Os voy a contar un secreto, cuando me sentía mal me iba andando a hacer los domicilios, vuestros saludos y vuestras muestras de afecto al pararme me hacíais subir la autoestima y volvía llorando de agradecimiento
Esta carta es una agridulce despedida. Agria por el fin de mi vida profesional y dulce porque he acabado con mi familia de Vitigudino y la zona. Quería que supierais por mí, en primer lugar, que ya no trabajo y el motivo es mi enfermedad, esclerosis múltiple. Prometo cuidarme y en lo que pueda, ir a veros. Mi problema es el coche.
34 años, se dice bien vividos con vosotros, en los que tengo tantos recuerdos, tanto cariño y tantas vivencias. Siempre he pensado desde la empatía con vosotros, mi sensación de hacer lo que pudiera por cada uno. He tenido la suerte de que me dejarais entrar en vuestras casas, en vuestras vidas, compartiendo momentos tristes, divertidos y siempre con una sonrisa (eso espero).
Nacimientos, ver partir, fiestas y el día a día en el que me habéis hecho crecer como persona, como profesional. Las veces que hemos llorado y reído juntos. Os voy a contar un secreto, cuando me sentía mal me iba andando a hacer los domicilios, vuestros saludos y vuestras muestras de afecto al pararme me hacíais subir la autoestima y volvía llorando de agradecimiento. Me conformo con que si os acordáis de mi sonriáis. He ganado amigos, familia. Soy Isabel vuestra enfermera. Sabéis donde podéis encontrarme.
Dejo de escribir porque no veo con las lágrimas. OS QUIERO
Isabel. Vuestra enfermera