Se trata de una obra epistolar irreverente y brillante, que será presentada junto al periodista y crítico literario Fernando Díaz San Miguel
Hay novelas que, antes de leerlas, solo con saber qué editorial las publica y qué persona las presenta se definen solas. Y es así Detente bala, para quienes no conocemos al traductor del francés, narrador, profesor y muchas otras cosas más Robert Juan-Cantavella, una apuesta segura. Lo es porque viene de la mano de una editorial solvente y original como es Candaya, y también, porque la presenta en la Librería Letras Corsarias –otro valor añadido, por supuesto- un autor heterodoxo y curtido en las lides del diseño gráfico como Fernando Díaz San Miguel. Con estos mimbres es imposible que defraude la obra, pero si decimos que se trata de un ejercicio metaliterario a medio camino del plagio, la novela epistolar propia de un maníaco de la letra y un impresionante ejemplo de asimilación cultural y social de la España que nos circunda, pues estamos ante un título imprescindible.
Plena de referencias, casi cervantina en su deseo de sátira, de absurdo total y descolocado Detente bala se sitúa en un psiquiátrico y se compone de las cartas enloquecidas que un extraño “actor de novelas” escribe a autores muy diversos. Toda una declaración de intenciones que nos visita precisamente tras la Feria del Libro que festeja a un Cervantes en plan Álvaro Pombo reivindicando al Licenciado Vidriera y al humor en todas las ocasiones. Si a la narrativa actual le sobra realismo y pompa y circunstancia, a Juan-Cantavella no le falta ocasión para preguntarse adónde nos puede arrastrar la ficción en medio de una locura de cultura pop y mescolanza genérica que, incluso, estamos en la época, nos remite a lo noir porque reconozcámoslo, no leemos más que noir últimamente.
Tiene este autor de autores que traduce a Rabelais ganas de juerga literaria gigante en esta su sexta novela. El cuasi-monólogo enloquecido de su personaje mezcla la ficción de autores muy especiales –Melville, Gogol, Stevenson… así como la de dos cineastas- con la realidad vivida en Toledo o Barcelona, una realidad que aborda en su terapia el desquiciado protagonista enredado en esas misivas dirigidas quizás a la Literatura con mayúsculas, a la ficción que nadie sabe adónde nos lleva. Y todo con sorpresa final. De ahí que quizás nos recuerde en cierto modo la prosa de su presentador, también curtido en un diálogo con la sociedad de su tiempo y el valor de la cultura entendida como alta literatura o cultura pop, esa disyuntiva que, en ambos, parece no existir.
Un diálogo entre ambos que será todo un acontecimiento más allá del juego literario que se establece entre las páginas de Detente bala, una de las más apasionantes y sorprendentes obras que no dejan indiferente a un lector empujado a los extremos de la ficción y que se siente, después de la lectura, sorprendido por el valor de lo que nos hace lectores: precisamente eso, la sorpresa. No se lo pierdan. La cita será este viernes 25 de abril a las 19:00 horas en la Librería Letras Corsarias.
Charo Alonso.
Fotografía del autor Isidre Estévez.