo Charro, que tuvimos que salir para buscar un futuro, este pregón perfectamente lo podría dar cualquiera de los muchos que salimos fuera de esta comarca a estudiar y a trabajar, y con la esperanza de algún día poder volver a disfrutar de estas calles, llenas de recuerdos y tan buenos sentimientos. En los primeros meses de universidad con Pedro Juan, hicimos un gran esfuerzo, y comenzamos a salir a las fiestas universitarias. Tengo que confesar que en el primer trimestre anduvimos mucho de fiesta y poco estudio y a última hora nos pegamos el atracón de estudiar, dijimos que aprenderíamos la lección pero no sé yo si lo conseguimos, seguíamos igual, con mucha vida social nocturna... En el primer año de carrera, celebramos los Quintos, que por cierto este año vamos a celebrar el 25 aniversario en verano (Los Quintos del 2000 fueron los mejores de la historia del Cubo, jeje todos decimos lo mismo)...
Nos juntamos 23 quintos entre los del pueblo y los que vienen de fuera y fue una experiencia inolvidable: 4 días en la casa que nos dejó Pedro, llenos de aventuras y anécdotas, como por ejemplo robando los gallos (famoso el gallo Motransa casi nos cuesta una denuncia), las cencerradas para que la gente no durmiera, recuerdo a una vecina abrir la ventana por la noche y decir "dejar de tirar petardos, esto parece Vietnam" y es que tenía razón, nos vendieron unos petardos en Villavieja que estaban prohibidos y tenían tanta potencia que rompimos sin querer alguna ventana e incluso uralitas de tejados.
Cuando acabamos la carrera apareció Ricardo en Salamanca y entonces ya salíamos los cuatro de la quinta, casi todos los días había una excusa para la salida... Al poco tiempo, apareció Roberto en Salamanca a hacer unas prácticas y junto con amigos de instituto y algunos que se fueron uniendo como Emilio, pues fue difícil compaginar el trabajo (yo siempre tenía varios trabajos a la vez: balneario, becario en la Universidad, equipos de futbol, la mutua, Cruz Roja, los muchísimos pacientes que tenía en casa...) con la intensa vida social y nocturna que teníamos los miembros de la quinta. Creo que el que me destinaran en 2005 a Santander fue una salvación para mi cuerpo, estábamos todos como una sílfides y pálidos porque tomábamos mucho la Luna por la Noche.
Nos fuimos haciendo mayores, ennoviando y casando. De las despedidas de soltero, mejor ni hablar, como dicen nuestras mujeres si hubieran hecho una película o un documental de las mismas, dejabais en mal lugar a los de "Resacón en las Vegas": alquiler de caravana y donde surgiera, secuestro en la primera despedida (desde entonces su mujer no nos puede ni ver...), cortes de pelo a 0,5, escayolas... La verdad que demasiado poco que ha pasado... Lo bien que nos lo hemos pasado y disfrutado, fuimos aumentando el nivel y la última la celebramos en Canarias...
Las mujeres de mis amigos más cercanos y Mónica mi mujer, nos dicen que estamos obsesionados con el Cubo para nosotros es una droga, que no podemos vivir sin él. Lo bueno es que nuestros hijos tienen una gran amistad entre ellos y les gusta el Cubo de manera importante, cada vez más. Gabriela dice que es del Cubo porque es donde la bautizaron y que eso vale más que haber nacido en Valladolid. La mayoría de los pacientes de la Unidad, los alumnos de la Universidad, e incluso cuando he dado formación en el extranjero, saben que soy de un pueblo de Salamanca que se llama El Cubo de Don Sancho.
Para ir ya terminando, disfrutemos de estas fiestas del Corpus Christi. Unas fiestas que también nos traen grandes recuerdos. Cuando éramos pequeños estrenábamos nuestras mejores galas, íbamos en la procesión con gran solemnidad, todo el pueblo se engalanaba, las calles olían a tomillo, la música del Chupa Ligas, la ruleta de Avelito, las almendras garrapiñadas, los cabezudos, las majorettes, las carrozas... Cuando ya fuimos creciendo, tuvimos nuestra primera Peña, la Caribe, una peña que participaba activamente en todas las fiestas, allí hemos vivido muchas experiencias. Las peñas le daban mucho colorido y dinamismo a las Fiestas, en nuestra época joven había un número considerable de peñas: Torrentes, la Selección, Peña PDT, El Reservado, Trompetas, Jaliscas, Peñausende, Haikus, Los Ramírez... Recuerdo con cariño un año en las fiestas del Corpus en el que no hubo reinas ni damas oficiales. Así que, ni cortos ni perezosos, organizamos nuestra propia carroza... y proclamamos a Vale la Reina de las Fiestas". Ricardo y yo nos convertimos en sus flamantes damas de honor. ¡Nos pusieron hasta las bandas y todo, sobre el escenario del camión de la orquesta! El Cubo siempre fue pionero, podríamos decir que fue el primer pueblo en el que unos transexuales fueron las reinas de las fiestas.
No puedo dejar de dar las gracias a los vecinos de El Cubo de Don Sancho, en especial a los que estáis aquí día a día. Este pueblo representa un esfuerzo colectivo de todos nosotros, cubenses y cubensas, que hace de este pueblo un testimonio anónimo de vuestro esfuerzo individual y colectivo, de vuestras vidas y vuestros empeños que quedan integrados en la construcción y engrandecimiento de El Cubo de Don Sancho, convirtiéndoos también en piezas fundamentales para el desarrollo de este pueblo maravilloso.
Recuerdo sincero a todos los que nos dejaron y en especial a aquellos que nos han dejado en estos últimos años siendo jóvenes: Eva, Nacho-Nieves, Paco el de Dorita, Mari Paz la de Placi, Isabel, Toño, Talu JUAN LUIS (el alma de la fiesta...) etc. A los cuales les tenía un aprecio y que frecuentemente están en mi recuerdo... Seguro que nos están viendo y estarán contentos de vernos felices a todos juntos disfrutando de las fiestas.
A lo largo de nuestra trayectoria profesional hemos recibido varios premios, tanto nacionales como internacionales. Pero, sinceramente, el mayor premio que he tenido en la vida ha sido nacer y crecer en mi familia (incluidos mis tíos y mis primos) y en este pueblo. De eso me siento profundamente orgulloso, y no pierdo oportunidad de decirlo allá donde voy. Actualmente estamos colaborando con otros sistemas de salud para implantar unidades como la nuestra, incluso más allá de nuestras fronteras: el año pasado comenzamos en Sudamérica. Esto, a veces, me impide venir al pueblo tanto como me gustaría. En estas unidades volcamos muchas horas de trabajo, entrega y acompañamiento a personas que sufren mucho. Y muchas de las cosas que aplicamos hoy las aprendí aquí: a escuchar de verdad, a mirar con atención, a entender que detrás de cada dolor hay una historia. Aquí descubrí que una conversación sincera puede aliviar más que muchos tratamientos, que el dolor compartido pesa menos, y que la ciencia, sin humanidad, no es nada. Dentro de poco -"si Dios quiere", como decimos aquí- se abrirá en Salamanca la Unidad nº 7 de Estrategias de Afrontamiento Activo para el dolor crónico. Ojalá no tengáis que utilizarla, pero si algún día lo hacéis, sabed que esas unidades tienen su inspiración en muchas de las experiencias y conocimiento que nacieron aquí (su alma nació aquí, en este pueblo).
Ya para terminar, por último, quiero manifestar, una vez más, mi más sincero agradecimiento a la Corporación Municipal por haberme concebido el honor de pregonar las Fiestas del Corpus.
Agradecimiento, en definitiva, a mis paisanos que durante todos estos años me han brindado un apoyo impagable. Frecuentemente doy conferencias, pero creerme que para mí este pregón no ha sido nada fácil y desde el primer momento me ha impuesto mucho respeto. Pido perdón por si alguna cosa hubiera molestado (que nunca fue la intención) o si el pregón no ha tenido el nivel que se merece este pueblo, yo lo he intentado con todo mi corazón. Quiero decir que una de las razones más importantes por las que acepté dar este pregón es porque me animaron mi mujer y mis hijos, Carlos y Gabriela, y sé que a mis padres les habría hecho mucha ilusión, como sabéis nos dejaron muy pronto, y aunque no están aquí físicamente, sé que desde ahí arriba nos estarán viendo y estarán contentos, también mi tía Paula. María Ángeles, Rosa, hemos tenido mucha suerte de tenerlos como padres. Ellos nos enseñaron a ser como somos y a que todo lo que hago lleve los principios que tanto nos inculcaron y la esencia de mi pueblo: sacrificio, humanidad, trabajo, ilusión y solidaridad.
¡VIVA EL CUBO DE DON SANCHO! ¡VIVA EL CORPUS CRISTI! ¡VIVA NUESTRO PUEBLO Y SUS GENTES!
FELICES FIESTAS DEL CORPUS ¡Muchas gracias! ¡Viva El Cubo de Don Sancho!