El viernes se celebró en Barcelona la Conferencia de Presidentes Autonómicos con presencia del Rey. El encuentro acabó como el rosario de la aurora. Ni compromisos, ni propuestas, ni acuerdos, ni opiniones razonadas y expuestas, tanto si son a favor como si son en contra, con el respeto y las buenas maneras que exigen sus cargos y merecemos los ciudadanos.
El acto solo sirvió para que los señores y las señoras, que es como la educación exige llamarlos aunque estén tan lejos de serlo, del PP acorralaran al presidente disparándole a quemarropa entre gestos groseros insultos propios de maleantes, de mafiosos, de pendencieros, de bellacos, de barriobajeros, de gente de mal perder, de verduleros, de patanes, de arrabaleros, de gentuza, de amigos de cerrar bares, de gente de mal vivir y de maleducados, y como cuando se pierde la educación, se pierde la razón, el viernes dejaron claro que no la tienen, porque ni era el momento, ni era el lugar, ni a ningún partido responsable se le hubiera ocurrido aprovechar un acto como este para sacar al sol los trapos sucios de los demás cuando sabe que en el suyo también los hay.