OPINIóN
Actualizado 31/05/2025 09:23:59
Francisco Aguadero

El tema universitario es uno de los asuntos de mayor interés para el futuro de los pueblos y la dignidad del ser humano. Consecuentemente, es una cuestión sensible y muy controvertida. Por ello, bienvenido sea el tema a la agenda política y al debate que por fin se ha instalado en la sociedad en torno a la Universidad, del cual no debemos estar ausentes, porque lo creemos un tema beneficioso para la sociedad en la que vivimos.

En los debates todas las opiniones son válidas, porque aportan diferentes puntos de vista que enriquecen el tema y contribuyen en la búsqueda de la mejor solución, aunque, qué duda cabe, siempre hay unas opiniones más formadas e informadas que otras. En el caso que nos ocupa de las universidades y para un mejor entendimiento de mis aportaciones, permítame, estimado lector, citar mi formación y experiencia de las cuales emanan mis opiniones al respecto. Estas son dos carreras y un doctorado hechos en la universidad pública, profesor e investigador tanto en universidades públicas como privadas, europeas y latinoamericanas; con familiares graduados en universidades públicas y privadas.

Lo que acabamos de decir lo hacemos con el único propósito de manifestar que mis modestas opiniones están basadas en el conocimiento, en cuanto que doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y en una dilata experiencia en el mundo universitario que, como todo sector, tiene sus virtudes, carencias y limitaciones. Conocimientos que generan sensibilidad por los esfuerzos, dificultades de acceso y proyección futura, de todos aquellos que han tenido o tienen la fortuna y el privilegio de haber pasado por las aulas universitarias.

Desde esas realidades, apelamos al artículo 128 de la Constitución Española donde se declara que “la riqueza del país, en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés general”. En explicación más detallada de este punto, viene a establecer que todos los bienes y recursos del país, sin importar si son de propiedad pública o privada, deben ser utilizados para el beneficio común de la sociedad.

En coherencia con ese mandato constitucional, como norma suprema de convivencia que democráticamente nos hemos dado, quien suscribe aboga por una universidad de calidad con inclusión social. Un espacio en el que las personas, los ciudadanos, de cualquier condición social, puedan desarrollar su capacidad de aprendizaje y formación sin barreras ni discriminación alguna. En este contexto, la inclusión social universitaria no solo fomenta el acceso a la educación superior, también conlleva el respeto a los derechos humanos, un compromiso con la justicia social y el fortalecimiento del talento del país, para un mejor desarrollo económico y social. La universidad y el acceso a la misma, es fundamental en cualquier sociedad avanzada que se precie.

Si bien es cierto que nos parece interesante que el tema universitario esté en la agenda política y en el debate público, ya lo hemos dicho, tenemos nuestras reservas sobre cómo hemos llegado a él y el porqué. Tampoco nos parece acertado el enfoque, el relato que predomina en una gran parte de los medios de comunicación, en algunos políticos y en un segmento de la sociedad, que plantean el debate como un enfrentamiento entre la universidad pública y la privada, cuando de lo que se trata, o se debería tratar, es de elevar el nivel de calidad universitaria en su conjunto, aunando esfuerzos.

Pensamos que, tanto el debate como el relato, se deberían enfocar y centrar en la búsqueda de la calidad universitaria y la satisfacción de su comunidad educativa e investigadora, a lo cual deben contribuir tanto la universidad pública como la privada. Todos deberíamos apostar por una universidad de calidad y sin discriminación, siendo conscientes de que todas las universidades no pueden alcanzar un alto rango, pero sí buscar y exigir un mínimo de calidad que sostenga el sistema universitario e investigador (porque sin investigación y ciencia no hay universidad) así como la formación adecuada del ciudadano para su propio desarrollo personal y del país.

En los múltiples contactos y conversaciones mantenidos, gestionado acuerdos y convenios con rectores de universidades públicas, de universidades privadas, y de universidades públicas que se gestionan como si fueran privadas, tanto en España como en países de Iberoamérica, he podido comprobar dónde están y cuáles son los intereses legítimos de cada institución universitaria. Intereses económicos legítimos de las universidades privadas que debieran encontrar sus límites en lo que es el interés general. Habría que evitar las ayudas con recurso públicos a los fondos buitre y otras grandes corporaciones especulativas. Perseguir el lucro en la salud y la educación es poco humano y menos ético. Hay otros sectores de la actividad económica más apropiados para esos menesteres.

Un conflicto de intereses, particulares frente al general, al cual han dado alas algunos gobiernos autonómicos y locales, asfixiando económicamente a las universidades públicas, provocando su deterioro y abocando a los estudiantes al pago de altas tasas universitarias privadas que solo algunos pueden pagar. Eso no garantiza ni la calidad universitaria ni la inclusión social. Tal y como vienen reclamando los rectores de las universidades, es necesaria una mayor inversión en las universidades públicas para asegurar las posibilidades de acceso a la universidad a todo el que lo desee y la calidad de las enseñanzas.

En todos los países donde impera la economía de mercado se da el conflicto de intereses, mas, en el caso de España, últimamente ha derivado, también, hacia un conflicto de competencias entre distintas administraciones públicas con intereses políticos partidistas, utilizando las instituciones, enfrentándose estas y sus respectivas legislaciones, estatal o autonómica, en función de las competencias transferidas.

Es preciso un entendimiento, poniendo en el centro la calidad universitaria en su conjunto y atender los requerimientos de la comunidad educativa: alumnos, profesores, personal administrativo, servicios, familias, así como el apoyo a la investigación.

Escuchemos el "Gaudeamus igitur", himno estudiantil de la Universidad - 8 versiones – Subtitulado en latín-español:

https://www.youtube.com/watch?v=pag3M9w4puk

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 30 de mayo de 2025

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