En Salamanca, los primeros seis meses de 2024 (última fecha con datos actualizados) registraron 15 muertes por suicidios y lesiones autoinfligidas, una cifra alarmante si consideramos que en todo 2023 se produjeron 25 fallecimientos por esta causa
El suicidio continúa siendo una de las problemáticas de salud pública más graves y, a la vez, menos visibilizadas de nuestra sociedad. En Salamanca, los primeros seis meses de 2024 (última fecha con datos actualizados) registraron 15 muertes por suicidios y lesiones autoinfligidas, una cifra alarmante si consideramos que en todo 2023 se produjeron 25 fallecimientos por esta causa, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La gravedad de la situación se acentúa al contrastar estos datos con los recogidos por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Salamanca, Palencia y Valladolid (IMLCF), cuya memoria de 2023 eleva ligeramente la cifra a 27 suicidios en la provincia salmantina durante ese año. Esta discrepancia, aunque pequeña, refleja la complejidad en la recopilación y clasificación de estos datos tan sensibles.
Si la tendencia observada en el primer semestre de 2024 se mantiene, Salamanca podría enfrentarse a un incremento significativo en las tasas de suicidio respecto al año anterior.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta realidad es el incremento de conductas suicidas entre la población más joven. Un reciente estudio publicado en febrero de 2025, realizado por investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), la Universidad de Salamanca (USAL) y el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), ha puesto de manifiesto un dato estremecedor: la cantidad de menores atendidos por pensamientos suicidas se ha cuadruplicad entre 2019 y 2022.
Los investigadores del estudio salmantino apuntan a varios factores que podrían estar relacionados con este preocupante incremento. El uso intensivo de redes sociales y el acceso a información potencialmente perjudicial figuran entre las principales hipótesis que manejan los expertos.
Ana Maciá-Casas, psiquiatra y coautora del estudio, ha señalado que la situación no ha mostrado signos de mejora y que se requiere más investigación para comprender en
profundidad las causas de esta tendencia. Sus declaraciones subrayan la necesidad de abordar este problema desde múltiples perspectivas, incluyendo el ámbito familiar, educativo y sanitario.
Actualmente, el IBSAL está desarrollando dos nuevos estudios complementarios: uno centrado en el uso de psicofármacos en la población juvenil y otro que analiza cómo los sistemas de salud se están adaptando a estos desafíos emergentes.
A nivel nacional, los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en 2022 se registraron 4.097 suicidios en España, confirmando una tendencia al alza que se viene observando desde hace varios años. La tasa de suicidio por cada 100.000 habitantes ha aumentado constantemente desde 2018, pasando de 7,57 a 8,84 en 2022.
En cuanto a la depresión, las estadísticas oficiales indican que el 5,3% de la población española manifestó haber padecido este trastorno en el último año, con una marcada diferencia por género: 7,2% en mujeres frente al 3,2% en hombres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. En España, el 34% de la población presenta algún problema de salud mental, siendo especialmente preocupante la situación entre los mayores de 85 años, grupo en el que la prevalencia supera el 50%.
Un dato significativo es que España ocupa el segundo lugar en la Unión Europea en cuanto al consumo de ansiolíticos recetados, según datos de 2021, lo que plantea interrogantes sobre los modelos de atención a la salud mental y las estrategias terapéuticas predominantes en el sistema sanitario español.
Este elevado consumo de psicofármacos, junto con el aumento de casos de depresión y ansiedad, refleja la necesidad de replantear las políticas de salud mental y los recursos destinados a la prevención y tratamiento de estos trastornos.
Los investigadores salmantinos han destacado un dato especialmente alarmante: el suicidio constituye actualmente la principal causa de muerte entre los jóvenes en España. Esta realidad, que contrasta con la escasa atención mediática y política que recibe el problema, refuerza la urgencia de establecer una estrategia nacional contra el suicidio.
Los expertos coinciden en que la prevención del suicidio debe abordarse como una prioridad de salud pública, con recursos suficientes y un enfoque multidisciplinar que incluya tanto la detección temprana de factores de riesgo como la intervención rápida en situaciones de crisis.