Corno ya hemos señalado, el campo del turismo rural es en la mayoría de los países europeos, un típico sector de frecuente e importante participación pública, incluso a nivel de diseño, promoción y de la propia gestión de las iniciativas puesta en marcha. Gran parte de las realizaciones de creación de una oferta de turismo de interior son promovidas, gestionadas y comercializadas por sociedades mixtas, municipales, consorcios de participación pública y privada, sindicatos, intercornunales o mancomunidad, etc. La administración turística participa en los consejos de administración u órganos ejecutivos y de gestión de los diversos "montajes turísticos" desarrollados "ad hoc" en cada caso particular y además supervisa la viabilidad técnica y comercial de los proyectos. En algunos casos los servicios regionales, provinciales de turismo, han llegado a estructurar centrales de información, promoción y reserva de oferta creada en su región, realizando una importante labor de homogenización y coordinación de la oferta por un lado y por otro, de promoción y comercialización de la misma en el mercado nacional e internacional.
En el contexto europeo, el hecho de haber sido en gran parte productos lanzados por entidades públicas, presenta además la ventaja que, frente a iniciativas privadas, pueden soportar déficits más prolongados y rentabilidades inferiores a las posibles en términos privados y esto constituye un factor muy importante en un campo en que la estricta rentabilidad económica directa es reducida y frecuentemente solarmente obtenible a largo plazo.
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