Inolvidable recital junto al famoso pianista y compositor en el CAEM
La Joven Orquesta Sinfónica Ciudad de Salamanca (JOSCS) sigue haciendo milagros, como ya nos tiene acostumbrados en nuestra ciudad de Cultura, nuestra dorada ciudad de milagros culturales.
Y el último ha sido este espectacular concierto fin de temporada con el pianista y compositor Chico Pérez, interpretando el domingo en el CAEM sus composiciones de su poderoso flamenco jazz, unánimemente reconocido y premiado. Un estilo, el flamenco, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2010, y que representa a nuestro país y nuestras tradiciones. Un estilo, el jazz, que destaca la improvisación y el virtuosismo como el que despliega el pianista nacido en Jaén. Un directo que siempre es diferente, porque el jazz es así, cada interpretación es única, la magia entre los músicos y su público es distinta cada vez. Un concierto que es único, porque la alineación de las estrellas JOSCS y Chico Pérez sólo se ha producido este domingo 1 de Junio de 2025.
Un plato fuerte para terminar una temporada 2024-25 llena de brillantes momentos estelares, incluyendo el concierto con el salmantino Kike M y su “Cantares de Arcilla”, el “Concierto para violonchelo y orquesta nº 1 en la menor” de Camile Saint-Saëns, interpretado y adaptado a clarinete bajo por la solista Lara Díaz, la interpretación del pianista Jorge Martínez Prieto, ganador del VI Concurso de Jóvenes Intérpretes Ciudad de Salamanca, o el estreno de la marcha procesional “Dulcis Porta Caeli” de Fernando Hernández Castilla, por nombrar sólo algunos.
El pianista y compositor jienense, con familia en Salamanca, practica un vibrante y fuertemente emocional flamenco jazz que ha desarrollado en más de un centenar de conciertos y tres discos de música propia.
Con formación académica, Chico Pérez ha sido hasta 2021 el intérprete de piano, director y profesor de la escuela del musical “El Rey León”, además de componer bandas sonoras para cine y diversos audiovisuales.
Calificado como heredero de Dorestes y Chano Domínguez, voy a permitirme barrer para casa y completar un póker de ases, siempre que sus giras internacionales se lo permitan, con Daniel García, el talentoso hijo del reputado baterista Paco García al que homenajeamos el noviembre pasado en las Jornadas “Inspirados por la MusSa”. En el aliño también encajarían perfectamente la voz de la salmantina Nereida Sanchón, la guitarra flamenca de Nano Serrano, o las voces gitanas de Aaron y Dalila Salazar.
Nuestra Joven Orquesta exhibe la osadía de la juventud y la valentía de su director Andrés Ramos, su gerente Víctor Moro, su gran equipo de veteranos y talentosos profesores y la de sus intérpretes, en muchos casos adolescentes o incluso niños.
Porque lo más sencillo sería limitarse a un repertorio de obras típicas y muy conocidas por el público, para simplificar el complejo proceso de sacar adelante una orquesta de alumnos que siguen enfrascados en sus estudios musicales, además de los académicos propios de su edad. Pero Andrés Ramos, un músico de talento y talante, licenciado en dirección orquestal, con amplia experiencia en orquestas alemanas y españolas, grabaciones de bandas sonoras y audiovisuales, y profesor de dirección de orquesta en Madrid y en su Valencia natal, sabe extraer lo mejor de sus intérpretes y aportarles la necesaria confianza en sí mismos para deslumbrarnos en cada recital. Y también aguerrido luchador es Víctor Moro, violista, profesor de música y eje vertebrador de la orquesta desde su fundación a principios de siglo. Víctor es quien allana el trayecto, tapa los baches y resuelve cualquier dificultad burocrática u organizativa que aflore en el camino de esta formación siempre en movimiento. A su lado, el equipo de profesores, la musicóloga Josefa Montero, los técnicos del CAEM, la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, el Ayuntamiento de nuestra ciudad y un público fiel que valora y disfruta el trabajo de la que consideramos orgullo de nuestra tierra.
No es el primer contacto de Chico Pérez con lo sinfónico, ya que previamente ha colaborado con la Orquesta Filarmónica de España, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Priego de Córdoba. Tampoco es la primera experiencia de la JOSCS con el flamenco; recordemos el concierto “Mercé Sinfónico” en 2019 con José Mercé o en 2013 con Estrella Morente.
En el recital del domingo, Chico Pérez intercaló composiciones de sus tres álbums: Gruserías (2019), Continente 27 (2021) y Sarao (2024).
Destacaré la energía de su interpretación, su armoniosa fusión de flamenco, jazz, blues y otros condimentos, sus vertiginosos movimientos mientras teje sus improvisaciones sobre las teclas de su piano de cola, su fuerte componente rítmico, con acelerandos y complejos tiempos que siguen perfectamente su bajista Fiti Esteban y su baterista Guille Cortés, y desafían a cualquiera que pretenda trascribirlos a partitura. Junto a tal derroche de poderío, hubo también instantes de delicadeza al piano.
Arropó las composiciones de Pérez el porte andaluz, las palmas, los melismas, el quejío y la gran voz de Aroa Fernández, en alguna ocasión despojándose del micrófono para llenar el auditorio sin necesidad de amplificación, e incitando al público a participar.
Siempre me sorprende la Joven Orquesta, y siempre favorablemente. Disfruté viendo cómo seguían con precisión los complejos cambios de tempo y las intrincadas frases y figuras rítmicas del flamenco que muchos veteranos músicos no son capaces de interiorizar.
En esta ocasión, la JOSCS no contaba con todas sus secciones de viento, ya que los arreglos orquestales del autor, como en sus colaboraciones con otras orquestas, sólo incluían las flautas que interpretaron Helena Lamas y Mercedes del Rey, el clarinete de Lara Díaz y la trompa de Olaf Jiménez, así que no pudimos disfrutar de todos los metales y los instrumentos de viento madera. Sin embargo, todas las secciones de cuerda participaron en el recital, que unidos al cuarteto de Chico Pérez y a la sonorización del concierto, desplegaron un sonido pleno y sólido.
En algunas piezas del concierto, la orquesta dejó el escenario para que Chico Pérez las defendiera en formato cuarteto, con su habitual maestría, antes de volver a formar un todo armonioso, con decenas de músicos provocando los aplausos de un público entregado.
La JOSCS es una familia que además de formación y experiencia musical, aporta valores a los jóvenes que la integran. Como orgullosamente me resalta Víctor Moro, los chicos y chicas son exponentes de lo mejor de su generación, comprometidos, trabajadores, respetuosos. No es extraño verlos con un libro en la mano en los descansos. Gozan del imprescindible apoyo de unos padres que les animan, les han insuflado el amor por la cultura, les acercan y recogen cada sábado de ensayo. Aprovechan al máximo la dedicación de unos profesores que, a pesar de su alto reconocimiento en la escena musical, no dudan en seguir, años tras año, implicados con la orquesta que muchos de ellos han contribuido a fundar y han sostenido con su esfuerzo, la orquesta que nos regalan a todos los salmantinos.
Uno se pregunta, con la inconsciencia del que no conoce los entresijos de calendarios, competencias, presupuestos y demás complicaciones, si no sería posible que tras tanto esfuerzo preparando un recital hasta alcanzar la excelencia, JOSCS y sus músicos invitados pudieran realizar una pequeña gira por varios lugares, llevando el mismo repertorio a otros públicos, y representando a nuestra ciudad y su escena musical. Un circuito regional o nacional que también acercara agrupaciones foráneas a Salamanca.
Con este gran sabor de boca que nos han dejado, dejaremos que los miembros de la orquesta disfruten de un merecido descanso estival mientras esperamos el comienzo de la próxima temporada.
Por cierto, el año que viene se cumplirán 25 años de la Joven Orquesta Ciudad de Salamanca. Sería una excelente ocasión para rendirle un merecido homenaje a esta labor que tantas alegrías nos está dando y que tanto apoyo necesita de todos nosotros para seguir creciendo.
Al fin y al cabo, Salamanca es tierra de milagros, ¿verdad?
Fernando Sánchez Gómez (FerCyborg) / Fotos: José Amador Martin y FerCyborg