La vivienda se ha convertido en un bien inaccesible para muchos
Leo en SalamancaRTV al Día que la ciudad vive una paradoja inmobiliaria: mientras el mercado rebosa actividad y las cifras baten récords, una parte creciente de la población queda en fuera de juego. Cierto es que la rebaja de los tipos de interés ha inyectado dinamismo a la compraventa, pero esta aparente buena noticia oculta una cruda realidad: la vivienda se ha convertido en un bien inaccesible para muchos.
No paran de subir los precios, motivados por la gran demanda y la insuficiente oferta. En barrios como Prosperidad-Delicias o San Bernardo-Carmelitas-Campus, el coste por metro cuadrado ya supera los máximos históricos. Esta situación alimenta una espiral de exclusión, donde cada vez es más difícil encontrar una vivienda ajustada a las posibilidades de la mayoría.
Jóvenes que no pueden emanciparse, familias que renuncian a mejorar sus condiciones o trabajadores que destinan buena parte de su salario al techo que los cobija: todos ellos pagan el precio del desequilibrio.
El mercado del alquiler tampoco ofrece refugio. Las subidas son persistentes y la regulación no ha conseguido frenar una dinámica que expulsa a los perfiles más vulnerables. Barrios tradicionalmente más asequibles como Pizarrales o Garrido han dejado de serlo. El centro, directamente, se ha reservado para quienes pueden permitirse cifras desorbitadas. La consecuencia es clara: se restringe la movilidad, se frena la formación de nuevos hogares y se ahonda en la desigualdad territorial dentro de la propia ciudad.