Necesitamos exigir que los organismos internacionales, gobiernos y organizaciones de derechos humanos presionen para que esta ley sea revocada y se pongan en marcha programas de educación y conciencia para erradicar esta práctica.
Zoe Martínez Ramón
Defensora de los derechos humanos
Recientemente, el parlamento iraquí aprobó una enmienda a la Ley del Estado Civil sobre el matrimonio infantil que podría permitir contraer matrimonio con niñas de 9 años, generando indignación y preocupación a nivel mundial, ya que representa un ataque directo a los derechos fundamentales de la infancia y un gran retroceso en la lucha por la igualdad y la justicia. ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, todavía existan gobiernos que promuevan la esclavitud infantil bajo el disfraz de tradición?
A pesar de que la legislación establece que la edad mínima para el matrimonio son 18 años, se permite el matrimonio de niñas de 15 años si el juez las considera «físicamente maduras» y si además cuentan con el consentimiento de los padres. Con la nueva ley aprobada este 2025, se ha legalizado el matrimonio con niñas de 9 años. Esta práctica, motivada por la pobreza, la inestabilidad política y las normas culturales arraigadas, pone de manifiesto la vulneración del derecho a su infancia, su educación, su salud y el derecho a la igualdad y no discriminación. Según datos de UNICEF, al menos el 28 % de las mujeres en Irak se casaron antes de los 18 años y el 5 % antes de los 15 años. Esta situación se volvió más dura con el ascenso del ISIS, entre 2014 y 2017, cuando muchas niñas fueron obligadas a casarse con combatientes extremistas. Tras la caída del ISIS, Irak siguió lidiando con una crisis de desplazamiento. En las zonas rurales la tasa es más alta debido a las normas culturales.
Entre los argumentos a favor del matrimonio de niñas menores de edad, los religiosos chiíes y suníes recalcan la necesidad de resistir la «influencia de la cultura occidental» y recuperar la tradición musulmana. Han conseguido legalizar el matrimonio infantil a la tercera, ya que en 2014 y 2017 presentaron enmiendas con este propósito que fueron rechazadas. Según han denunciado miembros del Parlamento, la enmienda ha sido aprobada prácticamente sin votación, ya que varios parlamentarios abandonaron la sala antes de votar.
Esta medida no solo representa un retroceso en los derechos de la infancia, sino que también condena a miles de niñas a una vida de abuso, privación de derechos y sufrimiento, además de exponerlas a violencia doméstica, abuso sexual y problemas de salud debido a los embarazos tempranos. Estas niñas son obligadas a abandonar la escuela, por lo que no tendrán oportunidades de un futuro digno; los embarazos precoces tienen una alta tasa de mortalidad materna y problemas de desarrollo infantil; y por último, se mantiene el ciclo de pobreza en sus comunidades al dedicar toda su vida a la vida en el hogar y no acceder a la educación. Esta ley, basada en interpretaciones religiosas extremas, ignora completamente los derechos humanos y los tratados internacionales firmados por Irak, como la Convención de los Derechos del Niño. Con esta ley, miles de niñas perderán su infancia y serán forzadas a matrimonios desiguales y abusivos.
Necesitamos exigir que los organismos internacionales, gobiernos y organizaciones de derechos humanos presionen para que esta ley sea revocada. Es necesario que, por un lado, se anule esta ley y se refuercen las protecciones para las niñas; se establezcan los 18 años como edad mínima para el matrimonio; y se pongan en marcha programas de educación y conciencia para erradicar esta práctica que lo único que hace es perjudicar a las niñas.
Hay que exigir una revisión inmediata y es necesaria la presión internacional para frenar esta injusticia. No se puede aceptar que en pleno siglo XXI se promueva una ley que atenta contra el bienestar y el futuro de miles de niñas iraquíes. Si permitimos que esto pase sin consecuencias, estaremos dando el mensaje de que la vida de estas niñas no importa.
El matrimonio infantil es una forma de esclavitud moderna. Las niñas no son mercancía ni propiedad de nadie. Son el futuro de la sociedad y merecen vivir con dignidad, educación y oportunidades.
¡No más impunidad para los abusadores! ¡No más leyes que condenen a la infancia! El mundo debe reaccionar antes de que sea demasiado tarde.