Otra vez se vuelve sobre el lamentable giro del autobús urbano en la Calle de San Pablo, amenazando al edificio municipal de la Torre de los Anaya, además de los transeúntes. Tras años queda patente que, cuando menos, resulta problemático el viraje a la izquierda de vehículos de 12 metros de largo. Sorprende apenas llame la atención la difícil, momentánea ciertamente, accesibilidad. Desconozco si aparecerá alguna vez en un Plan municipal de Seguridad Vial su peligrosidad, en una calle más apropiada para el paseo sosegado.
La línea blanca, ¿volverá?, se sustituye por un adoquinado, cuya percepción y significado será dificultosa. Curiosamente no recuerdo sufrimiento de las losas concernidas, volviendo más confuso el cambio de pavimento. No sería raro topar en unos meses con alguna nueva quimera intentando ese imposible. Desde luego tenacidad a nuestros populares municipales, y técnicos, en el empecinamiento por mantenerlo no se les puede discutir. Obviando otras posibilidades más “radicales” y provechosas.
El documento inicial del vetusto Plan de Movilidad vigente, reflejo del anterior, proponía cambios en la Gran Vía. Recordemos que el apellido Sostenible del Plan persigue reducir el uso del vehículo privado en la ciudad, recogido en la introducción del documento visitable en la web Consistorial. Planteaba soluciones retirando ese espacio público de la red viaria principal, como consagrarlo al transporte público (y la bici). Resuelve el paso alternativo por Arroyo de Santo Domingo con semáforos, aparte de las oportunidades de la era digital. Desaparecieron en el documento final.
Hace unos años hablamos de la historia de la Gran Vía, tras un “atropello” al dominico Puente del Arroyo de Santo Domingo. Incluía un plano de 1964 con una propuesta de enlace con el entorno del Puente de Enrique Esteban, al que siempre ha estado tan vinculado en la distancia. Obviamente, y por fortuna nunca pasó del papel. Sin embargo, la exagerada presión del vehículo privado obliga a pensar en la eficacia del transporte público. Todas las soluciones, la actual, bajo el puente o la Calle del Rosario son difíciles.
Ese paso no es la solución ideal, sólo la menos mala. De todas formas el puente necesita imperiosamente una profunda restauración, evitar filtraciones y vibraciones.
Alejar el transporte público del centro de la ciudad, afortunadamente todavía foco de atracción, no es buena idea. Por desgracia no se ha considerado alguna línea interior de pequeños vehículos, sugerida aquí alguna vez. Aprovechar la Gran Vía, eliminado la molestia de vehículos innecesarios, parece lo más sensato. Solo falta solventar de forma razonable la complicada comunicación con el sur, en cualquier caso mejorando lo actual. A cambio se podrían peatonalizar las muy atractivas calles de San Pablo y Rosario, además de reducir el tráfico a solo el 20%.
Coincidiendo, se colocan en algunas paradas un nuevo modelo de pantalla informativa. Mas reducida, pero apuntando posibilidades. Desconozco si es fruto de algún consenso con alguna entidad ciudadana como de mayores, sería muy deseable recorrer con frecuencia ese camino al tomar decisiones afectando a tanta gente diversa. Para su funcionamiento es preciso pulsar un botón, y al parecer habla en castellano e inglés. Esto último sugerido en el pasado, aumentando la información en las paradas.
Cuando funcionen veremos su eficacia. Lo del pulsador no parece buen procedimiento, y por lo poco visto el tamaño de texto y esquemas dificulte a algunas personas. Sería más útil buscar o diseñar un modelo de parada más integrado, al estilo tranvía, sin pantalla separada salvo excepciones. Hay bastantes ejemplos por el mundo, solo falta buscar el más adecuado. Está muy bien buscar mejoras, como ese tipo de pantallas, pero no se olvide su utilidad pensando en quienes lo van a usar. No sea que al final la sencillez de las actuales termine siendo más útil.