La jugadora catalana anunció ayer su retirada del deporte profesional tras 21 años de una laureada carrera
Silvia Domínguez anunció ayer por la tarde en el Pabellón Würzburg (al que a partir de ahora dará nombre) su retirada como jugadora profesional. En un momento muy emotivo, la jugadora catalana desveló que da por finalizada su carrera deportiva tras 21 temporadas en la élite mundial.
Apenas unas horas después de que se conociera su retirada, la propia Silvia Domínguez ha querido dirigirse a la afición y al mundo del baloncesto. Lo ha hecho con un vídeo cargado de simbolismo, alternando imágenes suyas en la soledad del Pabellón Würzburg, disfrutando de momentos junto a su hijo y reviviendo algunos de los instantes más brillantes de una carrera plagada de éxitos. El mensaje que encapsula su sentir es directo y profundo: "Para siempre agradecida, baloncesto".
La ya excapitana de Perfumerías Avenida comenzaba su mensaje con una sentida introducción: "Querido baloncesto. Hoy pongo fin a mi etapa como jugadora profesional", confesaba. Inmediatamente después, expresaba la amalgama de sentimientos que la embargaban en un momento tan trascendental: "Me invaden sensaciones como gratitud, felicidad, nostalgia, paz...".
Domínguez echaba la vista atrás para recordar sus inicios, marcados por la ilusión y el respaldo familiar. "Todo empezó cuando tenía 6 años en el patio del colegio", relataba. "Con el apoyo incondicional de mi familia pude convertir este juego en mi forma de vida". Un sueño que se materializó en una brillante carrera profesional de dos décadas.
"Durante veinte años he vibrado, llorado, disfrutado, celebrado... En definitiva, he vivido el baloncesto en todo su sentido", afirmaba la base catalana, resumiendo la intensidad de una trayectoria que la ha consolidado como una de las grandes figuras del baloncesto español.
Más allá de los títulos y los reconocimientos, Silvia Domínguez ha querido destacar el legado intangible que se lleva consigo. "Me quedo con lo invisible", aseguraba, "los abrazos, las miradas cómplices, el apoyo de la afición y ese silencio tan especial que siempre hay horas antes de empezar un partido". Esos momentos que, aunque no figuren en las estadísticas, construyen la verdadera esencia del deporte.
Con humildad y sorpresa por todo lo logrado, la jugadora admitía: "Jamás hubiera imaginado llegar donde he llegado". Su mensaje concluía con un agradecimiento sincero y universal: "Gracias por acompañarme en este camino. Gracias, baloncesto, por tanto". Unas palabras que cierran un capítulo dorado en la historia del baloncesto femenino español y, muy especialmente, en la de Perfumerías Avenida.