OPINI贸N
Actualizado 28/05/2025 07:55:37
Juan Antonio Mateos P茅rez

鈥淟o que realmente nos distingue como especie no es la inteligencia individual, sino nuestra capacidad de creer colectivamente en ficciones compartidas como religiones, naciones o derechos humanos.鈥

YUVAL NOAH HARARI

鈥淪i la libertad es solo un autoenga帽o biol贸gico, como sostiene Harari, entonces apelar a la responsabilidad 茅tica carece de sentido y se vuelve contradictorio.鈥

CARLOS BEORLEGUI

Yuval Noah Harari es, sin duda, una de las figuras m谩s fascinantes y pol茅micas del pensamiento contempor谩neo. Historiador israel铆 formado en Oxford y profesor en la Universidad Hebrea de Jerusal茅n, ha revolucionado la divulgaci贸n hist贸rica con un estilo accesible, provocador y profundamente interdisciplinar. Su nombre resuena m谩s all谩 del 谩mbito acad茅mico, entre jefes de Estado, empresarios tecnol贸gicos, educadores y millones de lectores comunes que han encontrado en sus libros no solo una s铆ntesis audaz del pasado humano, sino tambi茅n una visi贸n inquietante del futuro. Obras como Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI han consagrado a Harari como una especie de nuevo or谩culo laico, capaz de tejer narrativas que van desde la biolog铆a evolutiva hasta la inteligencia artificial, desde la neurociencia hasta la filosof铆a pol铆tica.

El n煤cleo del pensamiento de Harari gira en torno a una tesis potente y, a la vez, inc贸moda: los seres humanos somos animales narradores. Nuestra supremac铆a sobre otras especies no se debe 煤nicamente a la fuerza f铆sica o a la inteligencia individual, sino a la capacidad de creer en ficciones compartidas. Las religiones, los derechos humanos, el dinero, las corporaciones o los Estados no existen en la naturaleza; son productos de la imaginaci贸n colectiva que nos permiten cooperar en masa. Esta idea ha calado profundamente porque explica, con una l贸gica casi brutal, por qu茅 sociedades enteras pueden organizarse, movilizarse y morir por conceptos que no pueden tocarse ni verificarse emp铆ricamente. El Homo sapiens, dice Harari, es un animal capaz de matar y morir por mitos.

Pero su pensamiento no se queda en la historia. En Homo Deus, Harari proyecta las consecuencias futuras del poder humano desatado. Hoy, dice, ya no luchamos contra el hambre, la peste o la guerra con la desesperaci贸n de anta帽o; hemos convertido esas desgracias en problemas t茅cnicos, en buena medida controlables. Ahora nos enfrentamos a desaf铆os completamente nuevos: la inmortalidad, la felicidad programada y la transformaci贸n del ser humano en una criatura postbiol贸gica. La idea de que podamos redise帽arnos gen茅ticamente, aumentar nuestras capacidades mentales con dispositivos tecnol贸gicos o incluso crear formas de vida no org谩nicas inaugura una nueva era donde la biolog铆a darwiniana ya no es el 煤nico marco evolutivo.

Este horizonte ha llevado a Harari a declarar que el humanismo est谩 en crisis. Aquella religi贸n moderna que consagraba la libertad, la dignidad y el libre albedr铆o del individuo comienza a tambalearse ante la irrupci贸n de algoritmos que nos conocen mejor que nosotros mismos. 驴Qu茅 sentido tiene hablar de libertad si nuestras decisiones pueden predecirse con base en datos biom茅tricos? 驴Qu茅 valor tiene la conciencia humana si una inteligencia artificial puede diagnosticar enfermedades, escribir novelas o componer m煤sica con mayor eficacia que nosotros? En este nuevo paradigma, la inteligencia puede separarse de la conciencia, y eso es lo verdaderamente revolucionario 鈥攜 aterrador.

No faltan, sin embargo, voces cr铆ticas. Fil贸sofos como Mario Arroyo o Carlos Beorlegui han cuestionado el andamiaje ideol贸gico de Harari. Le acusan de cientificismo, de reducir la complejidad de lo humano a meras reacciones bioqu铆micas y de construir un discurso que, aunque elegante, termina siendo oracular y contradictorio. Si el yo es una ilusi贸n, se preguntan, 驴qui茅n escribe sus libros? 驴Qui茅n toma decisiones 茅ticas? 驴Qui茅n se preocupa por el futuro de la humanidad? Para sus cr铆ticos, Harari plantea un horizonte determinista en el que el ser humano queda reducido a algoritmos, pero sin renunciar del todo a una apelaci贸n 茅tica, como si quisiera mantener un 煤ltimo resquicio de agencia moral en un mundo gobernado por datos.

Esta tensi贸n recorre toda su obra. Harari desmonta el mito del libre albedr铆o con argumentos derivados de la neurociencia y de los experimentos de Benjamin Libet, seg煤n los cuales nuestras decisiones se originan antes de que seamos conscientes de ellas. Pero, al mismo tiempo, advierte del peligro de entregar nuestra libertad a empresas tecnol贸gicas que podr铆an 鈥渉ackear鈥 nuestras mentes. 驴Podemos, entonces, luchar por una libertad que 茅l mismo declara inexistente? 驴No hay aqu铆 una ambig眉edad profunda entre la descripci贸n cient铆fica y la exhortaci贸n moral?

Otra cr铆tica frecuente es la falta de apertura de Harari hacia otras formas de conocimiento. Su rechazo de la espiritualidad, del alma, de la trascendencia o de cualquier forma de religiosidad parece obedecer m谩s a una postura ideol贸gica que a una evaluaci贸n filos贸fica rigurosa. Desde una 贸ptica espiritualista o metaf铆sica, su pensamiento resulta demasiado plano: todo lo que no puede ser medido, programado o modelado queda descartado como ilusi贸n colectiva. Su concepci贸n del ser humano 鈥攁unque brillante en su diagn贸stico hist贸rico鈥 parece, a fin de cuentas, incompleta. La conciencia no es solo c谩lculo, la libertad no es solo estad铆stica, y la dignidad no puede explicarse exclusivamente en t茅rminos evolutivos.

En contraste con la visi贸n reduccionista de Harari, que disuelve al ser humano en algoritmos y procesos bioqu铆micos, la filosof铆a de Xavier Zubiri ofrece una defensa radical de la dignidad humana desde una perspectiva profundamente realista e integradora. Para Zubiri, el ser humano no es simplemente un animal racional ni una m谩quina de procesar datos, sino una realidad abierta, capaz de intelecci贸n sentiente, es decir, de aprehender lo real con inteligencia y sensibilidad unidas. Esta estructura nos constituye como sujetos libres y responsables, enraizados en la realidad y no en ficciones vac铆as.

Frente al determinismo neurocient铆fico, Zubiri nos recuerda que la libertad no es una ilusi贸n, sino la manifestaci贸n m谩s honda de nuestra condici贸n personal: somos capaces de dar forma a nuestra vida, no por azar ni por programaci贸n, sino por un ejercicio de apropiaci贸n creativa de la realidad. En tiempos donde la t茅cnica amenaza con vaciar el sentido del ser humano, esta filosof铆a representa un acto de confianza en nuestra capacidad de verdad, de 茅tica y de trascendencia.

Harari representa, en suma, una encrucijada del pensamiento actual. Su obra es tan luminosa como inquietante, tan visionaria como limitada. Nos obliga a repensar qui茅nes somos, c贸mo hemos llegado hasta aqu铆 y hacia d贸nde podr铆amos ir. Pero tambi茅n nos desaf铆a a no rendirnos al encantamiento de sus narrativas. Porque si el futuro es, como 茅l dice, una posibilidad y no un destino, entonces todav铆a estamos a tiempo de decidir 鈥攃on libertad o sin ella鈥 qu茅 tipo de humanidad queremos ser. Y quiz谩, despu茅s de leer a Harari, el mayor gesto de libertad consista en imaginar otros futuros posibles, m谩s all谩 de los que predicen los algoritmos.

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