SOCIEDAD
Actualizado 16/06/2025 19:58:51
Toni Sánchez

El salmantino Jonatan Iglesias ha completado una peregrinación solidaria de 430 kilómetros a pie desde Cantabria hasta Salamanca, culminando su reto en diez días. Su esfuerzo ha permitido recaudar 1.035 euros para la asociación 'La Sonrisa de María', que apoya a la niña salmantina con Sarcoma de Ewing.

La determinación y una profunda vocación solidaria han marcado cada paso de los 430 kilómetros que Jonatan Iglesias ha recorrido a pie. Este salmantino, afincado en Castro Urdiales (Cantabria) desde hace ocho años, culminó el pasado domingo una exigente peregrinación que le llevó desde su lugar de residencia hasta Salamanca en tan solo diez días. Su noble objetivo: recaudar fondos y dar visibilidad a la lucha de María, la niña salmantina afectada por Sarcoma de Ewing, a través de la asociación 'La Sonrisa de M4ría'. Un esfuerzo titánico que se ha traducido en 1.035 euros de esperanza y en una lección de humanidad.

Conexión y compromiso: el motor de la gesta

La aventura de Jonatan comenzó el 5 de junio, impulsada por un deseo claro de colaborar. Aunque conocía a la familia de María de manera indirecta, ya que es amigo del tío de la niña, no había tenido trato personal con los padres ni con María hasta que les presentó su proyecto. La respuesta fue inmediata y alentadora: "Se mostraron muy agradecidos desde el primer día que les conté el proyecto, la verdad que da gusto cuando te ponen facilidades para todo", relató Jonatan. Este apoyo fue fundamental, manteniendo "contacto directo tanto con el padre como con Raquel, que es la persona que lleva la asociación La Sonrisa de M4ría, todo han sido facilidades con ellos".

Esta estrecha colaboración influyó directamente en el desarrollo del viaje. Para poder encontrarse con María, quien no estaría en Salamanca el lunes siguiente a su llegada prevista, Jonatan adaptó su itinerario. "Me salté una etapa para poder ver a María, ya que ella el lunes no estaría en Salamanca y hablando con su padre me dijo que intentara llegar el domingo para poder verla y así fue", confesó. Por este motivo, la etapa desde Dueñas a Valladolid la realizó en tren, demostrando que el encuentro con la niña y el fin solidario primaban sobre el reto deportivo personal.

El desafío kilométrico y la solidaridad en marcha

El camino no fue sencillo, especialmente al inicio. Jonatan recuerda las dos primeras etapas como las más duras: "Metí mucha caña, hice 97 kilómetros en 2 días. Era todo por el monte, ha sido una auténtica locura porque partía de una cota 0 y tuve que subir unos 1.000 metros en los dos primeros días". Esta exigencia inicial le pasó factura: "Salí un poco a la aventura y no llevé crema, por lo que me quemé bastante y estuve con fiebre el segundo día". Incluso la primera noche la pasó durmiendo en el monte, una experiencia "muy, muy complicada".

A pesar de las adversidades, Jonatan encontró fuerzas en la introspección y la superación. "Ha habido momentos muy bonitos. Son muchas horas andando y vas pensando muchas cosas. Merece la pena, y al final por lo que se hace es una satisfacción muy grande", reflexionó. Para recaudar fondos, se puso en contacto con diferentes sitios, diferentes hoteles y diferentes personas para ver si podían hacer colaboraciones.

Estos premios, junto a otras donaciones, se sortearon en rifas a través de su perfil de Instagram (@camino_a_la_esperanza), usando cada día el número premiado de la ONCE para garantizar la transparencia. La interacción con la gente de los pueblos fue clave para dar visibilidad a la causa: "La gente de los pueblos es más abierta, más de preguntar y, por lo menos, le hemos dado visibilidad a la causa, que era de lo que se trataba". Su perfil de Instagram sirvió como diario de a bordo, documentando cada etapa.

Emoción en Salamanca: la meta y el significado del esfuerzo

La llegada a Salamanca el domingo 15 de junio fue el clímax. La última etapa desde Pedrosillo, acompañado de un amigo, fue "muy sencilla y muy cómoda". En Salamanca le esperaba su primo Cristian, y poco después, se produjo el esperado encuentro con la familia de María. "Al llegar me recibió parte de la Hermandad Dominicana, entre ellos el Hermano Mayor, y fue muy emocionante", describió Jonatan, aún conmovido.

Tras la entrada en el Convento de San Esteban, Jonatan rezó por María y realizó la donación del dinero a la familia. La jornada fue intensa, ya que también se reencontró con su familia salmantina. Reflexionando sobre la experiencia, Jonatan valoró el sacrificio: "La verdad que hay que sacrificar mucho tiempo, sacrificar la familia, sacrificar todo, pero la verdad que reconforta mucho y al final con eso es con lo que me quedo". Su deseo es que su ejemplo inspire a otros: "A ver si damos visibilidad a todo esto y podemos ayudar todos un poquito más, que no cuesta nada".

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