Este programa permitirá visitar joyas arquitectónicas en Burgos, Palencia y León, invitando a profundizar en la riqueza espiritual y patrimonial de la ruta jacobea
Las milenarias flechas amarillas que guían a los peregrinos por el Camino de Santiago Francés a su paso por Castilla y León señalarán este año, con especial énfasis, hacia tesoros patrimoniales abiertos de par en par. Una invitación a enriquecer la experiencia jacobea se materializa con el Programa de Apertura de Monumentos 2024, una iniciativa que busca facilitar el acceso al vasto legado cultural que jalona esta histórica ruta.
Desde el próximo 15 de junio y hasta el 13 de octubre, un total de 36 templos ubicados estratégicamente en las provincias de Burgos, Palencia y León abrirán sus puertas de forma coordinada. Esta medida permitirá a los caminantes, ciclistas y jinetes que recorren la senda jacobea sumergirse en la historia y el arte sacro de la región.
Esta iniciativa busca realzar el valor del legendario Camino Francés, que a lo largo de sus cerca de 400 kilómetros por tierras castellanas y leonesas, desde Redecilla del Camino hasta la aldea de La Laguna en el municipio de Vega de Valcarce, ofrece una inmersión cultural y espiritual única, recorrida por devotos y aventureros de todo el mundo desde hace siglos.
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Camino Francés no es solo una ruta de peregrinación; es un corredor histórico que ha modelado paisajes, pueblos y ciudades, dejando una huella artística y monumental extraordinaria. La influencia de esta ruta cristiana es palpable en cada etapa.
Los peregrinos podrán admirar desde pequeñas ermitas románicas, cargadas de misticismo y recogimiento, hasta grandes catedrales góticas que se alzan como faros de fe y maestría arquitectónica. Cada uno de estos hitos patrimoniales cuenta una parte de la rica historia de la peregrinación a Santiago.
Aunque las quince etapas que atraviesan la región evocan el espíritu medieval, los peregrinos cuentan hoy con una moderna y cuidada red de servicios y asistencias, facilitando una travesía que combina la tradición con las comodidades actuales, siempre con la meta de continuar hasta encontrar los restos del apóstol Santiago el Mayor y, para muchos, contemplar el antiguo fin del mundo en Finisterre.
La ruta jacobea invita a descubrir parajes naturales de gran belleza, sendas milenarias que serpentean por la geografía castellana y leonesa, y acogedoras poblaciones donde el descanso y la hospitalidad son parte esencial del viaje. Es una oportunidad para reponer fuerzas y conectar con la esencia del Camino.
La invitación está hecha: preparar la mochila, calzar las botas y sumergirse en una experiencia única que combina el desafío físico con el enriquecimiento cultural y espiritual que ofrece el #CyL. Una oportunidad para que cada paso sea también un descubrimiento.
¡Buen camino!