El Ayuntamiento ofreció a los vecinos un gran convite popular en la Plaza Mayor con 16 kilos de chorizo, dulces y licores
La magia ancestral regresó a Villarino de los Aires en la noche de ayer, miércoles 11 de junio, víspera de la festividad de San Juan de Sahagún. La Plaza Mayor se convirtió, un año más, en el corazón de una celebración que entrelaza fiesta y tradición, donde la protagonista indiscutible fue la tradicional hoguera de senserina, encendida para purificar el ambiente y proteger a sus gentes.
Con los últimos rayos de sol, los preparativos dieron paso al crepitar de las llamas. La hoguera, alimentada principalmente con senserina (tomillo blanco) y cañas de San Juan, desprendió un humo aromático que envolvió el ágora. Este humo, según la creencia popular, no solo limpia el aire, sino que también libra a los presentes del temido mal de ojo y ahuyenta a los malos espíritus, una costumbre que cobra especial significado recordando las historias y leyendas locales sobre brujas en el cercano puente de Zarapayas durante esta noche singular.
En esta ocasión no hubo valientes que cumplieran con otro de los ritos de la noche, como era saltar sobre las brasas incandescentes de la hoguera, un acto de purificación y valentía perdido ya en el tiempo y que buscaba asegurar protección y buenos augurios para el año venidero, manteniendo viva una costumbre transmitida de generación en generación.
El Ayuntamiento de Villarino de los Aires, con su equipo de Gobierno al completo, quiso compartir este momento especial con sus vecinos ofreciendo un generoso convite. Nada menos que 16 kilos de chorizo fueron asados lentamente, impregnando la plaza con un aroma irresistible que se sumaba al de la senserina quemada.
La oferta gastronómica se completó con una variada selección de bebidas, incluyendo limonada fresca, refrescos, y vino de la tierra. No faltaron los dulces tradicionales como las perronillas y otras pastas, ni el toque final del aguardiente y otros licores, que animaron la conversación y el ambiente festivo hasta bien entrada la noche.
Esta celebración nocturna sirve de antesala al día grande de Villarino, el 12 de junio, cuando se honra a San Juan de Sahagún. La fiesta en honor a este santo, según ha trascendido a través de la tradición oral, se remonta a una época en que una devastadora plaga de filoxera que amenazó las viñas del pueblo. Tras encomendarse a San Juan de Sahagún, las vides se recuperaron milagrosamente, sellando un vínculo de devoción que perdura hasta nuestros días.
Así, entre el humo purificador de la senserina, el sabor de la tradición y la alegría compartida, Villarino de los Aires ha revivido una de sus fiestas más emblemáticas.