Asegura que llega una revolución que supondrá la pérdida de 92 millones de empleos en el mundo y la creación de 170 millones de nuevos trabajos
La vertiginosa evolución tecnológica actual está marcada por la inteligencia artificial (IA), una fuerza transformadora destinada a redefinir el panorama laboral, económico y social. En este contexto de cambio profundo, la Universidad de Salamanca se posiciona como un faro de investigación y reflexión, y es aquí donde la investigadora chilena Inés Farfán está dedicando sus esfuerzos a desentrañar el nexo entre la IA y el fomento de las competencias emprendedoras, un proyecto que busca tender puentes entre la innovación disruptiva y un humanismo anclado en sólidos principios éticos.
Inés Farfán, psicóloga de formación con una notable trayectoria en el desarrollo de habilidades directivas, ha cruzado el Atlántico para integrarse como investigadora en la prestigiosa Universidad de Salamanca. Su labor se enmarca dentro de la Cátedra de Emprendedores, vinculada a la Facultad de Psicología. Aquí, trabaja en un ambicioso proyecto de investigación centrado en el "desarrollo de competencias emprendedoras con inteligencia artificial".
Este proyecto, que comenzó en octubre de 2024 y se proyecta hasta finales de 2027, cuenta con la dirección del catedrático José Carlos Sánchez García, una figura clave en la facultad. El equipo busca explorar cómo la IA puede potenciar las capacidades de los emprendedores, preparándolos para un futuro que ya está llamando a la puerta.
La elección de Salamanca por parte de Farfán no fue casual. Su decisión de postular exclusivamente a esta universidad responde a una profunda conexión intelectual: "Yo tengo una vinculación especial con el pensamiento económico de la Escuela de Salamanca como línea intelectual", confiesa. Su intención es clara: "hacer el trabajo de desarrollo de competencias emprendedoras, pero a la luz de la mirada de la Escuela de Salamanca también como desde sus principios éticos". Esta búsqueda de un anclaje ético en la innovación es una constante en su discurso y en el enfoque de su investigación.
Lejos de ser una moda pasajera, la inteligencia artificial, según Farfán, está destinada a ser el epicentro de una revolución global. "Muchas veces hay personas que creen que la inteligencia artificial es una herramienta más, y ese es un pensamiento un tanto erróneo en el sentido de que la inteligencia artificial va a cambiar el mercado completo", advierte la investigadora. Este cambio afectará "el mundo de la educación, la manera de hacer las cosas, la empleabilidad, las competencias que se van a requerir para poder adaptarse al mundo tanto presente como futuro".
Las cifras que maneja son contundentes y reflejan la magnitud del fenómeno. Se estima que el mercado impulsado por la IA pasará de generar 270.000 millones de dólares en 2023 a la asombrosa cifra de 1,85 billones de dólares para el año 2030. "Gran parte de ese aumento de recursos va a ser generado por la inteligencia artificial", subraya Farfán. Esta proyección sitúa a la IA como un motor económico de primer orden.
En este escenario, el mundo del emprendimiento, tradicionalmente un gran generador de empleo, se encuentra en una encrucijada. La conexión entre el potencial innovador de los emprendedores y las capacidades exponenciales de la IA es, para Farfán, un "puente que se tiene que crear". La forma de trabajar cambiará radicalmente, y la adaptación será clave.
El informe "El Futuro del Empleo" del Foro Económico Mundial, citado por la investigadora, dibuja un panorama laboral en plena metamorfosis. "Se prevé que alrededor de 92 millones de empleos en el mundo, de aquí al 2030, se van a eliminar por completo", explica. Sin embargo, esta destrucción de empleo vendrá acompañada de una creación aún mayor: "Pero se van a crear 170 millones de nuevos puestos de trabajo, donde gran parte de eso va a ser a consecuencia de la inteligencia artificial". El balance, por tanto, es positivo, con un superávit neto de 78 millones de nuevos puestos de trabajo.
No obstante, estos nuevos roles exigirán un perfil profesional diferente. "Esa cantidad de nuevos empleos va a estar ligada directamente al desarrollo de habilidades digitales por un lado y por otro lado de competencias transversales", aclara Farfán. Entre estas últimas, destaca la resiliencia, el pensamiento crítico, la capacidad de interacción y la resolución de conflictos. La simbiosis entre competencias humanas y tecnológicas se vuelve, así, imprescindible.
La fascinación por el potencial de la IA no debe eclipsar, según Inés Farfán, la crucial dimensión ética. Su vinculación con los principios de la Escuela de Salamanca la lleva a enfatizar la necesidad de un debate profundo y multidisciplinar. En este sentido, considera fundamental "crear una conciencia respecto al enfoque ético que vamos a tener ante las problemáticas que puede traer la inteligencia artificial", sostiene.
Actualmente, observa que el mundo judicial está muy activo en este debate, pero considera que "el resto de las humanidades todavía está en proceso de asumir ese desafío". La IA se nutre de datos, y la calidad y los límites impuestos a estos datos son fundamentales. Para Farfán, el control no puede depender únicamente de mecanismos judiciales o punitivos; es necesario un paso previo: "Debería ser un paso previo al cómo nosotros comenzamos a desarrollar mecanismos éticos para que la inteligencia artificial siga estando al servicio del ser humano y no a la inversa, que es lo que más se teme".
Este enfoque preventivo y humanista es esencial para asegurar que el desarrollo tecnológico no comprometa los valores fundamentales y el bienestar social. La investigadora advierte sobre el riesgo de que regiones como Hispanoamérica queden rezagadas en esta revolución, dominada por potencias como Estados Unidos y China, lo que podría impactar negativamente sus economías y el desarrollo humano.
Ante este panorama de transformación, Inés Farfán ofrece recomendaciones claras tanto para emprendedores como para estudiantes. Para aquellos que piensan en iniciar un proyecto empresarial, el primer consejo es invertir en desarrollo personal, con especial énfasis en el pensamiento crítico y la visión estratégica del negocio. Sugiere familiarizarse con herramientas como el modelo PESTEL (Político, Económico, Social, Tecnológico, Ecológico y Legal) para comprender el entorno de inversión.
Además, subraya la ineludible necesidad de "desarrollar sus habilidades digitales sí o sí. O sea, hoy día ya no hay posibilidad de que se tenga éxito sin tener un manejo importante en temas de inteligencia artificial". En este sentido, destaca el trabajo de la Universidad de Salamanca, y en particular del profesor José Carlos Sánchez García, para transferir el conocimiento generado en la investigación a la acción empresarial de manera ágil.
A los estudiantes, les recuerda que, según el Foro Económico Mundial, "casi el 30% de las habilidades que se están aprendiendo hoy día en el mundo académico no van a ser útiles para lo que se necesita de cara al 2030". Esto impone un desafío a las instituciones educativas, pero también una "responsabilidad personal de hacerse cargo de la formación".
La investigadora les insta a desarrollar habilidades tecnológicas y a actualizarlas constantemente, pero siempre acompañándolas del cultivo de competencias humanas. "La IA nos va a superar prácticamente en todo, salvo en nuestra capacidad humana, que es algo que obviamente la IA jamás va a poder reemplazar", afirma con convicción. La empatía, el análisis y la resiliencia serán más valiosas que nunca.
El mensaje final de Inés Farfán es una llamada a la acción consciente y preparada. La revolución de la inteligencia artificial es inevitable, pero la forma en que la naveguemos dependerá de nuestra capacidad para integrar la innovación tecnológica con una sólida base humana y ética. La investigación que se lleva a cabo en Salamanca busca precisamente aportar luz a este camino, forjando emprendedores y profesionales listos no solo para adaptarse, sino para liderar en el nuevo paradigma que ya se vislumbra en el horizonte.