ALBA DE TORMES
Actualizado 21/05/2025 07:54:38
Roberto Jimenez

El purpurado reflexionó sobre la santidad, los padecimientos y el legado inmortal de la santa andariega durante la veneración de su cuerpo en Alba de Tormes.

El Cardenal Ricardo Blázquez presidió una solemne Eucaristía a las 12:30 horas del martes 20 de mayo. Su homilía no fue solo un acto litúrgico, sino un profundo y conmovedor viaje a través del legado, los padecimientos y la inquebrantable fe de Santa Teresa, extendiendo una sentida invitación a los fieles para encontrar en ella un modelo de vida cristiana y un consuelo en las tribulaciones.

El Cardenal Blázquez, cuya voz resonó con calidez en el templo ducal, inició su intervención agradeciendo la oportunidad de participar en tan significativa celebración. Desde el primer momento, centró la atención de los congregados en la figura de Santa Teresa, cuya vida y obra, a pesar de los siglos transcurridos, continúan interpelando y guiando. "Hemos dirigido particularmente en este tiempo nuestra mirada a Santa Teresa de Jesús", afirmó el purpurado, subrayando que "una mujer que ya, en su tiempo, emergió por muchas condiciones". La principal de estas condiciones, destacó, fue su deseo irrenunciable: "quiso ser enteramente de nuestro señor".

Esta íntima y transformadora relación con lo divino se manifiesta, según explicó el Cardenal, en la propia identidad que la santa asume y que Dios le refleja: "Ella se va a definir como Teresa de Jesús, y el mismo señor se identifica ante ella como Jesús de Teresa". Un vínculo de pertenencia mutua que define toda su existencia y su prolífica obra escrita, testimonio de su profunda vida espiritual.

Los espejos de Teresa: Hijas y Obras

Para ilustrar la perdurabilidad y el conocimiento del espíritu teresiano, el Cardenal Blázquez evocó la figura de Fray Luis de León. El célebre agustino y catedrático de la Universidad de Salamanca, responsable de la primera edición de muchas de sus obras, confesó no haber conocido en vida a Teresa de Jesús. Sin embargo, como recordó el Cardenal, Fray Luis afirmó haberla conocido "por 2 espejos fidelísimos de lo que Teresa de Jesús era: sus hijas y sus obras". Una poderosa metáfora que sigue vigente.

Esta imagen sirvió al Cardenal para lanzar una invitación pastoral a todos los presentes y, por extensión, a toda la Iglesia: "Yo pido al señor que sean una invitación a acercarnos también a estos 2 espejos". Una llamada a profundizar en el carisma y la vida de "la familia de las carmelitas y de los carmelitas", herederos directos de su reforma, y también a sumergirse en "sus obras, que ya causaron sus obras admiración en su tiempo". Tal fue su impacto literario y espiritual que incluso Miguel de Cervantes, cumbre de las letras hispanas, "era un enamorado de la forma como Teresa de Jesús escribía, había escrito", apostilló Blázquez.

Reliquias, Sufrimiento y la Mirada a la Muerte

La presencia física de los restos incorruptos de la santa en Alba de Tormes fue un elemento central y tangible en la homilía del Cardenal. "Los restos de Santa Teresa de Jesús, que tenemos aquí delante de nosotros", señaló con solemnidad, "también nos ayudan a trasladarnos a los últimos años, el último tiempo de su vida". Un tiempo marcado por la enfermedad y el presentimiento de la muerte, como ella misma llegó a la villa ducal, "enferma con la enfermedad de la muerte".

El purpurado hizo hincapié en cómo las investigaciones científicas más recientes sobre sus reliquias han arrojado nueva luz sobre "los sufrimientos y las penalidades, que en su cuerpo también venía padeciendo desde hacía, más o menos, tiempo". Estos padecimientos físicos, que se agudizan "a medida que vamos llegando a la meta temporal", y que en Teresa fueron significativos, "seguramente, antes eran, en gran medida, desconocidos por los biógrafos". En este sentido, "la investigación nos ayuda, en este sentido, a descubrir con mayor profundidad la trayectoria vital y también las limitaciones corporales de Santa Teresa", permitiendo una comprensión más humana y completa de su santidad.

Ante la inevitable realidad de la muerte, que Santa Teresa afrontó con plena conciencia de sus dolencias físicas, el Cardenal Ricardo Blázquez ofreció el perenne consuelo de la fe cristiana, citando el prefacio de difuntos: "si nos entristece la condición mortal, nos consuela el gozo de la inmortalidad". Esta esperanza trascendente fue el eje de su reflexión sobre el final de la vida terrenal.

La Lección Sublime ante las Dificultades

El Cardenal interpeló directamente a los fieles: "¿Por qué, queridos hermanos, ante los restos de nuestra santa santa de todos, Santa universal... no los plantamos tan bien nosotros con nuestras dificultades, con nuestros temores, con nuestra pesadumbre, con nuestros cansancios ante el señor?". La respuesta, implícita, es una llamada a la confianza y a la oración, "aprendiendo también de la madre Teresa esta lección sublime".

Para profundizar en esta enseñanza, recurrió a las palabras del apóstol San Pablo, quien también experimentó la tensión entre la fragilidad humana y la promesa divina. San Pablo, recordó Blázquez, era consciente de cómo la esperanza en la resurrección con Cristo tiene manifestaciones temporales que preferiríamos evitar. "Queremos ser, decía San Pablo, sobrevestidos y no desvestidos y despojados", una imagen que alude al anhelo de una transición a la vida eterna sin el trauma de la muerte física, "que nuestra morada fuera trasplantada directamente a la morada del cielo".

Santa Teresa, "una mujer de carne y hueso, con una extraordinaria sensibilidad", también "pasó por estos trances", pero siempre "sabiendo en quién reposaba su esperanza". Sus reliquias, testimonio de su paso por el mundo, deben ayudarnos, según el Cardenal, "a encajar el sentido del término de la vida, de esa especie como de despojo".

"Vuestra Soy": La Entrega Total como Camino

El punto culminante de la homilía del Cardenal Blázquez llegó al compartir la que considera "una lección sublime de Santa Teresa" que le acompaña constantemente. Se trata de los conocidos y profundos versos de la santa dirigidos al Señor: "Vuestra soy, para vos nací. ¿Qué mandáis hacer de mí?". Una declaración de pertenencia y disponibilidad que resume su espiritualidad.

Desglosando los versos teresianos, el Cardenal profundizó en su significado: "Vuestra soy, porque me criasteis. El don de la vida lo hemos recibido de dios. No lo instrumentalicemos". Continuó: "Vuestra, por el que me criasteis. Vuestra, pues me redimisteis", haciendo alusión al sacrificio de Cristo en la cruz, tan presente en la iconografía y los escritos de la santa. Finalmente, "Vuestra, pues, que me dirigisteis. Vuestra, pues, me llamasteis", recordando la llamada universal al bautismo y a una vida en Dios.

Como cierre de su profunda meditación, el Cardenal Ricardo Blázquez reiteró su deseo de que estas celebraciones en honor a Santa Teresa de Jesús "sean una llamada a aprender esta lección" de entrega y confianza. Invitó a todos a acercarse a "sus hijas", la familia carmelita, y a "sus obras", fuentes inagotables de sabiduría espiritual.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Alba de Tormes
  3. >El cardenal Blázquez ante los restos de Santa Teresa: "Aprendamos su lección sublime de entrega a Dios"