OPINIóN
Actualizado 25/04/2025 10:06:23
Manuel Rodríguez Fraile

Muertes todos los días en Ucrania por las ansias expansionistas de un aspirante a restaurar el Imperio de los Zares; genocidio impune del pueblo palestino a manos del Gobierno israelí; un loco e inepto está al frente del país más poderoso del mundo; catástrofe humanitaria en Sudán y la República del Congo; deportaciones masivas de inmigrantes; asenso de políticas totalitarias; violencia de género; racismo; xenofobia … y así podríamos continuar. Es nuestro paisaje cotidiano, situaciones muy actuales provocadas por los que nos hemos auto titulamos “humanos”.

Escenarios como estos se han dado a lo largo de toda nuestras Historia y creo que debió de ser el repasarlos lo que llevó a Friedrich Nietzsche a titular su obra como "Humano, demasiado humano", publicada en entre 1876 y 1879. Un libro para pensadores libres.

En psicología se utiliza generalmente el término “persona” ya que este incluye con mayor precisión los aspectos psíquicos y emocionales que sumados a los físicos, determinados por la herencia genética y con los que interactúan de forma permanente, hacen a cada ser humano singular y único en su forma de actuar y sentir.

Freud estableció 3 niveles de conciencia cada cual más profundos y en el sustrato de todos ellos sitúo el inconsciente. En él, según el médico neurólogo austriaco, padre del psicoanálisis, se ocultan y reprimen nuestras pasiones más peligrosas y repulsivas, nuestros deseos más censurables e inconfesables que los otros dos niveles deben intentar controlar.

Las tesis de Freud pusieron fin a la creencia de siglos en que los seres humanos actuaban de forma racional y eso los hacía superiores. Pero, si no es la razón la que nos ha humanizado la pegunta sigue siendo ¿qué es lo que nos hace humanos? Dado que no se pueden sostener que sea nuestra capacidad de razonar la autora de nuestra evolución.

En la actualidad la tecnología está poniendo en cuestión también nuestra supuesta y exclusiva racionalidad. Los sistemas de Inteligencia Artificial pueden acceder al mundo exterior, al igual que nosotros, a través de sensores capaces de captar imágenes, sonidos, olores y colores. Y también disponen de un “mundo interior” ya que poseen un lenguaje, tienen memoria, cierta creatividad y son capaces de aprender de los procesos que realizan ¿son racionales, aunque no sean humanos? ¿son inteligentes? Lo cierto es que, al menos de momento, carecen de mundo emotivo pues no tienen sentimientos, no pueden experimentar dolor, alegría, miedo o envidia. Además, aunque sean capaces de traducir un texto, de comprender una pregunta o mantener una conversación, no pueden fascinarse con una poesía, estremecerse de miedo, llorar con una película o enamorarse. Las Inteligencias Artificiales carecen de inconsciente. Pero, todo se andará

¿Será entonces lo emotivo, lo inconsciente lo que nos hace humanos? Si en él se alojan nuestros más perversos deseos, nuestras más repulsivas aspiraciones, todo eso que nos lleva a cometer atrocidades inimaginables, tal vez el loco de Nietzsche tenga razón y el hecho de que seamos Humanos, Demasiado Humanos es lo que nos distingue y por tanto sea nuestra irracionalidad y no nuestra razón lo que nos diferencia de cualquier otro ser vivo y de cualquier otra máquina.

Sería bueno recordar en estos tiempos las palabras del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht “Sobre todo examinen lo habitual. No acepten sin discusión las costumbres heredadas. Ante los hechos cotidianos, por favor, no digan: Es natural. En una época de confusión organizada, de desorden decretado, de arbitrariedad planificada y de humanidad deshumanizada... Nunca digan: Es natural, para que todo pueda ser cambiado.” Amén.

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