LOCAL
Actualizado 16/06/2025 11:21:20
Toni Sánchez

Inés, veterana heladera del emblemático establecimiento salmantino, desvela los secretos de una producción artesanal diaria que conquista a charros y turistas durante casi todo el año, adaptándose a los nuevos gustos sin olvidar los sabores de siempre.

En el epicentro de la vida salmantina, bajo los históricos soportales de la Plaza Mayor, el Café Novelty no solo es un testigo centenario de la historia y la cultura de la ciudad, sino también el hogar de una apreciada tradición heladera. Al frente de sus vitrinas, manos expertas como las de Inés, que regresó al obrador hace cuatro años tras una etapa anterior, dan vida cada día a un placer que trasciende las estaciones del año. Su testimonio en un breve descanso de su actividad nos sumerge en el laborioso y dulce mundo del helado artesano.

La idea de que el helado es solo para el verano quedó atrás hace tiempo en el Novelty. "Trabajamos todo el año. Solo cerramos la heladería tres meses al año", confirma Inés, evidenciando una demanda que se extiende a lo largo de los meses. Este flujo constante de amantes del helado implica un ritmo de trabajo intenso, especialmente en Semana Santa, los puentes, los fines de semana y, como es natural, cuando el calor aprieta. "En cuanto hace un poco de calor o sale el sol con fuerza, el ritmo es frenético", comenta.

El secreto de una elaboración cien por cien artesanal y diaria

La autenticidad es la piedra angular del éxito de estos helados. Todo se crea en el propio obrador del Novelty, un compromiso con la calidad que Inés subraya: "Todo lo que la gente consume lo hacemos aquí dentro". Este enfoque artesanal es un ritual diario que comienza con la cuidadosa preparación de las bases y los sabores que llenarán las cubetas.

El proceso, aunque pueda parecer sencillo, es una alquimia precisa. "Se hace una mezcla de leche, azúcar, dextrosa y algunas cosas más", explica Inés sobre la fórmula magistral sin desvelar todos los secretos. "Con esa base se van mezclando después todos los sabores", añade. La dedicación es tal que la producción no entiende de festivos ni descansos intermedios para garantizar la máxima frescura. "Todos los días hay que hacer todas las variedades", sentencia. Las cantidades que se elaboran son notables: "Tenemos un pasteurizador de más de 90 litros y a veces hay que hacer más de uno. Los fines de semana, sobre todo".

Un universo de sabores: de los clásicos a las últimas tendencias

La oferta de helados en el Novelty es un espectacular y llamativo abanico que satisface todos los paladares, combinando la nostalgia con la innovación. La heladería distingue entre "los sorbetes de sabores clásicos, que son hechos a base de agua, y los helados que son elaborados a base de leche".

Entre los sabores que marcan tendencia y son especialmente demandados, Inés menciona "el de chocolate blanco y el de kínder". También destaca novedades que han irrumpido con fuerza: "El de Bailey's y el de brownie son nuevos este año y están gustando mucho". Pero la innovación no desplaza a los favoritos de siempre. La lista es extensa y tentadora: "Está el de Nutella, Ferrero Rocher, el de turrón, avellana, queso y mango, tarta de queso...", y por supuesto, los incombustibles como limón, fresa, vainilla, chocolate o nata.

El pulso diario: entre el ajetreo y la satisfacción del cliente

Atender en un lugar tan concurrido tiene sus desafíos, especialmente cuando se forman las características colas. "A veces agobia porque ves que no tienes ni un respiro", admite Inés con franqueza. Sin embargo, el trabajo en equipo es fundamental. La mayor recompensa es la fidelidad de la clientela. Los turistas suelen repetir durante su estancia y los salmantinos también tienen sus costumbres: "Ya sabemos el sabor que piden y como quieren todo", añade, dibujando una relación de cercanía y complicidad con los clientes.

Entre los miles de clientes que pasan por el Novelty para saborear un helado, también los famosos hacen un alto en el camino para comprar. "Normalmente vienen actores y artistas que tienen funciones en el Teatro Liceo, pero por aquí han ido pasando todo tipo de personajes famosos y también les encantan", comenta la heladera.

La historia de los helados del Novelty, contada a través de la experiencia de Inés, es un reflejo del tesón, la adaptación y la pasión por un oficio que ha endulzado la vida de innumerables personas. Cada helado servido es el resultado de un trabajo diario y una vocación que, sin duda, seguirá deleitando a Salamanca durante muchos años más.

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