Decenas de fieles y curiosos se congregaron en este emblemático enclave para acompañar, en un profundo silencio y respeto
La Cuesta de Sancti Spíritus volvió a ser escenario de una de las procesiones más sobrecogedoras de la ciudad: la del Cristo de los Milagros. Decenas de fieles y curiosos se congregaron en este emblemático enclave para acompañar, en un profundo silencio y respeto, la imagen del Cristo, una talla que despierta gran devoción entre los salmantinos.
La procesión, organizada por la Hermandad del Cristo de los Milagros, partió desde la iglesia de Sancti Spíritus al caer la tarde, marcando un recorrido solemne y lleno de recogimiento. Portado a hombros por los hermanos cofrades, el paso del Cristo descendió lentamente por la empinada cuesta, acompañado por el sonido de tambores sordos y el aroma del incienso.