¿Recuerdan aquella campaña de IKEA en 2006 cuyo lema era “Bienvenido a la República independiente de tu casa”? Pues creo que algo parecido podría ser el lema que, para la próxima campaña, propusiera a la Señora Presidenta de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel Rodríguez, el Director de su Gabinete: Bienvenidos a la República Independiente de Madrid.
Ikea Ibérica puso en marcha por aquellos años sus nuevos intereses de posicionarse en nuestro país tras un importante trabajo de investigación social que confirmó el hecho de que para los españoles y españolas su hogar es lo más importante de la vida. Su intención fue demonstrar a los consumidores que era expertos en ofrecer soluciones para todos. Ignoro si la Presidenta ha realizado algún trabajo de investigación, pero presume de conocer todos los deseos de los madrileños y madrileñas, incluso de todos los españoles y españolas.
Así lo quiso poner de manifiesto cuando en los actos de conmemorativos del 2 de mayo, envuelta en los colores de la bandera española, con la ausencia de representantes del Gobierno (a los que no invito porque ella se basta y sobra sola para la ocasión) pero ante los Voluntarios, los agentes forestales, el cuerpo de bomberos, las policías locales, los trabajadores del Canal de Isabel II y frente al público en general, arengo con pasión a todos los presentes con soflamas como: “No podemos acostumbrarnos al desastre, ni al sectarismo, ni a la mentira”; “Madrid, unida y alegre, volverá a celebrar a sus héroes con su Ejército”; “Lo que pasa en Madrid resuena en toda España, en Hispanoamérica y en el mundo”. Añoranzas del Imperio de Carlos I y Felipe II
Ayuso quiso así escenificar su feroz enfrentamiento con los dirigentes nacionales, con toda la oposición, con los separatistas y demás colectivos que no son de su agrado. Se refirió a la pandemia, pero ni una palabra sobre los fallecidos en las Residencia. Hablo de Filomena, pero sin citar el hecho de que se vio obligada a solicitar la intervención de la UME y también al apagón de que por supuesto culpable el Gobierno de la Nación. Pero, ninguna mención a lo sucedido en Valencia que nos afectó a todos los españoles incluso a muchos madrileños ¿no era el momento? Una pena que, aunque tampoco estaba invitado y desobedeciendo sus órdenes, se presentara el Dios de las Tormentas con sus lluvias y sus truenos que deslucieron algo el acto.
Habló mucho de alegría, de libertad de unidad, de la sociedad española, de la Nación española, del Ejército español; tanto que en algunos comentarios que corrieron por las redes pudimos leer Soy madrileño, pero te necesitamos al frente de España; Precioso discurso de la futura presidenta de España, Bien que podías presidir este país[1] Tal vez su intima aspiración fuera que el 2 de mayo de 2025 el pueblo de Madrid se levantara contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Su discurso fue una singular apoteosis de la españolidad.
Porque para Ayuso fuera de Madrid todo es caos, corrupción, desastres y sectarismo, pero allí reina la armonía y el heroísmo por ella está ella defender su pequeño reducto autonómico frente a las fuerzas opresoras que la rodean por todas partes. Y al igual que la aldea gala de Axteris y Obelix defendía unida su libertad contra los romanos invasores, ella lo hará ante quien pretenda recortarla o privar a los madrileños y las madrilelñas de poder tomar una “cañita” en alguna terraza cuando le dé la gana.
No cabe duda, al menos yo no la tengo desde hace mucho tiempo, que el anhelo íntimo de Ayuso está situado mucho más allá de las fronteras de la “aldea comunitaria” que preside, anhelo que comparten muchos de sus “aldeanos”. En sus intervenciones públicas, que sus asesores procuran sean muchas y variadas, sus enfrentamientos son siempre a nivel nacional, incluso antes de que lo haga el presidente de su partido. Veremos.
Los clásicos no advierten. Francisco de Quevedo decía que “La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió”. Y el diplomático de profesión, pero también escritor político, crítico literario, poeta, filósofo y jurista murciano del siglo XVII, Diego de Saavedra Fajardo, señalaba “Más reinos derribó la soberbia que la espada, más príncipes se perdieron por sí mismos que por otros.”
Podría llegar el día que en las grandes vías de entrada a la capital del reino pudiéramos ver enormes alfombrillas con el lema Bienvenidos a la República Independiente de Madrid. Por su puesto fabricados en China e importados por algún comisionista.