CULTURA
Actualizado 12/06/2025 19:30:37
Charo Alonso

La autora de La Bañeza viene a Letras Corsarias con su 'Cordillera', novela que sorprende a crítica y lectores

En las ondas de Radio USAL, la voz de Marta de Riego Anta se impone sobre el tráfico de Madrid y sus prisas, tan lejanas de la montaña leonesa donde se sitúa su espléndida Cordillera, cuarta de sus novelas que ha dejado a la crítica especializada y al público en una extraña y maravillosa unión a la hora de alabar esta historia de amor-pasión-naturaleza-temas de candente actualidad y reconocer la originalidad y el virtuosismo de la prosa de esta poeta, periodista, docente, narradora nacida en La Bañeza y ciudadana del mundo desde su casa del centro de Madrid.

Viene Marta del Riego Anta a una Salamanca que define como “un lugar mítico para su familia”, ciudad universitaria donde quiso estudiar y donde hablará sobre esta novela que se une a las suyas ya publicadas, una de las cuales lleva por título un verso de Antonio Colinas, el poeta que habita la ciudad de Salamanca y a la vez, engrandece su pueblo natal. Para Marta del Riego, el tenerle en las calles de La Bañeza, el asistir a sus encuentros de poesía, sentirle próximo y entregado –Colinas ha regalado a la localidad su biblioteca y su archivo- ha sido determinante a la hora de dedicarse a la literatura, una literatura que combina con el ejercicio del periodismo. Marta del Riego se baja del tacón de redactora jefe durante diez años en Vanity Fair, o sus colaboraciones en publicaciones como Vogue y lo hace para bajar a la tarea del rebaño, al tema impreso en su piel desde una infancia pueblerina con padre pastor e historia trashumante. La historia de Nidia, una mujer dedicada a este viaje épico, en medio de la trama que opone a los defensores del lobo y el oso, como el biólogo que viaja a la aldea, y a los ganaderos que buscan el progreso, no solo es un regalo para el lector, sino un ejercicio de estilo que la autora ha trabajado de una forma muy especial: “La construcción del lenguaje de la novela es muy consciente. Quería crear algo que sonara diferente. Quería que fuera un lenguaje muy musical, y que esa música, sin molestar al lector, fluyera por debajo de las palabras. Eso lo conseguí utilizando palabras antiguas del llionés, esa vieja lengua de la que quedan aún muchos vestigios en las aldeas de la montaña. Palabras, que en muchos casos yo ya conocía por haber escuchado a mi padre o a mis abuelos pronunciarlas. Y quería rescatar no solo palabras antiguas y a punto de extinción, sino, sonidos antiguos como el de las ruedas de un carro. ¿Quién se acuerda de ese sonido?”.

Marta del Riego Anta utiliza también otro hermoso adjetivo para hablar de esta novela “sensual”. El lector siente la tierra, la huele, la toca, prueba sus sabores… y también, la oye. Ese es uno de los hermosos valores de esta historia sorprendente: “Es una novela sonora. Hay sonidos de la naturaleza, el canto de los pájaros el susurro de las hojas, los sonidos de las ovejas, ladridos, aullidos... Por otro lado, también he usado muy conscientemente el pretérito indefinido en vez del pretérito perfecto”.?

En tiempos de novelas en las que prima la historia o la autoficción más descarnada y descuidada, la escritura de Marta del Riego Anta sorprende al lector por su exquisito cuidado, propio de una poeta, no lo olvidemos, y de alguien muy cercano a los ecos de su infancia, guardados como lo hace también otro autor que pronto visitará Letras Corsarias, el asturiano Fulgencio Argüelles. Relato de la memoria que recupera la lengua perdida de la niñez y del pueblo que se recupera en un acto de justicia poética: “Todo eso hace que la lengua de la novela suene como si perteneciera a un tiempo antiguo, remoto. En fin, me gusta experimentar también con la forma, pero siempre, como digo, de manera que no entorpezca la lectura. Aunque sí requiere cierta complicidad con el lector y la lectora”.

Un lenguaje que deslumbra a ese lector que se abisma a la vez en las aventuras muy bien urdidas en torno a la dicotomía civilización ¿o destrucción? y barbarie. Una dualidad entre lobo-oso y ganado, en la que se sitúa la protagonista, envuelta también en sus propias dudas y su vinculación, casi animal con la osa que también es un personaje principal, con su propia voz y el derecho a participar de la portada del libro. Tanto el biólogo, como la pastora y todos los fantásticos secundarios de la trama, se abisman en un trhiller, en un noir de naturaleza, en una historia de amor, en un reflejo de nuestro tiempo, en un canto a lo perdido y renovado que se desarrolla de forma feroz, vertiginoso y propio de una novelista capaz de saber cuál es el gusto del lector moderno, ahora tan interesado en ese tema “natural” que muestra nuestras preocupaciones.

Pertenece Marta del Riego a esa tradición fantástica de la narrativa leonesa que nos lleva a ese lugar entre la bruma donde se juntan los Filandones y la luz se tamiza entre los árboles y los riscos de la montaña. Humedad que envuelve una prosa fantástica que suma nombres y títulos y que demuestra una vitalidad de la que debemos disfrutar y por la que tenemos que felicitarnos. Y todo mientras la naturaleza sigue su ciclo más fuerte que nosotros, esos que ahora reconocemos la necesidad de cuidar y proteger para disfrutar y vivir. Páginas de tierra para iniciar el camino de ascensión a la montaña de la mano de una autora prodigiosa. Y lengua que nos acaricia con sus ecos de un pasado de trashumancia y amor a una tierra que tira con los lazos de la sangre y de la ancestral tarea. No se pierdan la voz de una autora excepcional: Marta del Riego Anta, este viernes, a las 19.30 en Letras Corsarias.

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